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John Lone da réplica a Mickey Rourke y enciende la química que buscaba sin cesar Cimino.
'Manhattan Sur': Una América desorientada

'Manhattan Sur': Una América desorientada

El filme, protagonizado por Mickey Rourke, representó un amago de redención de Michael Cimino tras el fracaso de 'La puerta del cielo'

Guillermo Balbona

Jueves, 7 de julio 2016, 17:08

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Tras 'El Año del Dragón' -el año de los seres privilegiados, de los auténticos pura sangre con tendencias a la perfección- del título original se revela una intensa, espectacular y dura mirada urbana que mezcla el racismo, la América desorientada y la violencia. En una sola película, 'Manhattan Sur' (Year of the Dragon, 1985) se fundieron las ansias de redención del cineasta Michael Cimino tras sus sonoros fracasos, con la interpretación cumbre del singular Mickey Rourke, antes de convertirse en una sombra errante y paródica, cuando no patética, alejada de aquel 'chico de la moto' de Coppola que lanzó su fugaz estrella.

El veterano del Vietnam que, tras quince años en la policía, es destinado al distrito de Nueva York con el fin de acabar con las bandas juveniles que dominan la zona y se ve inmerso en el corazón de una peligrosa mafia china, vertebra un paisaje descarnado que en el fondo es el escenario de una obsesión. Los traumas del pasado, la colisión entre injusticia y orden, el western encubierto como metáfora del pistolero-justiciero que busca la plasmación de su antiheroísmo son capas de este filme que resultó un fracaso, y quedó enterrado e incomprendido entre otros títulos de moda en torno al thriller ochentero.

El duelo Rourke y John Lone acapara una colisión insana, enfermiza, fruto de un enfrentamiento entre el desencantado policía de Nueva York y la mafia opulenta. El regreso de Cimino, tras la convulsa 'La puerta del cielo', genera un filme hiperviolento, con más forma que fondo, pero curiosamente muy imitado en esa década. La paradoja es que pese a adscribirse en apariencia al canon de género, el filme sí funciona como punto final de una trilogía con más coherencia de la que apunta, a priori, la ambiciosa conjunción entre 'El cazador', 'La puerta del cielo' y esta que nos ocupa 'Manhattan Sur'.

Envuelta en la excelente banda sonora de David Mansfield la cinta certifica que el a veces odiado e incomprendido Cimino, recientemente fallecido, siempre mantuvo una sólida caligrafía visual y una poderosa capacidad narrativa asociada a la gran tradición cinematográfica puramente americana de los Griffith, King Vidor o Ford. Audaz, desaforado, siempre pasional, en Cimino parte del encanto reside en que no tiene medida y es fiel a sus querencias dramáticas, sus interminables secuencias, saltos temporales y simbolismos.

Después de la frustración, el varapalo de 'La puerta del cielo', el cineasta, autor de una filmografía exigua, limitada a siete títulos, persiguió su desembarco durante cinco años en los que afrontó hasta once intentos frustrados. Finalmente sería Dino de Laurentiis el que apuesta por este policíaco desmadrado, de violencia jubilosa, con las entrañas abiertas, que elude la denuncia inmediata y opta por un thriller épico, a modo de caleidoscopio y mosaico de una pluralidad visual y temática casi desbordante, completamente opuesta a los thrillers de pareja que incidían en el humor y en el efectismo, caso de 'Límite: 48 horas', o 'Arma letal' y 'Tango y Cash'. John Lone, que posteriormente sería llamado por Bertolucci para encarnar a Pu-Yi en la oscarizada 'El último emperador', da réplica a Rourke y enciende la química que buscaba sin cesar Cimino.

Perfeccionista y egocéntrico, "napoleónico" en calificación de Stone, Cimino, siempre meticuloso, no pudo evitar las acusaciones de racismo y las polémicas y críticas expresadas por diversos colectivos. Acción, discursos y dramas, reflexiones sobre el papel que los inmigrantes jugaron en la creación de los Estados Unidos se aúnan en una historia de sacrificio, de ascenso y caída, poblada de escenas emocionantes.

La violencia, el salvajismo, la desmesura y la incorrección configuran un golpe bajo del cineasta que parece empeñado en visualizar un ajuste de cuentas con el espectador, con el mercado y la industria y consigo mismo. Sin concesiones, 'Manhattan Sur' busca una lírica especial que impregna de épica y, en muchos planos, revela a un director que rueda como si fuese su última vez entre la furia y el anhelo de una salida final. A las imágenes contundentes, a su bucle y rizo en el tramo final exprimiendo al límite un duelo que parece no llegar nunca, Cimino le suma una loa al nihilismo.

Al éxito de El cazador ('The Deer Hunter', 1978), ratificado por varios Oscar, le siguió el mayor fracaso económico de la historia del cine, llevando a la bancarrota a la United Artist, así que pocos confiaron en una resurrección del cineasta con la adaptación de una novela policiaca de Robert Daley, quien ya trabajó con Lumet en 'El príncipe de la ciudad'. La dureza y la amargura, la corrupción policial, las triadas chinas y Chinatown como un territorio convulso, simbólico de un nuevo paisaje urbano, confluyen en el perfil deStanley White, policía racista y vehemente que Rourke se trabaja con entrega y que el cineasta utiliza como abismo y vértigo de una forma de hacer cine.

Cimino se unió a Oliver Stone en la escritura de un guión que deposita su cima en un clímax antológico subrayado en la intensa puesta en escena. Lo trascendental es la fuerza fisica con la que rueda Cimino, en especial esas secuencias de calles abarratodas, que traslucen verdad y cercanía. 'Manhattan Sur', desafortunado título, es la verdadera puerta para acceder al universo de un director que trazó un respetuoso camino con el pasado a través de un impulsivo trayecto personal.

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