El 'brexit' de nunca acabar
Análisis ·
Causa espanto que más de un 45% de los parlamentarios votaran a favor de una salida caótica y suicidaConcediéndonos la licencia de equiparar el debate parlamentario británico a las grandes pruebas ciclistas, podríamos calificar la semana recién transcurrida como de 'etapa reina' en ... el interminable 'Tour' del 'Brexit' británico.
Una etapa con tres puertos de primera categoría, uno de ellos, el segundo, de categoría especial. Los puertos se refieren, como es adivinable, a las sucesivas votaciones habidas en el Parlamento de Westminster: la primera referida a la propuesta de Theresa May acordada con la Unión Europea (martes 12) saldada con una sonora derrota; la segunda en relación a la posibilidad de un 'Brexit' sin acuerdo (miércoles 13), votación superada a los puntos, con matices; y la tercera, la eventual petición de una prórroga para la fecha prevista de salida del 29 de marzo (jueves 14).
La elevación del segundo puerto a la 'categoría especial' obedece al heroísmo patológico de la posición adoptada en la referida segunda votación. Se sometía a los parlamentarios la cuestión de asumir o no, en su caso, para el día 29 de marzo la eventualidad de un 'Brexit' no consensuado, esto es, caótico o 'duro'. Hemos visto al pelotón de sus señorías británicas retorcerse en su ascensión hacia una cima escarpada circundada por terraplenes sobrecogedores. Y así, aunque hayan rechazado mayoritariamente la decisión de una ruptura no consensuada ('no-deal'), el margen de cuatro votos se antoja tan exiguo, que al espectador imparcial aún le produce espanto pensar que más de un 45% de los representantes políticos del Reino Unido hayan votado en favor de una salida de la UE sin acuerdo, o sea, suicida.
Ahora, la nueva meta volante se sitúa en la votación del miércoles día 20. Lo que ya sabemos es que el Reino Unido pedirá una prórroga a la fecha teórica de salida del 29 de marzo, con independencia del resultado de las votaciones que tengan lugar ese día en la Cámara de los Comunes. Si se aprobase la propuesta presentada por la primera ministra, la extensión técnica llegaría hasta finales de junio para no interferir en las elecciones europeas. Si se rechaza por tercera vez, el retraso solicitado sería previsiblemente mayor. En todo caso, la fecha inicial para el 'Brexit' del 29 de marzo parece definitivamente descartada. La pisoteada autoridad moral de Theresa May se refuerza ligeramente después de que el Parlamento haya fracasado en su intento de adjudicarse la gestión directa del 'Brexit', aunque haya sido por un puñado de votos.
Al asentarse la polvareda de los debates en la Cámara, surgen dos interrogantes inmediatos: si los líderes europeos, de los que se requiere una posición unánime, darán su visto bueno a la petición británica y, en segundo lugar, la determinación del plazo de la prórroga. El bloque europeo, bajo la firme batuta de Michel Barnier ha hecho sus deberes y mantiene sus posiciones con la dignidad exigible. Por el contrario, el proceso de desanexión y salida y posterior ratificación parlamentaria se ha llevado penosamente por parte de los británicos. Enrique Feás lo resume en un tuit certero: «El Gobierno británico no había previsto el resultado del referéndum, ni el alcance de la cláusula 'backstop' irlandesa; tampoco había previsto el rechazo del acuerdo de salida, ni el dictamen Cox, ni la enmienda Spelman». Lo que aún maravilla es que esta carrera tenga una meta definida de llegada. No por querer una cosa, o por creer en ella e insistir hasta la saciedad en que sea verdad, puede uno convertir la fantasía en realidad. He ahí la gran lección que nos está dictando el penoso proceso del 'Brexit' británico. Aquel argumentario del voto 'leave' sobre un 'Brexit' rápido, apacible, sin daños económicos o políticos colaterales, beneficioso en todos los aspectos, se ha reducido a una retahíla de medias verdades o mentiras, con el correspondiente desencanto general.
Finalmente, puestos a ello, como predecir es gratis, la posibilidad de que la propuesta consensuada May-UE salga adelante el día 20 va ganando enteros, por mera reducción al absurdo. La prórroga larga no anticipa nada nuevo y solo agregaría más incertidumbre. No habría segundo referéndum y la moratoria se extendería solamente hasta finales de junio de este año. Salvo que la UE, esto es, alguno o varios de sus miembros, no concedan el aplazamiento solicitado.
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