
Ver 7 fotos
¡Sí se puede, sí se puede!
La afición, cada vez más convencida, apareció en los momentos en los que los jabatos se vieron más exigidospor el Oviedo
Que se iba a sufrir, se sabía y la grada hizo su papel en el ejercicio de resistencia en el que tuvo que emplearse el ... equipo para dar el primer paso hacia la gloria, para poder superar, como lo hizo, al Oviedo.
Los más jóvenes –tienen más gasolina que los veteranos– empezaron a calentar motores dos horas antes y una vez más, y ya son infinitas, recibieron como los héroes que son a los jugadores cuando llegaron al campo. Las bengalas, los gritos y los aplausos fueron innumerables para insuflar ánimos a toda la plantilla, para que percibieran que estaban con ellos y que no les iban a abandonar en ningún momento durante el partido.
El acompañamiento arrancó en el calentamiento, momento en el que también se ejerció la presión que se esperaba sobre los asturianos. Anduva no es tan grande como el Tartiere, lo sabemos, pero cuando toca el estadio ruge como si su capacidad fuera infinitamente mayor.
Cuando se retiraron las escuadras para recibir en el vestuario la arenga final antes de iniciar la batalla, los aficionados se tomaron un respiro y pudieron ver cómo el enorme partido que estaba a punto de comenzar no quisiera perdérselo el guardameta de Osasuna, el mirandés Sergio Herrera. Ypuede decirse que la cosa iba de cancerberos porque también estuvo en Anduva para disfrutar con los rojillos Adriana Nanclares.
Además se encontraron por la zona de tribuna con el mítico Cazorla que esperaban ver en el césped. No jugó, y con su habitual cercanía se hizo fotos con todos los que se lo pidieron.
Y lo hizo pese a no estar muy contento pues su equipo ya había caído después de que el éxtasis se adueñara de Anduva cuando sólo se llevaban jugados tres minutos. Se aplaudió a rabiar y por supuesto ya desde ese mismo instante comenzó a oírse el 'Sí se puede, sí se puede!
Todos los hinchas despidieron a la plantilla con el «Orgullosos de nuestros jugadores»
El equipo se lo creía, la afición también, pero no es menos cierto que hubo momentos en los que los rojillos sufrieron de lo lindo. Enfrente había un gran equipo, se sabía, y por eso era más necesario que nunca que la grada lo diera todo. Cada vez que percibía que flaqueaban las fuerzas, aumentaba la intensidad de los cánticos con los habituales 'El Mirandés es un sentimiento, que se lleva, se lleva muy adentro...., ¡Que sí joder, que vamos a ascender!, y atronaban los aplausos.
Hubo también tiempo para escuchar a Pablo Adriano Moneo tocar la gaita. Lo ha hecho en muchos partidos esta Liga, pero no dejó de ser curioso que ayer sonara con el Oviedo sobre el césped.
Y lo que sonó como nunca fue el grito unánime de todos cuando en el minuto 85 Raúl Fernández se puso la capa de superhéroe, se hizo enorme y paró el penalti lanzado por Colombatto.
Aunque pudiera parecer que en ese clamor la afición lo dio todo, los que llenaron las gradas de Anduva sacaron fuerzas de donde ya casi no les quedaban para empujar con el alma y cantar tras el agónico final que estaban «orgullosos de nuestros jugadores», una plantilla que se despidió de Anduva dando la vuelta de honor. Jugadores y afición quieren hacer bueno en Oviedo el ¡Sí se puede! El ascenso está al alcance de la mano.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.