Melodías de agosto

Pese a la abundancia de orquestas en Santander -hasta diez entre formaciones sinfónicas y barrocas- este año hay una coincidencia menor que el pasado. La del Festival de Budapest, dirigida por Ivan Fischer, dará dos conciertos en San Sebastián y uno en Santander, y solo repetirá una pieza: la Sinfonía Nº 4 de Mahler. La Orquesta de la NDR de Hamburgo pasa antes por Santander para repetir al día siguiente en la Quincena el mismo programa: el Adagio de la Sinfonía Nº 10 y una selección de lieder de 'Des Knaben Wúnderhorn' de Mahler y la Sinfonía Nº 2 de Brahms. La Filarmónica de Rotterdam, con Nézet-Séguin a la batuta, sigue la misma trayectoria, pero cambia parcialmente el programa, aunque mantiene en ambos el Concierto Nº 2 de Listz, con el pianista Yefim Bronfman.

L'Apothéose ofrecerá en el convento de Santa Teresa de San Sebastián, la localidad cántabra de Escalante y el Santuario de la Bien Aparecida un bello recital titulado 'Música para una joven reina', en coincidencia con el 330 aniversario del nacimiento de Mª Luisa Gabriela de Saboya, que fue reina de España con solo 13 años. También repetirán el cuarteto Ímpetus ('Los conciertos reales' de Couperin) y La Guirlande ('Haydn en Londres').

Las hermanas Labèque, por el contrario, cambian radicalmente de registro. En el Palacio de Festivales estarán acompañadas de percusión para tocar obras de Glass y Bernstein. En el Kursaal, ponen en escena 'Amoria', un programa que cuenta con la colaboración de Carlos Mena y que es un homenaje a la música vasca. El propio Mena estará también en el Santuario de la Bien Aparecida y Noja, junto a la Orquesta Barroca de Sevilla en un concierto íntegramente dedicado a Vivaldi. El organista Juan de la Rubia hará dos programas sin nada en común. Y la violinista Lina Tur Bonet, en fin, interpretará con Enrico Onofri los '44 dúos para dos violines' en Herrera de Ibio y se pasará a la música de claro aroma español en San Telmo, acompañada por la pianista Judith Jáuregui, con la que ya actuó en Bilbao en el pasado Musika-Música. Hasta aquí las coincidencias.

La Quincena ha programado un centenar de actos, entre los conciertos propiamente dichos, las sesiones infantiles y algunos talleres. En la parte escénica, destacan 'La Creación', con La Fura dels Baus y la BOS; 'La Italiana en Argel' con la OSE y dirección escénica de Joan Anton Reichi para una coproducción con el Teatro Colón de Buenos Aires y el festival de San Lorenzo del Escorial; y 'Les Nuits Barbares', el impresionante espectáculo de la Compañía de Danza Hervé Koubi, que fusiona a Mozart y Fauré con el hip hop y la capoeira. Y si la Orquesta del Festival de Budapest hace dos funciones, la de la WDR de Colonia, con Jukka-Pekka Saraste a la batuta, hace lo propio, con sendos programas de enorme intensidad: el Concierto Nº 1 de Brahms (con Igor Levit al piano) y 'La consagración de la primavera' el primer día, y el 'Réquiem' de Berlioz para cerrar el festival, ya el 1 de septiembre.

