Alumno al centro
Furgón de cola ·
Los nuevos currículos escolares vascos movilizan aprendizajes y buscan perfiles de salidaEl cambio en la ley educativa, o el cambio de la ley educativa misma, es entre nosotros un fenómeno recurrente y vistosísimo. Irrumpe, causa gran ... revuelo (¡el sistema nórdico!) y desaparece. En el fondo no le importa a nadie. Lo demuestra la programación de todas las televisiones del país, incluidas las públicas. Esta rutina nuestra es contraproducente, pero también cómica. Hubo que ver la semana pasada a la política española dramatizando por todo lo alto en defensa de la asignatura de Filosofía. La devoción por el logos, de pronto, era máxima. Entre la misma élite que supuestamente se pasa el día manejando elaboradas ideas y a cuyos miembros nunca les oímos citar con propiedad un libro o un autor, más allá de las sentencias frecuentemente ficticias que su equipo recolecta para las ocasiones especiales en alguna web de sabiduría y liderazgo.
Por supuesto, en el País Vasco todo es distinto. Aquí la educación es algo serio: el paso previo a la oposición pública. O sea, un largo camino para la obtención del perfil lingüístico adecuado. Por eso, ahora que parece que el Gobierno vasco quiere aumentar la exigencia de euskera para trabajar en la Administración y extenderla incluso a los asesores y las subcontratas, se echa más que nunca en falta una modalidad de Bachillerato que se llame directamente 'Funcionariado Autonómico y Libre Designación'. Entre las asignaturas obligatorias, Iniciación a la afiliación política, Biología de la lista electoral, Técnicas de sindicación clásica o Teoría etnográfica de la escala salarial.
Extrañamente, nada de esto se contempla en los nuevos currículos escolares que presentó ayer el Gobierno vasco. Habrá que esperar a los cambios del año próximo. A grandes rasgos, las novedades de este año implementan el trabajo por ámbitos en lugar de por áreas, amplían las materias optativas y persiguen que los alumnos tengan algo que se llama «perfil de salida» y tiene que ver con que el estudiante «movilice los aprendizajes adquiridos». El estudiante también podrá presentarse a Selectividad con un suspenso. La viceconsejera de Educación explicó ayer que el nuevo modelo «pone al alumno en el centro». Es un gran acierto: si está fuera del centro, es más difícil educarlo. Y a saber qué estará haciendo.
Política
Vieja basura
Tras la extinción política de Pablo Casado -ahora sí: donde quiera que esté-, de los cuatro líderes que concurrieron a las generales de abril de 2019 solo queda Pedro Sánchez. Aquellas elecciones fueron las primeras en las que todos los principales candidatos pertenecían a la generación crecida en democracia. Se interpretó como el triunfo indirecto de una de las exigencias del 15-M. Y los propios interesados se manejaban en términos adanistas, aludiendo con mayor o menor virulencia a la política anterior a su llegada a veces como «política basura», a veces como «la peor política» y a veces como «la vieja política». Que la anunciada renovación desembocase en un destrozo mayor, en una polarización sin salida, constituye un fracaso generacional que deberá estudiarse. De los líderes novísimos, Rivera pasó al sector privado y al rato ya le estaban despidiendo. Lo de Pablo Iglesias es aún peor: ha degenerado el pobre en columnista.
Adrià
Token y Ether
Vender el 'token' criptoartístico del chef en pequeño formato sobre «la genealogía de los inicios de lo gastronómico» a 0.1846 'Ether' virtuales. Ferran Adrià es un genio. Porque está vendiendo dibujos suyos de factura preescolar (la creatividad en cambio es cósmica) a 500 eurazos. Y no gasta el tío ni en papel: el cuadro va en una imagen digital. Pero la genialidad mayor es otra. Si releen la primera frase, se darán cuenta de que Adrià ha conseguido lo nunca visto: la descripción de sus propios actos suena ya como un complicadísimo plato de 'El Bulli'.
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