Abuelos y nietos
Furgón de cola ·
Las quejas por el aplazamiento de los exámenes señala a la generación de 2002Tenemos un problema con las analogías. Entendemos, por ejemplo, que ante problemas excepcionales se requieren medidas excepcionales. Pero sin embargo demostramos que, cuando llegan los ... tiempos duros, hay que responder con sentimentalismo. ¿Lo notan? No encaja. Porque nada de lo que está pasando es cursi. Y ayer el mando de la Guardia Civil en el Comité Técnico del Gobierno le soltó al país algo sobre una gota en el océano y sobre el océano no siendo igual sin esa gota. ¿Cuándo se organizan aquí los consejos de guerra?
Del mismo modo, ahora nos ha dado por repetir que los ancianos que tan cruelmente están siendo golpeados por el maldito virus son «la generación que trajo la democracia». Y digo yo que, si tuvieron que traer la democracia, sería porque existían coetáneos suyos que a la democracia la tenían más bien retenida, vetada o alejada. Yo no sé nada de biología, pero me parece raro que el Covid-19 distinga a las personas de convicciones democráticas y las infecte solo a ellas. No se entiende, en fin, la necesidad de tanto adorno. Y comienza a ser molesta tanta pose de 'influencer', tanta dialéctica sentimental. Como si lo que está pasando no fuese lo bastante grave por sí solo: se está muriendo mucha gente. Y toda esa gente es importante, importantísima, precisamente por eso: por ser gente.
Que estos días también estemos descubriendo la existencia del odio generacional confirma que se nos dan muy mal las analogías. Si los españoles de ochenta años son los que nos trajeron la democracia, los españoles de dieciocho son los que nos enseñaron a manejar el 'tik tok' y las 'apps' de videollamadas múltiples. También tienen su mérito, quiero decir. Sin embargo, a la generación nacida en 2002 el coronavirus les ha aplazado los exámenes de acceso a la universidad y la sociedad los odia de pronto porque han expresado sus quejas en las redes, lamentando, entre otras cosas, que se han quedado sin «el verano de sus vidas». Debería existir un término medio entre la apología y la ejecución. Porque se les están diciendo a los muchachos cosas durísimas sobre su naturaleza y las lecciones tremendas que van a tener que aprender por las malas. A ellos, pobres, que hasta hace apenas quince días eran la generación mejor preparada de la historia.
REINO UNIDO
Mal en Balmoral
El Príncipe de Gales ha dado positivo por coronavirus y se ha recluido en Balmoral. Dan ganas de enviar un emisario con un mensaje de ánimo: «Nos aquí, también enclaustrados. Ojalá disponga de algún balconcito, milord. Da mucha vida. Recuerdos a la duquesa de Cornualles. Y a Falstaff». Cómo ha cambiado todo. Antes, en las crisis, el heredero al trono de Inglaterra tenía que ir a pegar espadazos a Shrewsbury. Ahora su deber es quedarse en casa. Ayer se chismorreaba que igual el Covid-19 les ha entrado a los Windsor por el flanco débil: el príncipe Harry. La semana pasada abrazaba a Lewis Hamilton y el piloto venía de estar en un sarao con Idris Elba y Sophie Trudeau, ambos positivos por Covid-19. La buena noticia es que lo he mirado y el príncipe Carlos estuvo hace poco en otro acto con Ron Wood, el guitarra de los Rolling Stones. El aporte antirretroviral debió de ser enorme. Basta con estar cerca de alguien que haya estado cerca del organismo más resistente de la Tierra: Keith Richards.
CIS
Datos y epidemia
Tienden últimamente los estudios del CIS a lo llamativo, pero el último, presentado ayer, adquiere un carácter directamente fantástico. Es el retrato de una sociedad que ya no existe. Y tiene explicación: el sondeo se realizó entre el 1 y el 13 de marzo, es decir, justo antes de que se decretase el estado de alarma y nos trasladásemos a esta nueva realidad de enclaustramiento y malas noticias. Como el debate vuelve al 8-M y alrededores, se está destacando que el 65,2% de los consultados por el CIS se mostraba favorable a que el Gobierno tomase «medidas urgentes» contra el coronavirus. No se detalla que el encuestador preguntó por las medidas urgentes «en un tema tan serio». Y, bueno, si al ciudadano le preguntas si el Gobierno debe tomar medidas urgentes sobre un tema serio, ya me contarás quién va a decir que no. Hay quizá otro dato en la encuesta del CIS que se diría más ajustado a lo que ocurría en nuestro pasado reciente y olvidado. Según el sondeo, el coronavirus ocupaba hace dos semanas el duodécimo puesto en la lista de los principales problemas del país. Por detrás de «los problemas de índole social» y la independencia de Cataluña.
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