Jordi Savall estará acompañado por Carlos Núñez en un programa céltico que es de los pocos que se salen del repertorio más tradicional. Una docena larga de conciertos con el órgano como protagonista, otros cinco dentro del ciclo de Música Antigua (con Raquel Andueza y la Galanía seguramente como oferta más atractiva), una pequeña serie de recitales en el muy bello escenario de San Telmo, y el Cuarteto Gerhard -un grupo en claro ascenso- como estrella de la música contemporánea completan los ciclos a celebrar en San Sebastián, junto con los de Jóvenes Intérpretes y las actividades de índole más didáctica. Pero queda mucho más, porque la Quincena Andante tiene cada vez más relieve y con frecuencia encierra las sorpresas más estimulantes. Ahí están un homenaje a Pepita Embil en Getaria, una adaptación para cuarteto de saxofones y violín de 'West Side Story' en Hondarribia (con cena posterior en la Bodega Hiruzta), la Ruta Ignaciana que llega a su segunda etapa y el 'Adio' de Kukai Dantza en el Santuario de Arantzazu. Una programación muy variada dentro de los límites habituales del género que se extiende como una mancha no solo porque la Quincena Andante está instalada con fuerza en Álava, sino porque el festival tiene ya una decena de sedes en la misma capital guipuzcoana, sin contar con la jornada inaugural, en la que invade literalmente las calles y plazas de la ciudad.

El Festival Internacional de Santander tiene programados medio centenar de actos. La diferencia en número se explica sobre todo porque en este caso no hay actos en la calle ni programa didáctico. Por ello, el número de conciertos convencionales es muy parecido en ambos. Este año, el festival cántabro acoge también las dos pruebas finales del XIX Concurso Internacional de Piano de Santander Paloma O'Shea. Esa es la razón de que la orquesta con más presencia en el programa sea la de la RTVE, que además de esas dos finales protagoniza también la apertura del festival, con el pianista Barry Douglas como solista y Miguel Ángel Gómez Martínez a la batuta.

Además de la RTVE ocuparán el escenario de la Sala Argenta, en el Palacio de Festivales, tres orquestas barrocas: Europa Galante, dirigida por Fabio Biondi y con un programa eminentemente italiano; la de The Age of Enlightenment, con Telemann y Haendel en los atriles; y la Akademia für Alte Musik Berlin, con un monográfico Bach y la violinista Isabelle Faust como solista. Están también la Joven Sinfónica de Cantabria y las orquestas compartidas, pero el mayor atractivo del festival se halla en la presencia de la London Symphony con su titular Simon Rattle -que hace poco más de un mes que se despidió de la Filarmónica de Berlín- al frente. Habrá dos conciertos bien diferentes en cuanto a los programas: en el primero, solo una obra, la Sinfonía Nº 5 de Mahler -tan presente este año en ambos festivales-; en el segundo, las 'Danzas eslavas' de Dvorák; 'Ma mère l'Oye' de Ravel; y la 'Sinfonietta' de Janácek.

Joaquín Achúcarro, que presidirá el jurado del concurso Paloma O'Shea, ofrecerá un recital con algunas de las obras que han marcado su carrera y que protagonizan su por el momento último disco: los Preludios de Chopin, más varias piezas de Debussy, el 'Homenaje' a este último de Falla y 'Gaspard de la Nuit' de Ravel, una obra en la que el pianista bilbaíno siempre alcanza cotas insuperables.

En el Palacio de Festivales tampoco habrá este año ópera, pero el Festival ha programado 'Il segreto di Susanna' de Wolf-Ferrari, una verdadera rareza. Esta ópera de cámara, cuya duración no llega a una hora, tendrá dos funciones en el Palacio de Hualle, en Treceño. En la capital habrá ballet, y como en años anteriores ahí están las propuestas más vanguardistas. Las compañías de Béjart y María Pagés combinarán la música popular con la clásica, de Vivaldi a Berg, para dar lugar a dos espectáculos de enorme belleza visual. El de Béjart es en realidad la suma de cuatro coreografías distintas -tres de ellas creadas por quien diera nombre a la compañía- y el Pagés es un único espectáculo, 'Una oda al tiempo', firmado por ella misma. El Festival tiene una pequeña dosis de música contemporánea, un par de espectáculos pensados para los más pequeños de la casa, algunas proyecciones y coloquios, y, en comparación con otros veranos, una ración menor de música de otras tradiciones ('Mapamundo' con Capella de Ministrers') y algo de flamenco, en la voz de Rocío Márquez, combinada con instrumentos barrocos antiguos. Son las muchas melodías de agosto.