Lo de las autonómicas
Crítica de televisión ·
En una época en que los canales y plataformas se multiplican asistimos a la agonía por la que discurren algunas emisoras autonómicas, asfixiadas por los ... problemas presupuestarios, por los desmanes políticos y por una identidad que ha quedado desdibujada. ¿Hacia dónde caminan estos canales? ¿Sigue habiendo hueco para ellos? Yo no tengo duda pero parece que las autoridades responsables de protegerlos y ponerlos en valor son de otra opinión a juzgar por sus decisiones. La función de servicio ciudadano con la que nacieron sigue vigente y su potencial de proximidad no lo han ocupado las nuevas ofertas audiovisuales, por más que la presidenta de Madrid tuviese la ocurrencia de comparar hace unos meses el ámbito de actuación de Netflix y el de TeleMadrid.
Esta última se enfrenta en los últimos meses al descrédito de unos políticos que la «acusan» de no rendirles pleitesía. «Yo no trabajo para el Gobierno, trabajo para la Administración», tuvo que recordar el director general a la portavoz de los populares. La polémica también se cierne en torno a Canal Sur, con los trabajadores en pie de guerra (lo estaban en tiempos del PSOE y continúan con el tripartito) por el control de los informativos. A esta circunstancia se une que los datos de audiencia cada vez son peores, lo cual constata la distancia con los espectadores. Esto es algo que sufre la valenciana À Punt desde que resurgió de las cenizas. Tanto que los mandamases que se van a poner ahora al frente se plantean recuperar el espíritu de Canal 9, con lo que se ha renegado (con razón) de ella. En medio de este aciago panorama llega Aragón TV y presenta una serie sobre Marianico el Corto que parece llamada a revolucionar la ficción nacional. ¿La moraleja? Solo hace falta tener un proyecto y creer en él.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión