Paula Ríos: «Nosotros escogemos el repertorio, y viceversa»
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Ha lanzado un álbum que gira en torno a la amistad entre Chopin y BelliniCÉSAR COCA
Sábado, 17 de marzo 2018
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Paula Ríos ha hecho suya la idea que Chopin transmitía a los alumnos en sus clases en el París de los años treinta y cuarenta del siglo XIX: tenían que cantar con los dedos. Debían lograr que el piano, ese instrumento de 88 teclas y tres pedales, sonara como si fuera la voz de una soprano o un tenor entonando una melodía. La joven pianista gallega –aunque reside en Madrid– acaba de publicar un CD que se titula precisamente así, ‘Cantar con los dedos’, con obras de cuatro compositores que se conocieron y vivieron en la capital francesa en esos años: Chopin, Kalkbrenner, Bellini y Thalberg.
– ¿Qué idea articula el álbum?
– La de explorar el canto en el piano. La ópera significó mucho para Chopin. Durante los tres años que Bellini vivió en París, ambos fueron muy amigos. Bellini tuvo un enorme impacto en los pianistas jóvenes de su tiempo, muchos de los cuales escribieron fantasías y variaciones sobre temas de sus óperas.
– Chopin es quien articula el disco.
– Sí. Llegó a París con 21 años y tomó decisiones trascendentales para su carrera. Por ejemplo, su maestro en Polonia estaba convencido de que iba a triunfar en la ópera. Pero él renunció a ello porque quería crear un lenguaje nuevo para el piano. Y lo consiguió, desarrollando junto al estilo brillante en busca de un aplauso fácil de tantos de compositores de su tiempo un lado lírico e intimista.
– ¿Cómo ha elegido las obras?
– El núcleo del disco está en la exploración en las relaciones entre Chopin y Bellini. Por eso he elegido obras del polaco con líneas melódicas muy largas, del tipo de las que usaba el italiano. Las dos piezas de Kalkbrenner y Thalberg toman como base óperas de Bellini y de este he cogido las únicas tres que terminó. En conjunto, el disco muestra el lado del puro virtuosismo junto a ese lirismo del que hablaba.
– Dado que su primer disco estaba dedicado a Chopin, parece que es su compositor favorito.
– Por ahora, sí (se ríe). Los pianistas escogemos el repertorio, pero también el repertorio nos escoge a nosotros. Chopin me fascina por lo bien que destiló todas las influencias recibidas para dejar una obra que a su vez ha tenido una influencia enorme.
– Thalberg, Bellini y Chopin eran prácticamente de la misma edad, pero Kalkbrenner era de la generación anterior. ¿Cuál fue su relación con ellos?
– Chopin lo admiraba mucho. Ya lo conocía antes de llegar a París y en ese momento Kalkbrenner se portó muy bien con él, lo ayudó a hacerse conocido y hasta le ofreció ser su profesor, aunque Chopin rehusó la propuesta porque no quería perder su lenguaje. Ahora bien, es cierto que el prestigio de Kalkbrenner como gran pianista empezó a declinar cuando entraron en escena los de la siguiente generación, como Liszt, Thalberg y el propio Chopin. Thalberg es quien quizá se distancia más de ellos, porque optaba por un pianismo de fuegos de artificio que no gustaba tanto a Chopin.
– El disco se titula ‘Cantar con los dedos’. ¿Canta siempre? Porque en algunas obras más recientes a veces parece pura percusión.
– Ahora el piano permite otras técnicas pero la voz es el lenguaje universal. Creo que en muchos compositores contemporáneos también canta, y estoy pensando por ejemplo en Ligeti. Pienso que la melodía vivirá siempre.
– Con anterioridad ha publicado también un CD con obras para piano y voz y piano de Jesús Bal Gay y Rosa García Ascot. ¿Sus preferencias se mueven entre Chopin y sus próximos y la Generación del 27?
– Tengo muchos intereses y los pianistas gozamos de la enorme suerte de disponer de un repertorio maravilloso y enorme. Por mi formación me interesa mucho el primer romanticismo pero quiero difundir también el repertorio español, sobre todo el menos conocido. Ahora se están recuperando muchas obras de la Generación del 27 y en mi próximo proyecto insistiré en ello.
– ¿Solo con música española?
– No solo. Grabaré obras de esos compositores pero confrontándolas con lo que se hacía en Europa en esos momentos, porque además eran compositores muy cosmopolitas.
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