Vuelta a casa para recuperar sensaciones y conseguir reencontrarse con el gol

Se dieron en esa jornada, la vigesimoquinta de la temporada, todas las circunstancias para calificarla como perfecta y definir, como así se hizo, el partido de redondo. El Mirandés marcó tres goles, volvieron a ver puerta los máximos artilleros, léase Carlos Martín y Gabri, y se estrenó como goleador Lachuer. Eso en el capítulo atacante y en el defensivo el buen trabajo colectivo permitió a los rojillos dejar por novena vez la puerta a cero –en siete ocasiones con Ramón Juan bajo palos–, se sumaron por lo tanto tres puntos y se consiguió abrir una importante brecha con los máximos perseguidores. Tan bien se dieron las cosas que hubo tiempo incluso para ver a los lesionados recuperados y a algunas de las adquisiciones realizadas en el mercado invernal. Lo dicho, que el partido fue el soñado por cualquier entrenador, cualquier jugador y por todos y cada uno de los aficionados.

Evocar lo ocurrido aquel 3 de febrero viene a cuento porque desde entonces el Mirandés ha dilapidado la ventaja que atesoraba y sería muy, pero que muy importante que mañana, ante la visita de otro rival directo como es el Huesca, los rojillos volvieran a recuperar sensaciones, reencontrarse con su mejor versión y también con el gol. En las dos últimas citas, ambas fuera de casa, la balanza en ese capítulo se ha inclinado clarísimamente hacia lo negativo –algo que tampoco extraña demasiado porque lo de obtener rédito a las visitas a los rivales no está siendo nada habitual en esta campaña– , así que, con la ayuda de la grada, lo que toca ahora frente a los aragoneses es darle la vuelta a la tortilla para dar otro paso hacia la salvación. Ganar aliviaría mucho a todos y alejaría los posibles fantasmas que en esto del fútbol nunca desaparecen del todo.

El Mirandés saltará al césped sabiendo cuáles han sido todos los marcadores de la jornada, y tendrá por lo tanto más claro aún si cabe las necesidades con las que afrontará el duelo contra el Huesca. Arropados por la grada buscará el equipo mejorar las estadísticas que presenta en Anduva donde ha quedado ya evidenciado que tiene mucho más acierto que fuera de su feudo.

En calidad de visitante en lo que peor andan los rojillos es en acierto anotador; unos datos que se contraponen con los conseguidos como local. Lleva el Mirandés disputados en casa trece partidos y, aunque no en todos ellos las dianas hayan servido para conseguir la victoria, cabe indicar que ha marcado en once. Sólo se ha quedado sin ver puerta en dos ocasiones. No marcaron los rojillos en la tercera jornada liguera, en la que cayeron precisamente frente al que ha sido su último rival, el Espanyol, por 0-1, y tampoco consiguieron batir al guardameta visitante en el enfrentamiento contra el Racing de Santander, aunque en esa ocasión si puntuaron los rojillos porque el marcador final fue de 0-0.

La renta total de goles del Mirandés es de 33 y los que se dan cita en Anduva han tenido la oportunidad de ver 21 que, curiosamente han servido para que los pupilos de Lisci hayan conseguido hasta la fecha en casa 21 puntos de los 33 que ha logrado sumar en las veintisiete jornadas que ya ha disputado; puntos que han llegado después de que los aficionados locales hayan podido disfrutar con seis victorias, la última ante el Villarreal B, que parece que levanta cabeza, y tres empates.

Es evidente que echar mano de las estadísticas no vale de nada para conseguir un buen resultado, hay que pelear para vencer, pero no es menos cierto que sí suelen dejar clara la dinámica de los equipos, así que hay que confían en que los rojillos podrán materializar las ocasiones que habitualmente generan para reencontrarse con el triunfo.