Un avance escaso y tardío
En el País Vasco se sigue la política sobre el mecenazgo del Estado, olvidando el Concierto Económico
La fiscalidad del mecenazgo en el País Vasco es tan desincentivadora como lo es en el caso del trabajo, el ahorro, la inversión y el ... consumo. Debe de ser que aquí no interesan demasiado esos puntos de equilibrio, donde los impuestos no perjudican a la economía o donde la presión fiscal no ahoga a los contribuyentes. En el caso del mecenazgo, como en otros capítulos, no hay sino un seguidismo del tratamiento estatal que olvida la capacidad del Concierto o su sentido de instrumento fundamental para la política económica. Esto último tiene su fácil constatación en diversas realidades. Por ejemplo en una tardanza superior a los quince años para que la nueva norma foral mejorara este año en Bizkaia unos estímulos fiscales que ya se habían mejorado mucho antes en otros sitios.
La cultura en el País Vasco requiere necesariamente del mecenazgo privado, toda vez que sus presupuestos en el Ejecutivo de Vitoria y en las diputaciones no son sino 'marías' con escasa jerarquía en el conjunto del gasto público. Un mecenazgo privado que no se alienta fiscalmente como se debería, por mucho que ahora los responsables políticos se muestren ufanos por una leve mejoría en sus estímulos. Fíjense que tras muchos años de espera lo único que se ha logrado es que la deducción general en el IRPF pase del 20 al 30% y la vinculada a actividades prioritarias de mecenazgo del 30 al 45%, algo que ya era posible hace tiempo en el Estado, lo mismo que la deducción del 45% en el Impuesto de Sociedades por donativos realizados a actividades prioritarias de mecenazgo. Más aún, en el País Vasco se ha ignorado completamente la figura del micromecenazgo. Simplemente no existe, mientras que en el estado los primeros 150 euros donados tienen una deducción del 75% en la cuota íntegra del IRPF y en Navarra esa misma donación por igual cantidad alcanza el 80%. Mejorar la fiscalidad del mecenazgo sigue siendo una asignatura pendiente en el País Vasco, en fin, por mucho que los políticos saquen ahora pecho por un avance escaso y tardío.
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