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No es país para presidentes

No es país para presidentes

Hernández trata los magnicidos de Lincoln, Garfield, McKinley y los Kennedy

j. ernesto ayala-dip

Viernes, 27 de abril 2018

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'Magnicidio', el libro que presentamos del novelista y autor de libros de divulgación histórica, José Luis Hernández Garvi, hace mención a una de las prácticas (in)humanas más antigua que conoce la historia. En todas las épocas, en todos los continentes, en todos los regímenes, se han cometido magnicidios. Claro que hay magnicidios más notorios que otros, digamos más 'históricos'. El libro que hoy comento trata de magnicidios cometidos solo en Estados Unidos.

FICHA

  • Magnicidio Autor: José Luis Hernández Garvi. Divulgación. Ed: Luciérnaga. 464 págs. Precio: 19,95 euros

Son los siguientes: Lincoln, Garfield, McKinley, los dos hermanos Kennedy y los intentos fracasados de Ford y Reagan. Leamos los que nos dice el autor en su prólogo: «En ocasiones, la evidencia de los datos y la frialdad de las cifras resultan sobrecogedoras. Según fuentes del Brady Center to Prevent Gun Violence, se calcula que en Estados Unidos hay en la actualidad aproximadamente 283 millones de armas de fuego en manos de civiles, un arsenal más que suficiente para equipar con él a los ejércitos de varios países. Este centro, que actúa como uno más de los numerosos lobbys o grupos de presión que se mueven alrededor de la Administración norteamericana, realiza campañas activas para exigir a los políticos de su país la aprobación de leyes locales y federales que restrinjan la posesión de armas de fuego». Estos datos son compatibles con el hecho de que matar a un presidente en Estados Unidos sea relativamente fácil, logística aparte.

Pasando ahora al magnicidio propiamente dicho, creo que nadie podrá negarme que los más sonados fueran los de Lincoln y J. F. Kennedy. El del primero no lo vimos ni por televisión ni lo leímos en los diarios, pero está muy arraigado en nuestro imaginario histórico. Lincoln fue un luchador antiesclavista y su asesinato siempre quedará adherido a este asunto. Respeto a Kennedy, hay una generación, entre la que me cuento, que fue contemporánea a este suceso. La pregunta que uno le hace a un amigo de la misma edad, sea compatriota o de otro país, es ¿qué hacías tú el día que mataron a Kennedy? (Yo, por ejemplo, estaba en casa de un compañero de instituto haciendo unos deberes). El presidente norteamericano era muy carismático. De alguna manera, sentimos su muerte como si hubiera sido la de nuestro propio presidente.

El libro de José Luis Hernández Garvi es muy útil. Por la descripción de magnicidios americanos menos conocidos. Y por el tratamiento de todos los magnicidios, sobre todo el del asesinato de Kennedy, documentado y sin una pizca de sensacionalismo, aunque no descarta la teoría conspirativa.

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