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María Ángeles Crespo
Sábado, 31 de mayo 2025
Estábamos todos acostumbrados a acudir a Anduva una semana, y seguir las andanzas de los rojillos por los diferentes campos en los que se miden ... a sus rivales a la siguiente, pensando en que el Mirandés tendría que ir sumando los puntos que le aseguraran la permanencia un año más en Segunda División.
Ese había sido siempre hasta ahora el objetivo y, digámoslo claro, también el que en esta temporada era el inicial. La idea, como siempre, era la de llegar a los ansiados e hipotéticos salvadores 50 puntos y, a ser posible sin pasar tantos apuros como en la última campaña en la que hubo que esperar hasta la última cita competitiva para conseguirlos.
Y a fe que esta temporada ningún aficionado ha tenido que comerse las uñas producto de los nervios pensando en que se conseguía la permanencia que, como todo el mundo recuerda, se logró en la jornada 29, con más de una docena de duelos por delante.
Así las cosas y con un Mirandés metido en zona de 'play off' desde la jornada dieciséis, el partido con el que se cierra la Liga regular es muy diferente a cualquiera de los que los rojillos han disputado en todas las temporadas en las que el equipo de Anduva ha competido en Segunda División.
De hecho, si se echa la vista atrás en las últimas campañas la situación ha sido muy dispar y se han producido, podemos decirlo así, las tres opciones posibles. Un final, más que sin pena ni gloria, sin preocupaciones al estar en una de esas posiciones de las que se dice que significa que te encuentran en tierra de nadie fue el que se dio en la campaña 2022/23 con Joseba Etxeberria al frente de los mandos de la nave.
En esa temporada el Mirandés sólo pudo sumar tres puntos en las últimas cinco jornadas. Superó la barrera de los 50 tras ganar 0-1 al Andorra para situarse en la mitad de la tabla y afrontar el partido final de la campaña en Albacete en la decimocuarta posición, lo dicho, sin presión de ningún tipo porque todo estaba hecho, el objetivo de la permanencia se había asegurado con antelación y no se podía aspirar a nada más. Los rojillos se despidieron con tres derrotas consecutivas, en Málaga por 3-0, en Anduva cayendo 1-3 contra el Granada y en el ya mencionado Albacete-Mirandés el resultado fue de 2-1 para los manchegos.
En la siguiente temporada, la pasada y en la que Lisci se hizo cargo del Mirandés fue en la que costó más asegurar la permanencia, sólo pudo lograrse en la última jornada en el agónico duelo entre el Mirandés y el Amorebieta en el que quien ganara seguiría en la División de Plata.
En el tramo final, desde la jornada 38 y hasta la 41 los rojillos no pudieron sumar más que dos puntos tras empatar con el Elche en Anduva y no pasar de las tablas ante el Albacete que volvió a cruzarse con los rojillos en la recta final. El reto la pasada temporada era salvarse y se consiguió en el último suspiro. El Mirandés acabó decimoctavo tras conseguir 49 puntos.
Si mayúsculo fue el de la última temporada aunque la presión sea menor porque el Mirandés que quiere sí, pero no está obligado a hacer más de lo que ya ha hecho, mayor y con un premio excepcional es el reto que tienen ahora los rojillos. Pueden enfrentarse a él porque además de haber hecho una espectacular temporada en la recta final los de Lisci han logrado 13 de los 15 puntos posibles. Les queda el último partido de la Liga regular que por todo lo que implica es, sin duda diferente a cualquiera de los que el Mirandés haya jugado nunca en su historia.
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