Cambios fiscales
La fuga de contribuyentes por la competencia de otras comunidades con impuestos más bajos obliga a Euskadi a repensar su modelo tributario
EL CORREO
Lunes, 21 de octubre 2019, 01:32
Euskadi tiene pendiente un debate a fondo sobre su fiscalidad. Una reflexión que incluya no solo los tipos vigentes en cada impuesto y la suficiencia ... de los ingresos para financiar los servicios públicos. También el esfuerzo exigido a las distintas capas de la sociedad, las deducciones ya existentes y otras de eventual creación, las herramientas de lucha contra el fraude, el mantenimiento de determinados tributos o la creciente competencia entre comunidades en este terreno. El hecho de que el Parlamento vasco carezca de atribuciones en esta materia -corresponden a las instituciones forales- le ha privado de entrar en profundidad en un asunto de país que constituye un pilar básico del autogobierno.
La necesidad de introducir cambios de calado en la actual normativa ha sido asumida de forma implícita por las diputaciones de Bizkaia y Álava al plantear una posible rebaja del Impuesto de Sucesiones y Donaciones, en el primer caso, y la eliminación del de Patrimonio en el segundo. Ambas propuestas tienen un origen común: la fuga de contribuyentes con rentas altas y cuantiosos bienes a otras comunidades con una fiscalidad más favorable. Un grupo reducido en número, pero muy apetecible para Hacienda. Los movimientos de destacados responsables del PNV reflejan un reconocimiento de que Euskadi ha perdido competitividad en este ámbito y debe reaccionar para recuperarla.
Aparte de por la capitalidad y por el IRPF más bajo, Madrid es un potente foco de atracción para esos ciudadanos al contar con una exención del 99% en el impuesto que grava las herencias y las donaciones en vida, y haber suprimido el de Patrimonio, un tributo singular que solo existe en Francia dentro de la UE. Castilla yLeón -limítrofe con el País Vasco- y Andalucía, también gobernadas por el PP, acaban de adoptar esas mismas medidas, censuradas hasta ahora por los partidos que controlan las principales instituciones de Euskadi.
Se trata de una cuestión con una profunda carga ideológica, en la que el pragmatismo de adecuarse a la realidad del entorno choca con la impopularidad de beneficiar a las rentas altas y con eventuales efectos en la recaudación. Aunque pueda resultar oportuna, la aprobación de ventajas fiscales a esos contribuyentes será difícil de entender sin medidas en favor de los que tienen bajos ingresos y las clases medias. La tentación de subir otros impuestos para compensar tales actuaciones no puede ignorar la justicia social que ha de impregnar la fiscalidad y la conveniencia de reducir el gasto mediante la corrección de las duplicidades existentes entre las instituciones vascas.
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