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Nerea Mujika y José Antonio Sistiaga, con el cartel. V.E.
El proceso biológico y la evolución de la materia

El proceso biológico y la evolución de la materia

Un fotograma pintado de José Antonio Sistiaga para el filme ‘Impresiones en la alta atmósfera’ es el cartel de la 52ª edición

EL CORREO

Sábado, 2 de diciembre 2017

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Aunque en sus inicios no fue así, hace años que la Azoka reúne y combina las diferentes disciplinas de la cultura vasca. Literatura y música, audiovisuales y artes escénicas, reflexión y evolución. Así que quién mejor para representar esa unión que el artista José Antonio Sistiaga, cuya trayectoria destaca por el uso cintas de celuloide como lienzo. Esa fusión de cine y pintura ha sido la elegida como imagen del cartel de la 52ª edición. Concretamente un fotograma de entre los más de 10.000 que coloreó para componer el montaje ‘Impresiones en la alta atmósfera’, un largometraje que dura siete minutos y que será proyectado en Irudienea el primer día la feria, el miércoles. A continuación podrá verse también otra película posterior, ‘Paisaje Inquietante-Nocturno’, de catorce minutos.

Sistiaga, quien reconoce sentirse «muy agradecido porque se hayan acordado» de su trabajo, desveló que el proceso de creación de la cinta duró nueve meses y que nunca supo a dónde le llevaría. «Quise que no fuera nada razonable, simplemente, al cabo de un tiempo, surgía una nueva estructura orgánica. Es un proceso biológico que evoluciona a medida que la materia cambia, en función del calor, del frío, del tipo de pintura. Es ella la que me da las pautas. Yo me centro en las variaciones y solo continuo. Se trata de un proceso en el que no hay ninguna palabra escrita».

«El proceso de creación duró nueve meses y nunca supe a dónde me llevaría»

Respeto al color

Aunque entre las dos películas apenas hay dos años de diferencia, Sistiaga asegura que son «muy distintas técnicamente». En la primera empleó material de 70 milímetros, pero cada imagen tiene 15 perforaciones en lugar de las 5 habituales. «Eso le da una dimensión enorme». La peculiaridad de la segunda radica en la cadencia de emisión. En lugar de proyectarse 24 imágenes por segundo como es habitual, cada dos segundos aparece el mismo fotograma, para después, a los 2,5 pasar a la siguiente. «Es muy lenta, pero era lo que necesitaba», señala el autor que formó parte del mítico grupo Gaur en los años sesenta, en el que también intervinieron Oteiza, Chillida y Basterretxea.

En este cine realizado sin cámara alguna, tampoco hay sonido por deseo expreso de su autor. «Corría el año 1958 y yo vivía en París. Fui a ver un cortometraje de Norman MacLaren. Por aquel entonces, no sabía que se podía pintar el celuloide. Viendo aquellas animaciones me di cuenta de que no me interesaba la dependencia que existía entre el sonido y el color. Por eso la ideé muda, por respeto al color», explica el artista donostiarra. El resultado es un estallido de colores intensos que quedan atrapados en imágenes abstractas. «Me dirijo a los sentidos, a la curiosidad, a las emociones de los espectadores», desvela Sistiaga ante la visión de sus películas experimentales.

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