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Celia Villalobos. Efe
Menos circo

Menos circo

El PP trata de presentar el asunto de las pensiones como si se tratara de una catástrofe inevitable que se nos echa encima

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Viernes, 19 de enero 2018

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Yo me quiero jubilar con 80 años. Tengo 68 y estoy divina de la muerte», dijo esta semana Celia Villalobos ante las cámaras con una jactancia a todas luces improcedente. Es decir, con su estilo habitual. Vamos a ver. En primer lugar, no se puede hablar así. Con esa displicencia de clase alta. Esta señora es diputada, es presidenta de la comisión del Pacto de Toledo y es portavoz de su partido. Y fue ministra. Debería tener más cuidado con el tono. Y debería ser consciente de la importancia del registro lingüístico, sobre todo en temas que suscitan tanta sensibilidad social como el de las pensiones. En según qué asuntos, frivolizar puede ser un error grave. Claro que también es posible que en este caso, como en tantos otros, la frivolidad sea deliberada. Al PP le gustan los portavoces dicharacheros, que meten chistes cuando tienen que hablar de asuntos trascendentales. Como si fuera una estrategia de marketing. Como si pensaran: vale, reaccionarán masivamente a la broma durante un par de días, pero al final todo el mundo se tragará el mensaje. Por otro lado, frases como la suya, vengo oyéndolas desde hace ya algunos años. «Yo no quiero jubilarme, ¿por qué me tienen que obligar?». «Yo estoy perfectamente». «Yo podría trabajar hasta los 75». «Estoy mejor que nunca», etc. He oído y sigo oyendo a alguna gente hablar así. Pero, qué casualidad: siempre se trata de personas con trabajos privilegiados (cómodos por un lado y prestigiosos y satisfactorios, por otro) y por supuesto, muy bien remunerados. Sueldo alto, prestigio social, cargo cómodo, halagos. ¿Quién querría jubilarse de eso? ¿Sobre todo si lo ha tenido siempre? ¿Cómo prescindir de repente de toda esa ‘amenidad’? Pero, ¿esa es la realidad común? ¿Esa gente puede servirnos de espejo en el que mirarnos los que tenemos un empleo normal y un sueldo más bien escaso? Celia Villalobos hace un gesto divertido: «Eh, mirad, yo estoy divina de la muerte, quiero trabajar hasta los 80», declara. Como dando a entender que ese podría ser un buen ejemplo a seguir. Como si ella, su estatus, su sueldazo, su tren de vida pudieran utilizarse como barra de medir o como criterio general para el resto. Y ahí es donde radica su indelicadeza y su ausencia total de sensibilidad. Porque se está dirigiendo a una mayoría social con contratos temporales, intermitentes, precarios y que justamente llegan a mil euros mensuales (si es que llegan). Y les dice que vayan pensando en contratar planes de pensiones con los bancos cuando ni siquiera saben si van a seguir trabajando el mes siguiente. El PP trata de presentar el asunto de las pensiones como si se tratara de una catástrofe inevitable que se nos echa encima, cuando lo cierto es que se trata de un asunto político que puede y debe solucionarse con más justicia y menos circo.

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