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Obra de Ernesto Neto.
La feria del futuro

La feria del futuro

ARCO propone una reflexión sobre lo que está por venir, en su caso ligada a la promoción del coleccionismo joven y la apuesta por el arte latinoamericano

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Sábado, 17 de febrero 2018

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El futuro no es lo que va a pasar, sino lo que vamos a hacer. Lo asegura la Feria de Arte Contemporáneo ARCO en el programa comisariado por Rosa Lleó, Chus Martínez y Elise Lammer, la iniciativa que reemplaza, en esta inminente edición, a la tradición de invitar a un país y mostrar una selección de su oferta galerística. La prospección llevada a cabo, si podemos llamarla así en un entorno comercial como este, guarda buenos propósitos, pero no aventura conclusiones, más allá de la necesidad de conservar lo bueno que tenemos para el futuro. Dicha reflexión sobre el tiempo venidero se extiende por Madrid con exposiciones pertinentes en el Museo Thyssen-Bornemisza, Matadero o CA2M. En cualquier caso, las preocupaciones no tienen demasiado sentido en un evento que siempre se ha caracterizado por su optimismo, solucionar sus conflictos internos con púdica discreción y una sólida confianza en la expansión del mercado local del arte. En ARCO siempre brilla el sol, aunque se celebre en el gélido y habitualmente lluvioso febrero.

La trigésimo séptima edición tendrá lugar entre los días 21 y 25 de febrero en los pabellones de Ifema. La cita ha capeado la última crisis económica con balances que siempre alentaban la esperanza y un crecimiento ininterrumpido. En cualquier caso, la feria española se halla lejos de las grandes del género, de Art Basel, con sus respectivas franquicias, la londinense Frieze o la parisina FIAC, que mantienen una suerte de oligopolio ante el que hay que doblegarse.

La cita combate sus limitaciones con un mensaje que siempre ha acentuado el lado positivo del mercado, incluidas sus repercusiones sociales. Este año, se ha colocado el acento en la paridad sexual de los agentes implicados, logro que llega en una coyuntura realmente oportuna. Los programas Diálogos y Opening también cuentan con una dirección femenina. La primera establece un puente entre la creación de artistas de diverso origen y edad, caso de Carlos Garaicoa, Armando Andrade Tudela o Ryan McGinley, mientras que la segunda reúne diecinueve galerías con menos de siete años de vida y pretende ser el anticipo estético del futuro con la presentación de autores emergentes y nuevas escenas de la plástica.

Este año se ha colocado el acento en la paridad por sexo, logro que llega en una coyuntura oportuna

La consolidación de ARCOlisboa, que celebrará en mayo su tercera edición, es otro de sus aspectos positivos, pero la feria ha preferido destacar el éxito de la convocatoria, en su capacidad para atraer a grandes firmas extranjeras. El evento se acredita a sí mismo en función de los nombres extranjeros que participan, tanto de empresas como de artistas, y el precio de las obras exhibidas. La inminente edición aglutina a 208 galerías procedentes de 29 países y 49 acuden por primera vez.

Poderosas firmas

La inserción de un puñado de poderosas firmas parece contener un crédito indiscutible. En este caso, cuentan, por ejemplo, con las neoyorquinas Marc Straus y Alexander and Bonin, la suiza Hauser and Wirth o la alemana Barbara Thum, aunque, sobre todo, cabe destacar la presencia de Thaddaeus Ropac, con cuatro establecimientos de relieve diseminados por Austria, Francia y Gran Bretaña. Su presencia alienta a los coleccionistas. «El año pasado llevamos obra de Ángela de la Cruz, piezas fáciles por su coste y tamaño», recuerda el marchante bilbaíno Ignacio Múgica. «A esta artista le gusta presentar obra reciente y de la misma serie, y acudía con Helga de Alvear, Lisson, otra galería austríaca y nosotros. Las extranjeras fueron las más afortunadas porque consiguieron vender a clientes de Madrid. Lo cierto es que resulta más sexy, aunque, a veces, se puede ir a la contra, y que el austriaco me compre a mí».

'Absence'. Carlos Bunga, instalación.
'Absence'. Carlos Bunga, instalación.

El fin es vender y hay que reconocer el esfuerzo de la feria por cumplir sus objetivos. La organización invita a 300 coleccionistas y 200 profesionales del sector y, en las últimas ediciones, ha introducido fórmulas para incentivar el coleccionismo en las nuevas generaciones, clave para sostener el esfuerzo comercial. Entre otras iniciativas, han aparecido las iniciativas ‘First Collectors’, servicio gratuito de asesoramiento, y Young Collectors, destinado a atraer a treinta jóvenes de todo el mundo. Además, la Fundación ARCO invita a visitas guiadas por las galerías madrileñas.

La referencia latinoamericana se ha convertido también en una constante. La feria pretende ser la plataforma europea para el arte y los aficionados del otro lado del Atlántico, una pretensión discutida por otras citas. Este año, un tercio de la participación internacional está conformado por entidades de aquel continente, con especial relevancia de las llegadas de Brasil. La extensión a Lisboa tampoco es ajena al creciente peso de los coleccionistas de la ex colonia lusa. Bernardo Paz, Ricard Akagawa y José Olympio Pereira se encuentran entre los más conocidos.

La influencia de ARCO desborda los pabellones de exhibición y se expande por toda la capital. Entre otras muestras, se podrán contemplar la de Doris Salcedo en el Palacio de Cristal, y selecciones de las colecciones de Helga Alvear, Luis Pablo Montenegro y Soledad Lorenzo. Como ha sucedido en otros eventos, su poder de convocatoria ha dado lugar a la creación de ferias paralelas, algunas tan veteranas como Art Madrid Just Madrid, y otras más recientes, caso de Drawing Room, dedicada al dibujo, y Urvanity, centrada en las nuevas tendencias.

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