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Femenino singular

JOSÉ MARÍA ROMERA

Sábado, 14 de abril 2018

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La lengua no es sexista, pero hay usos de la lengua que desprenden un inequívoco tufillo sexista. Lo hemos vuelto a comprobar estos días en las informaciones referidas al caso de los falsos másteres de la Universidad Rey Juan Carlos, muchas de las cuales se referían a la presidenta madrileña llamándola 'la Cifuentes'. No se ha visto que en esas mismas noticias nadie hablara de 'el Gabilondo', «el Aguado' o 'el Casado', por citar a algunos de los actores políticos en escena, ni que tampoco el artículo acompañara a los apellidos de rectores o catedráticos implicados. Hacerlo significaría adoptar respecto a ellos un punto de vista subjetivo, una actitud de menosprecio y humillación intolerable que en cambio sí parece admitirse en el caso de la mujer. El determinante femenino antepuesto al apellido no solo rebaja la consideración de la persona citada, sino que indica que esa marca se le aplica precisamente por el hecho de ser mujer. No acierta la Gramática de la RAE al admitir que el artículo está extendido «ante apellidos de mujeres renombradas» (a lo que añade: «casi siempre artistas»), pues nadie dice sin intención 'la May', 'la Merkel' o 'la Clinton'. Y en el mundo artístico, donde en efecto hace un tiempo aún se mencionaba a 'la Loren' o 'la Callas' en tono admirativo (un uso literario, según la RAE) , es raro oír hablar de 'la Spear', 'la Perry', 'la Theron' o 'la Stone': o se les agrega el nombre de pila o se cita su apellido desnudo. Sea en mujeres o en hombres, anteponer el artículo al apellido nos acerca a la grosería.

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