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Ángel Garraza
Martes, 23 de abril 2024, 23:55
Dos partidos, los últimos, y las sensaciones que ha transmitido el equipo en cuanto a coraje, garra y esfuerzo, no dando un balón por perdido y metiendo el pie de forma consecuente en todas las acciones, principalmente en la segunda parte del encuentro ante el ... Oviedo que acogió el estadio Carlos Tartiere y durante el derbi ante el Burgos, en la siguiente jornada, han hecho que el ambiente taciturno y temeroso que se palpaba en el mirandesismo a tenor de la trayectoria que llevaba el equipo rojillo en esta segunda vuelta se haya convertido en un halo de crédito y esperanza para el futuro.
Todavía queda camino por recorrer porque el descenso está a solo dos puntos, con 18 por disputarse, y de nada serviría haber ganado el duelo de rivalidad provincial, con todo lo que eso supone en cuanto a puntuación y tremenda inyección de moral para afrontar lo que viene, si ahora no se siguen esos parámetros de actuación.
No se puede pasar del todo a la nada, tan habitual en el mundo del fútbol, pero no es menos cierto que lo que ha exhibido el equipo en las dos últimas citas, más allá de otras consideraciones tácticas, que también adquieren importancia, precisamente en la recta definitiva del campeonato es un paso fundamental para creer que la salvación es posible pese a que casi todos los equipos implicados en la misma pelea están sacando resultados en este tramo final.
Un dato es significativo y conviene no pasarlo por alto. El Mirandés ha conseguido ante el vecino, en la 36ª jornada, la primera remontada de la temporada para adjudicarse los tres puntos. Nunca había logrado con anterioridad vencer después de empezar perdiendo el partido y eso merece ser destacado a falta de seis jornadas y cuando el bloque iba en claro retroceso... hasta su último viaje a Asturias.
El mazazo que supuso el domingo el golazo del ahora rival Anderson Arroyo, cumpliendo la maldición de los 'ex' que tanto se da en Anduva (también es verdad que son muchos los jugadores que siguen en el fútbol profesional que han jugado previamente en el equipo de Miranda) no supuso el bajón ya visto en otras ocasiones.
Todo lo contrario. Espoleado por la afición (enorme el papel desempeñado por la grada de animación tanto antes como durante el encuentro) se rehizo. El equipo ocupaba plaza de descenso y en lugar de aparecer el nerviosismo y de bajar los brazos, remontó para llevar el delirio a las gradas rojillas.
A lo máximo que había llegado es a igualar una contienda tras recibir en primer lugar un gol del contrario, como así sucedió en Oviedo. Pero la remontada que certificó ante los blanquinegros supuso tres puntos y considerables dosis de autoestima y confianza para un equipo que presentaba los peores números en la segunda vuelta.
No hay que obviar que había conseguido la última victoria hace ya mes y medio cuando en el mes de marzo venció al Eldense por 3 a 1. Desde entonces, una goleada en Butarque (4-0), un empate sin goles en casa ante el Zaragoza en Anduva y las derrotas ante Andorra y Sporting... hasta el empate en Oviedo, que supuso un punto de inflexión, como así lo han reconocido los propios protagonistas.
La obtenida frente al colectivo que dirige Jon Pérez, Bolo, es la tercera victoria del Mirandés en los 15 encuentros del segundo tramo de la competición. Visto así, se trata de un bagaje muy pobre, de descenso, si no se añade que las sensaciones que ha transmitido el bloque de Lisci en los últimos 135 minutos son para ser moderadamente optimistas si mantiene este nivel en cuanto a entrega.
«He vuelto estas dos últimas semanas a ver al Mirandés, estamos dando señales de vida en este periodo y desde Oviedo hemos vuelto a ser nosotros. La victoria ante el Burgos ha sido una consecuencia. El punto de inflexión, espero y deseo, que haya sido la semana pasada en Oviedo», añade Alessio Lisci.
Lo tiene muy claro. Además de estudiar al detalle, al milímetro, al rival metiendo muchas horas de tablet y ordenador, que es su labor, en las seis jornadas que restan las claves para afrontarlas, a juicio de Alessio Lisci, pasan «por saber, que sabemos, los puntos que tenemos que hacer hasta el final. Nos tiene que dar igual si los rivales empatan, ganan o pierden porque muchas veces esto nos ha hecho daño. No podemos estar mirando lo que ha hecho el rival y empezar el partido con mala hostia porque uno ha ganado, perdido... No, no podemos vivir con la presión de a ver qué hacen los contrarios».
Eso, y que ya son conscientes, como así quedó confirmado el domingo ante el Burgos, «de que todos tienen que dar el cien por cien y matarse en el campo. Lo están haciendo y, a partir de ahí, no nos metamos más presión nosotros y hacer los puntos necesarios».
Faltan seis emparejamientos: en Ferrol, el próximo lunes; el 4 de mayo, sábado, en Anduva ante el Valladolid; después, visitará al Racing, recibirá al Elche en fiestas de San Juan del Monte, jugará a domicilio en su último desplazamiento ante el Albacete y acogerá al Amorebieta.
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