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Mario Vitale es el protagonista de 'Stromboli, Tierra de Dios' 8150).
'Stromboli, tierra de dios'

'Stromboli, tierra de dios'

Joyas impopulares ·

El director neorrealista por excelencia, Roberto Rossellini, dirige a su amada Ingrid Bergman por primer vez

Guillermo Balbona

Santander

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Jueves, 14 de diciembre 2017

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El volcán Stromboli, situado en la isla italiana del mismo nombre, al norte de Sicilia, entra en ocasiones en erupción. En la más septentrional de las pequeñas islas del archipiélago de las Eólicas se ubica este fenómeno de la naturaleza y allí se escenificó la pasión entre el cineasta Roberto Rossellini, padre del neorrealismo, y la actriz Ingrid Bergman.

'Stromboli' es precisamente, con todas sus connotaciones fundacionales emocionales, la primera película que rodaron juntos. Casi mística, la obra se sostiene en un arriesgado ejercicio sobre la soledad y exhala una extraña y sutil lava de trascendencia y reflexión donde la criatura humana y la naturaleza exhibe una relación de amor y odio.

Es un filme sumido en el vértigo de las contradicciones y, por ello, aún conserva esa miscelánea de proyecto frustrado y atracción fatalista, de sensible capa de lava emocional y rechazo introspectivo, de equilibrio poético y visual en el alambre donde tan pronto cruza la sencillez de una historia estilizada como se tambalea ante el precipicio de numerosas honduras y cicatrices.

Imágenes del rodaje de 'Stromboli, tierra de Dios' dirigida por Roberto Rossellini (1950). Agencias
Imagen principal - Imágenes del rodaje de 'Stromboli, tierra de Dios' dirigida por Roberto Rossellini (1950).
Imagen secundaria 1 - Imágenes del rodaje de 'Stromboli, tierra de Dios' dirigida por Roberto Rossellini (1950).
Imagen secundaria 2 - Imágenes del rodaje de 'Stromboli, tierra de Dios' dirigida por Roberto Rossellini (1950).

Entre la epopeya claustrofóbica y la grandiosidad de un paisaje desnudo Rosselini fotografía literalmente a una mujer, su mujer, su diosa, su amada, y la enmarca en una historia de límites y libertades, de opresión y ostracismo y sueños y panteísmo. El neorrealismo aquí no reside en aspectos sociales descarnados, sino en una mirada documental existencialista, cuyo trasfondo está marcado por el mar y la pesca.

Como en toda la obra del cineasta de 'Roma, ciudad abierta' hay una mezcla de pureza y experimentación, de emoción contenida y desgarro. Humanista, Rosselini estaba convencido de que los grandes males de la humanidad eran el hambre, la pobreza y la ignorancia y de que con la llegada de la nuevas tecnologías –aún se hallaba lejos Internet– y los nuevos instrumentos de difusión de comunicación y conocimiento, el hombre iba a poder liberarse de la ignorancia. Su película de explosión de soledad tiene también algo de isla cinematográfica, de drama de instintos y, sobre todo, de intensa metáfora de supervivencia y pasión.

Los ecos de la relación Rossellini-Bergman

'Stromboli' no tuvo éxito y la tórrida relación director/actriz estuvo salpicada de una polémica hipócrita desde Estados Unidos y la moral puritana, pero hoy el filme mantiene ese halo enigmático, esa empática atmósfera de atracción-repulsión , donde combate el pulso entre el hombre y la naturaleza, entre el instinto y la razón, entre las miserias de la condición humana y el ansia de libertad.

'Stromboli, Tierra de Dios' rebosa tormento y furia, es una película de intuiciones y sensaciones. En principio era Anna Magnani, excompañera sentimental del cineasta, la designada para protagonizar el filme pero Bergman, enamorada, salvaje, alejada de los papeles que le dieron fama, se enfrentó a la dureza del rodaje. La mirada psicológica, el tono de redención y distancia, lo hostil de las situaciones, dentro y fuera de la ficción, agrandan ese juego de visibilidad y contorno invisible que se clava como un puñal en el pecho del espectador entre la angustia y la esperanza. La fascinación se tiende sobre el perfil femenino de una mujer inmersa en el exilio interior y en la amenaza del naufragio, la poética y lo simbólico. Una puesta en escena sublime en la que asoman, a modo de desmayo, el desarraigo, la diferencia de clases, la búsqueda de un lugar en el mundo.

Cartel promocional de 'Stromboli' de Roberto Rosellini.
Cartel promocional de 'Stromboli' de Roberto Rosellini.

Metáfora, sucesión de simbolismo, alegoría (caso de la secuencia de la pesca del atún) decadencia y esa constante de represión, impotencia, resistencia y resignación frente al absolutismo y la intolerancia. Una historia de amor que fluye creativamente entre dos cauces, ficción y realidad, mientras el volcán derrama toda su conciencia de vida.

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