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Agua sucia en el oasis vasco

La verdad desnuda nos muestra que aquí, como en todo lugar, el poder también puede corromper. Lo ocurrido con el 'caso De Miguel' salpica al PNV, pero nigún partido queda libre de culpa

Jueves, 19 de diciembre 2019, 00:59

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Mucho se ha hablado del oasis vasco. Hemos interiorizado que somos el lugar de España (¡Perdónenme! Se me ha escapado, quería decir del «Estado») donde ... mejor sanidad tenemos, mejor educación, mejores prestaciones sociales, mejores pensiones, mejores instalaciones deportivas, mejores playas, mejor vino, mejor cultura, mejores carreteras, mejor gastronomía, mejor tejido asociativo, mejor movimiento cooperativista y… mejor clase política, pues aquí no se han dado nunca casos de corrupción. Se podría afirmar, y muchos de nuestros conciudadanos han crecido recreándose en este mito abonado por el discurso del «hecho diferencial», que, realmente, somos y vivimos en el lugar ideal. Tanto nos hemos autoadmirado, que la corrupción política parecía quedar tan sólo para el Partido Popular de Bárcenas o para el Partido Socialista de Andalucía y sus EREs, olvidando bajo un manto de amnesia el terrible pasado de corrupción ética y económica que supuso la actividad de ETA y de la fuerza política que la alentó.

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