CAUTELA Y RIESGO
ENRIQUE PORTOCARRERO
Jueves, 14 de marzo 2019, 00:05
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ENRIQUE PORTOCARRERO
Jueves, 14 de marzo 2019, 00:05
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Vistas la programación, las cifras y los objetivos de la ABAO para su 68º temporada, no se puede por menos que reconocer el esfuerzo de sus organizadores por conciliar con suma prudencia los aspectos artísticos y los culturales, con los sociales y los financieros. En cuanto a lo primero, véase que la cautela de no programar ópera contemporánea o títulos de riesgo comercial pleno tampoco impide el seguir y casi culminar el 'Tutto Verdi' con el estreno por primera vez en Bilbao de 'Jerusalem', ni mucho menos seleccionar obras no del todo populares ('El holandés errante' o Anna Bolena').
Aún más, ese equilibrio entre la prudencia y el riesgo también se ve con claridad en la programación fuera de abono, algo evidente en la apuesta por un concierto de novedosa oferta, donde figuran dos obras de Rossini y cuatro voces. Naturalmente, de esa otra vocación divulgativa y social tan habitual en la ABAO -algo que refuerza su legitimidad a la hora de recibir fondos públicos- dan buena cuenta las actividades culturales y divulgativas para todo tipo de público y los programas sociales que llegan a muchos ciudadanos.
Francamente, no se puede hacer mucho más con un presupuesto cercano a los 7 millones de euros -compárese su exiguo tamaño con lo que reciben y hacen el Teatro Real, el Liceo o el Palau dels Arts-, cuyo éxito se visualiza tanto en las 47 funciones o en la amplia participación del público en las distintas actividades, como igualmente en la aportación que la ABAO realiza a la imagen y a la oferta cultural de Bilbao o a la atracción de visitantes foráneos.
Que el presupuesto de la temporada prevea un déficit cercano a los 400.000 euros es algo que al menos debería hacer reflexionar a los responsables públicos. Porque está muy bien lo de traer grandes eventos puntuales que cuestan dos y tres veces más de lo que se da a la ABAO como subvención anual, pero al mismo tiempo no se puede desatender y dejar de lado a las instituciones tractoras y a la oferta cultural que es tradicional, estable y fundamental para la ciudad.
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