Borrar
MIKEL CASALL
La ciencia contra el embuste

La ciencia contra el embuste

El más famoso desenmascarador de charlatanes de la historia ha sido Houdini, el legendario mago que usaba sus conocimientos para dejar en evidencia a los médiums

MAURICIO-JOSÉ SCHWARZ

Sábado, 9 de junio 2018

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

La ciencia es el universo de las explicaciones comprobables independientemente. Es el método de obtener conocimientos confiables y es la suma de esos conocimientos. Nos ofrece explicaciones sobre todo cuanto nos rodea y trata de describirlo de la manera más precisa posible… de hecho, cada vez más precisa.

La actividad científica ha abordado la misión de someter a prueba las creencias más diversas. Sean las creencias sobre explicaciones a los fenómenos que nos rodean o sobre su verdadera naturaleza, o, más aún, creencias acerca de fenómenos que en realidad no existen. ¿Un objeto diez veces más pesado que otro cae diez veces más rápido? La caída de los objetos era un fenómeno incuestionable, pero ¿se producía como se creía? Galileo demostró que no, y cualquiera de nosotros puede hacer sus experimentos (o diseñar otros diferentes) para confirmar que los objetos caen a la misma velocidad independientemente de su peso. ¿El universo se forma de cuatro elementos? No, hay muchos más, 94 naturales y hasta una veintena más artificiales. ¿Existen las sirenas? Difícilmente, no sólo no hay ninguna evidencia al respecto, sino que su descripción como seres mitad mamífero y mitad pez es biológicamente insostenible.

El método, el razonamiento, los experimentos y los conocimientos ya obtenidos por la ciencia son herramientas clave para combatir las creencias más disparatadas.

Uno de los primeros destructores de mitos fue el cirujano francés Ambroise Paré (1510-1590), un pionero de la ciencia que además de hacer grandes aportaciones a la cirugía de campaña, realizó estudios y experimentos para demostrar que ni el presunto polvo de cuerno de unicornio, ni las momias trituradas tenían los poderes curativos que sus contemporáneos les atribuían, ni la mítica piedra bezoar (cualquier acumulación de sustancias no digeribles en el aparato digestivo de diversos animales) era un eficaz antídoto contra los venenos. Para este último caso, utilizó un experimento que hoy nos resulta aterradoramente extremo: cuando un cocinero de Carlos IX de Francia fue sentenciado a ser ahorcado por robo, Paré hizo con él y con el tribunal un extraño trato: en vez de ahorcarlo, se le envenenaría, e inmediatamente se le administraría una pócima hecha con una piedra bezoar. Si la piedra anulaba el veneno, el condenado quedaría libre. Por desgracia para el cocinero ladrón, la piedra no era ningún antídoto.

Magia negra

Si Paré fue un precursor del método científico, otro pionero de la ciencia, Leonardo Da Vinci (1452-1519), utilizó el razonamiento para dar cuenta de alquimistas y brujos. Sobre la magia negra, anota que los nigromantes aseguran que «los encantamientos y los espíritus pueden actuar y hablar sin necesidad de lengua y sin instrumentos orgánicos» para de inmediato recordar que, sin estos instrumentos físicos «el habla es imposible». Pero además utilizó un razonamiento originalísimo para desenmascarar a los presuntos brujos: «si la magia existiera y alguien la dominara, sería el amo del mundo, vencería en todas las batallas, descubriría los tesoros escondidos y nada se le podría oponer». Pero esto nunca ha ocurrido. Y concluye que «si este arte no ha durado entre los hombres a pesar de serles tan necesario, es por que nunca ha existido y nunca existirá».

Pensamiento crítico

Donde ayer las creencias eran más inocentes, de menor alcance, como las que rodean a la videncia, los ovnis, los fantasmas o los misterios históricos (cada vez más escasos conforme avanza el conocimiento), la ciencia enfrenta hoy otras creencias mucho más peligrosas, como el miedo irracional a las vacunas, las falsas terapias que dañan la salud y la vida de sus víctimas o el rechazo mismo al pensamiento racional. Creencias que ponen en riesgo la vida de quienes las sostienen, y que dan fe de la irresponsabilidad de quienes las promueven.

Quizá el más famoso desenmascarador de charlatanes de la historia ha sido Harry Houdini, el legendario mago que utilizaba sus conocimientos sobre cómo crear ilusiones, su aguda inteligencia y el conocimiento que tenía para exhibir como fraudulentos a los médiums de la época, que hacían un pingüe negocio convenciendo a sus clientes de que podían comunicarse con sus seres queridos ya fallecidos. Houdini, que sentía que se estaba pervirtiendo el noble arte de la magia para engañar a la gente, dedicó grandes esfuerzos a demostrar la falsedad del espiritismo, lo que llegó a costarle la amistad que tuvo durante años con Arthur Conan Doyle, el creador del enormemente racional Sherlock Holmes, pero que paradójicamente era un personaje capaz de creer cualquier embuste paranormal.

Heredero directo de Houdini, como escapista, mago y desenmascarador de fraudes, James 'El Asombroso' Randi, artista de origen canadiense, se ha dedicado durante muchos años a confrontar a quienes hoy siguen extorsionando a sus semejantes afirmando tener la capacidad de hablar con los muertos, o fingen ser poseedores de poderes paranormales o extraordinarios. Su víctima más famosa fue Uri Geller, embustero de origen israelí que en los años 70 y 80 recorrió el mundo afirmando que tenía poderes paranormales que le habían concedido unos extraterrestres que lo habían secuestrado. Su acto principal era doblar cucharas por la parte más débil. Randi demostró que usaba sencillos trucos de escenario. Desde 1996 y hasta 2015, James Randi ofreció una cantidad que llegó a sumar un millón de dólares a cualquier persona que pudiera demostrar, bajo condiciones controladas, alguna capacidad paranormal. Hoy ese fondo de un millón de dólares está dedicado a tareas educativas.

Médicos como Stephen Barret o Edzard Ernst han dedicado sus esfuerzos a combatir mitos y proposiciones descabelladas en cuanto a la medicina, especialmente la homeopatía y otras pseudoterapias muy difundidas. El psicólogo Ray Hyman ha desenmascarado a farsantes en el mundo de lo paranormal, sobre todo reevaluando presuntos estudios que «demostraban» (según sus autores) la existencia de fenómenos extraordinarios como la telepatía o la telequinesis, mientras que el destacado astrofísico Donald Howard Menzel fue uno de los primeros críticos de las teorías sobre platillos volantes tripulados por extraterrestres. Carl Sagan fue otro importante defensor de la razón y la ciencia ante la superstición, tarea en la que lo han seguido otros como Richard Dawkins, Neil DeGrasse Tyson, Lawrence Krauss o Sam Harris.

Hacer a un lado las creencias es necesario para abrirle espacio al conocimiento razonablemente certero que nos ofrece la ciencia. Porque las creencias irracionales no son inocentes, asumirlas implica asumir que la razón no es una herramienta útil para entender cuanto nos rodea, y que la magia, esa magia de la que ya se reía Leonardo, puede hacer lo que no puede hacer el conocimiento.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios