Los aranceles

En un libro titulado 'Tiempo y espacio', confiesa Juan Ramón Jiménez que le hubiera gustado ser periodista porque le fascinaban los diarios. Llega a decir que su gusto hubiera sido ir publicando todo lo suyo en un rincón de un buen diario, entre la vida de cada día. Siempre veía su escritura como provisional y la contemplaba entre la muerte diaria del periódico como algo sucesivo hasta el final y pasadero en su provisionalidad. En una página nos enteramos de que hay agua en Marte y en la otra de que Pablo Casado le niega a Soraya Sáenz de Santamaría la cuota del 43% de los cargos del PP que reclamaba en función de los votos obtenidos en el congreso del partido. El líder popular ha dicho que quiere contar con todos, pero son incontables los que no quieren contar con él.

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A lo largo del Estrecho, que a mí me pilla frente a mi casa, se rescatan cada día muchas personas, y el Gobierno le echa la culpa de todo al Ejecutivo anterior y pide a Susana Díaz lo mismo que ella nos pide a nosotros: que se repartan los esfuerzos entre todas las comunidades autónomas. Lo que está claro es que a nadie le ha tocado unos tiempos fáciles para vivir, ya sea por unas cosas o por otras, que suelen ser las mismas. El banco más importante de la llamada zona euro se muestra contrario a la banca que ha diseñado el Gobierno. El objetivo del parón es darle tiempo al tiempo, porque el sobre parece que no paga los días. ¡Quién pudiera guardar uno, aunque fuese solo uno, para cuando no haya! Lo que más falta nos hace, al parecer, es corregir las equivocaciones del señor del pelo amarillo, que es el más influyente en Europa, aunque esté siempre de visita. Resolviendo aranceles y provocando otros.

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