Por la verdadera igualdad

Pero según todas esas personas, mayoritariamente hombres, el problema no es la violencia en cualquiera de sus formas contra la mujer, sino que Laura Bates no tiene sentido del humor. Cada vez que denuncia la cultura de la violación, el acoso callejero, la cosificación de las mujeres, la página 3 de algún diario británico –la de las modelos semidesnudas–, las agresiones en las universidades, los despidos por maternidad y los chistes de muy mal gusto sobre cada uno de estos asuntos, el problema es su visión de la realidad y no la realidad misma. No existe la discriminación, y si existe es porque es algo natural, chica.

Así que el día que esta licenciada en Lengua y Literatura Inglesa por Cambridge, cansada de que la agredieran por la calle, montó una web en la que denunciaba este tipo de actos y además invitaba a otras personas a hacerlo, no esperaba mucho tráfico… Pero enseguida obtuvo miles de testimonios que contradecían la idea de que el machismo es algo superado (en las sociedades occidentales, se entiende, que las otras ya se sabe que van muy retrasadas). En unos meses estaba dando entrevistas en los medios para hablar de este éxito de visibilización de lo que, extrañamente, parece que no se ve.

Comenzó a escribir en periódicos como 'The Guardian'. Un poco más tarde escribió un libro. Hoy, casi seis años después de poner en marcha el proyecto Everyday Sexism (Sexismo cotidiano), la página tiene sucursales en 25 países, presenta más de 150.000 historias diferentes –aunque muchas se parecen–, involucra a mujeres y hombres preocupados por la igualdad y es la base de todo tipo de actividades de concienciación en torno a un tema que no debería ser colateral, sino central en el desarrollo de las políticas contemporáneas.

Capitán Swing acaba de publicar la traducción de 'Sexismo cotidiano', un ensayo lleno de cifras pero sobre todo de letras que deja muy claro que la desigualdad no es cosa del pasado. Aquello que Laura Bates vive es común a muchas personas en todo el mundo y la web, que quiere luchar contra los prejuicios creando una comunidad concienciada, es solo un reflejo más. Su trabajo, que la ha convertido en los últimos años en la escritora feminista británica más conocida, le ha valido la medalla British Empire por su servicio a favor de la igualdad de género y el reconocimiento de alguna de las grandes revistas orientadas al público femenino (paradojas del mundo moderno).

Bates es, en teoría, hija de la igualdad, ya que nació a mediados de los ochenta en una de las potencias mundiales. Hija de profesora de francés y físico, nació en Oxford, estudió en Cambridge y en esa prestigiosa universidad estuvo trabajando un par de años. Después decidió ser actriz, y mientras hacía audiciones, cuidaba niños. Entonces fue consciente de dos cosas –o lo fue definitivamente–: del sexismo en el entorno laboral y de la presión existente sobre las niñas para ser simplemente cosas bonitas. Fue en esa época cuando el enésimo 'piropo' callejero la llevó a fundar el proyecto Sexismo Cotidiano.

Entre los logros de ese trabajo en equipo está haber conseguido que Facebook, la red social que no permite que se vean los pezones femeninos, dejara de considerar admisibles grupos y perfiles que con su contenido gráfico y sus textos «plasmaban y alentaban las violaciones y la violencia doméstica».