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Manuel Blanco, en el Auditorio Nacional. JOSÉ RAMÓN LADRA
«Siento cada día la tentación del jazz»

«Siento cada día la tentación del jazz»

Manuel Blanco. Trompetista. Quiere desarollar una carrera como solista y publica así su primer disco: ‘Fearless’

CÉSAR COCA

Sábado, 21 de octubre 2017

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Manuel Blanco (Ciudad Real, 1985) es una figura emergente con un instrumento, la trompeta, que en España tiene muy poca tradición de grandes intérpretes. Forma parte de la plantilla de la Orquesta Nacional (ONE) y quiere desarrollar una carrera como solista. Acaba de publica un disco titulado ‘Fearless’ (Audaz) donde ejerce ese papel de solista junto a su propia orquesta dirigida por Josep Pons (sello Decca).

– Es su primer álbum y contiene obras del barroco hasta hoy mismo, con toques de jazz y latino. ¿Es una tarjeta de presentación?

– Lo plantemos así con Josep Pons y el grupo Universal. La idea es que sea una declaración de intenciones sobre mi deseo de desarrollar una carrera como solista. Empezamos por Zimmermann, que compone el gran concierto del siglo XX para trompeta, el más temido, y luego Universal quería que incluyéramos a Haydn y Mozart, con los añadidos de Tomasi, en una obra que es casi una saeta, y Nathan, que recuerda el espiritual en el que se basa Zimmermann y hace un guiño a otros géneros.

– En el concierto de Haydn interpreta una versión poco conocida.

– Sí, porque casi todas las grabaciones que existen son a partir de copias de Maurice André. Acudí al manuscrito y lo que he visto en él es que en los tres movimientos quería hacer melodías, rompiendo así con la escuela del barroco. Sé que esta versión generará algo de polémica pero me parece que es la más pura.

– Solo le ha faltado el de Hummel.

– Ese irá en el segundo CD como solista... Quiero hacerlo con un punto más de madurez.

– En las fotos promocionales aparece una trompeta incandescente y su cara tiznada por el humo. ¿También hay un mensaje en eso?

– En Universal también se están reinventando y querían dar una imagen más joven, por eso decidimos hacer algo más impactante. La portada es representativa del concierto de Zimmermann.

– Desde hace mucho tiempo España cuenta con muy buenos pianistas y en época más reciente también con estupendos músicos de cuerda. ¿Qué ha pasado con la trompeta?

– Hubo uno estupendo, José María Ortí, que hizo conciertos como solista, pocos porque los programadores tienen miedo a las obras con trompeta. Traían a Maurice André cuando querían dar uno y ya está. Incluso hoy cuesta bastante que programen obras así aunque luego ves que la gente se entrega cuando escuchan un concierto. Un ejemplo sobre lo que sucede: el concierto de Zimmermann es de 1955 y en España lo estrené yo... en 2013.

– Quizá hay más trompetistas en las bandas que en las orquestas.

– Es cierto, y es algo que choca mucho. El promotor Alfonso Aijón me ha dicho alguna vez que mi trompeta suena como un violonchelo... Puede influir que muchos lo vean como un instrumento de banda, por tanto algo menos sutil.

– ¿Es posible vivir como solista de trompeta o eso solo lo pueden hacer cuatro o cinco intérpretes en todo el mundo?

– Pienso que es posible. Vamos a ver qué carrera puedo seguir.

– ¿Cuánto tiempo va a poder estar en la plantilla de la Orquesta Nacional y al tiempo dando conciertos como solista?

– Es algo que medito mucho. Ahora, gracias a Alcaraz (el gerente de la Nacional), dispongo de mucha libertad. La programación es dura pero tengo fechas libres y me puedo mover. Si aumentan mis compromisos para conciertos quizá me despalza´ría más hacia la enseñanza y dejaría la orquesta. Pero no lo sé. A mí me gusta mucho el sol, vivir en Madrid y estar en una orquesta en ascenso. He rechazado ofertas de grandes orquestas europeas por seguir viviendo aquí.

– ¿Qué le aporta estar en una orquesta?

– Te da una gran formación, y eso se nota en los solistas que no han pasado por ellas. Llevo once años, ha aprendido mucho y he tenido ocasión de tocar en obras en las que un solista no participa. Intervenir en una Sexta de Mahler, por ejemplo, supone una preparación excelente por intensidad y duración de la obra.

– Tampoco hay muchos grupos de cámara que incorporen la trompeta.

– No, el quinteto de metales está muerto. Me da pena pero la música ha ido evolucionando así. Hay grupos que funcionan más en plan de montar un ‘show’ y tocar música de cine o de otros géneros. En música de cámara solo quedan recitales con piano, con un muy poco explotado repertorio de los siglos XX y XXI.

– ¿No ha sentido la tentación del jazz? En este disco hay por lo menos algunas ráfagas.

– La tentación del jazz la siento cada día. La trompeta es el instrumento rey en el jazz y cuando voy de viaje la música que llevo para escuchar en las esperas es siempre esa. Mi referencia es Chet Baker. Hace un tiempo, en el Café Central me lanzaron un reto para tocar con Manuel Machado y otros.

– ¿Cuáles son sus próximos proyectos?

– Están relacionados con nuevos repertorios. El canadiense Samy Moussa me está escribiendo un concierto y también Marvin Camacho, quiero hacer alguna pieza de Mauricio Sotelo... Eso y adentrarme en otros instrumentos porque puedo tocar hasta una decena, como el fiscorno, que me apasiona, la trompeta pícolo, el cornetín, la trompeta barroca...

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