Oda al vino
En su 'Oda al vino', decía Pablo Neruda que «el vino mueve la primavera, crece como una planta la alegría, caen muros, peñascos, se cierran ... los abismos y nace el canto». El poeta chileno hace a través de su poesía un elogio al vino como oportunidad. Y es que alrededor de una copa se genera un tiempo para el encuentro, la charla y, en definitiva, para la unión. No sé yo si los últimos intentos de diferenciación, tan variados como cambiantes, que se intentan en Rioja Alavesa nos conducen por caminos de fraternidad.
El tema es recurrente. El propio PNV no ha mantenido una línea clara estos años y su posición a favor de una denominación propia para los vinos de Euskadi ha pasado por abrazar la separación; unificar el vino de esta comarca alavesa con el txakoli y la sidra; pedir simplemente la identificación del lugar de procedencia en el etiquetado o proponer, como en su última versión, una diferenciación que permita crear una denominación Rioja Alavesa dentro de la DOC Rioja.
Sí es cierto, y se ha de poner en valor, que el último planteamiento del partido jeltzale no abogaba por romper de forma explícita con la denominación de Origen Rioja sino de compatibilizarla con la nueva denominación alavesa. Y también es cierto que finalmente se ha retirado, de forma muy acertada en mi opinión, para aceptar la propuesta del ministro de agricultura de discutir estos términos entre las partes concernidas. Aludía Aitor Esteban hace unos días al ejemplo de Burdeos, y tiene razón, pero elude mencionar que en aquel contexto no existen tensiones ni identitarias, ni territoriales, ni políticas similares, una cuestión para nada desdeñable. La esencia de un partido nacionalista es precisamente resaltar el «hecho diferencial», destacar más lo que nos separa de los vecinos que lo que nos une a ellos. Y esta cuestión es especialmente compleja en sociedades fronterizas en las que la identidad ha sido a lo largo de los años construida de forma dual, híbrida: Rioja Alavesa. Por eso mismo se ha de agradecer este gesto del PNV, que contribuye a eliminar «el ruido ahora existente».
Resulta reconfortante que, entre las corrientes inmovilistas dentro de la DOC (que también las hay, me consta) y la utilización del vino para introducir un nuevo factor separador entre viticultores, bodegueros y familias de Briñas o San Vicente de la Sonsierra con respecto a sus vecinos de Labastida o de Páganos se haya abierto un espacio para el entendimiento, la cordura y el respeto a las raíces e historia de esta tierra eminentemente mestiza y abierta. El vino no puede ser vehículo para la fractura, eso sería destrozar su propia alma, pues como decía Georges Brassens, el mejor vino no es el más caro sino el que se comparte. Así que espero que en el futuro no se prioricen las luchas por el poder o el control político del sector, sino que se actúe con transparencia y parámetros de bien común. Ya conocen el refrán: Da vino por vino y pan por pan, y todos te entenderán.
En los próximos años la problemática de Rioja Alavesa no va a dirimirse en un falso debate sobre si el vino de Lapuebla de Labarca es diferente del de Fuenmayor sino por cómo generar cultura de vino entre una juventud que consume otras bebidas y de qué forma mantener el necesario relevo generacional en las pequeñas bodegas sin que estas tengan que abocarse a cerrar. Sinceramente soy de los que piensan que las energías de las distintas administraciones debieran emplearse en ayudar, formar y favorecer nuevas vocaciones que puedan trabajar la viña, mimarla y, luego en la bodega, ofrecernos el néctar de sus caldos. Todo lo demás no es vino, es otra cosa. Lo dijo Plinio el Viejo, 'In vino veritas'. En el vino está la verdad.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión