Cuando a veces los sueños se cumplen

Los 68 'puntazos' que ya nadie le va a quitar invitan al optimismo... y a soñar. Aún no tiene de forma matemática garantizado jugar el 'play off, pero sí ha metido más de pie y medio en la fase de ascenso. Por puntuación y por las sensaciones que transmite el bloque en el tramo definitivo de la Liga. Pero es que nadie descarta que el premio sea incluso mayor una vez concluyan las tres jornadas que restan. Capacidad tiene para intentarlo.

El Castellón llegó con la vitola de practicar un fútbol vistoso y lo demostró en Anduva, principalmente en el primer periodo porque en el segundo fue mejor el Mirandés. Ya sea con transiciones o en un juego más posicional, los albinegros empezaron en plan dominador. Un rival muy físico, que triangula y se mueve muy bien por el césped. Extraña que esté ubicado tan abajo en la clasificación.

Al poco de comenzar, Cámara no llegó por poco a un balón dentro del área pequeña y en el 12, Raúl salvó in extremis una pelota que se colaba dentro de la portería. Los duelos y las segundas jugadas eran de los visitantes, que estaban dejando una muy buena imagen.

Del Mirandés no había noticias de carácter ofensivo, hasta que en su primera llegada, que se contabilizó en el minuto 24, una fenomenal asistencia con la cabeza de Panichelli a Izeta, posibilitó que éste batiera por bajo a Crettaz. El rival dominaba, había puesto las ocasiones y los rojillos fueron los que atinaron.

El partido, sin embargo, no cambió de guión. Mabil chutó y desvió una vez más Raúl. A la salida de un córner, el balón se topó con el poste de la meta rojilla. Entre medias se pidió un penalti sobre Izeta, quien recibió otro pase de cabeza, pero su chilena no encontró el destino deseado.

Los de Plat siguieron intentándolo, como cuando Óscar Gil se encontró de nuevo con el cancerbero mirandesista. No obstante, tanto fue el cántaro a la fuente que en el 44 Raúl Sánchez desde dentro del área y tras una acción de dudas en la zaga, hizo la igualada con la que terminó el primer tiempo. Si se tira de la mayor objetividad posible, lo cierto es que el cuadro albinegro había merecido ese tanto. Estaba siendo uno de los mejores equipos que se ha visto por Anduva.

Restaban más de 45 minutos para intentar deshacer las tablas. La segunda parte se inició con una doble ocasión, muy clara, para los jabatos. Lachuer remató al poste y Reina, en el rechace, en una posición muy franca, lo hizo por encima del larguero.

La respuesta, minutos después, la dio el visitante Van Der Belt. Su tiro se fue fuera por poco. El duelo estaba tan abierto que cualquiera podía marcar. A punto estuvo de lograrlo en un saque de esquina Tomeo, pero entre Crettaz y el larguero lo impidieron.

Roca reemplazó a Izeta en una de las sustituciones habituales (o invirtiéndose los nombres). Poco a poco, eso sí, el choque se iba inclinando ya más hacia campo castellonense.

El Mirandés lo estaba buscando más y en una jugada ensayada, a balón parado, Tomeo rompió la marca, que era lo que se pretendía con los amagos de Reina y Lachuer al botar la falta, y cruzó fuera del alcance del cancerbero argentino.

Los rojillos habían mejorado en la reanudación y dado un paso hacia delante. Estaban consiguiendo el máximo premio. Iker Benito entró de refresco y en su primer contacto con el balón hizo el tercero en línea de gol tras proyectar Panichelli (lo hace todo el estupendo delantero jabato), continuar Joel Roca y culminar el de Miranda.

Anduva respiraba y empezaba a hacer cálculos de lo que le vendría mejor en los emparejamientos entre rivales directos de este fin de semana. El Castellón logró en el 87 por medio de Cipenga el segundo, que tuvo que ser revisado en el VAR (durante mucho tiempo, demasiado, para comprobar si había una mano). Generó incertidumbre al final.

Tachi y Postigo entraron en el añadido para poner veteranía por un renqueante Egiluz y Lachuer. Si bien, afortunadamente, ya no sucedió más pese a los 8 minutos de añadido. Siempre aparecen los nervios porque en cualquier acción, rebote o error puede llegar el mazazo.

No fue así, el Mirandés cerró el partido y consiguió tres puntos que no sólo afianzan a la escuadra de Lisci entre los mejores, sino que está en disposición, por derecho y méritos propios, de aspirar a todo. El mirandesismo así lo cree y tras ese bache ya pasado de cuatro encuentros sin ganar, los tres triunfos seguidos han vuelto a lograr que en Anduva se escuche, de forma generalizada el 'que sí, joder, que vamos a ascender'. Es un sueño, sí, pero a veces se cumplen.