Una montaña rusa de emociones

Alrededor de cuatrocientos aficionados se desplazaban hasta Santander para disfrutar del primer partido del 'play off' de ascenso a Primera en El Sardinero El Sardinero. Acudieron unos en los cuatro autobuses fletados por el club y otros en sus vehículos particulares, y todos se perdieron el Desfile del Blusa. Tenían claro que citas sanjuaneras habrá más.

La mayoría de los mirandesistas, que al iniciarse el partido enarbolaron banderas y bufandas, además de blusas de las cuadrillas viajaron desde Miranda, pero el Mirandés tiene también entre sus seguidores a más de un 'exiliado', como es el caso de Gustavo Melgosa que acudió a Santander con su mujer y sus hijas desde Hendaya que es donde vive ahora.

«El Racing juega con el comodín del público y con el de la llamada. En más de una ocasión en esta Liga ha acabado sacando puntos en la última jugada, son buenos está claro, pero nosotros tenemos un equipazo, lo hemos demostrado aquí y lo vamos a certificar el jueves en casa».

Seguidor rojillo desde la cuna, también se desplazó a Cartagena y comenta que en El Sardinero disfrutó «en grande. Está claro que llevando como llevábamos el partido podíamos haber ganado, pero también que a priori habría firmado un empate aunque con el partidazo que hemos hecho hemos merecido más porque este equipo compite como nadie».

Lo hace y apuntó que al abandonar el estadio no fueron pocos los aficionados locales que, aunque durante el duelo el ambiente fue lógicamente hostil, le dieron la enhorabuena porque «vaya equipazo tenéis, jugáis fenomenal».

Lo mismo comentaba José Luis Montoya que se enorgullecía de que los aficionados locales «nos pararan para decirnos que tenemos un equipo que juega fenomenal».

Disfrutó y sufrió casi a partes iguales dado el modo en el que fue variando el marcador a medida que avanzaban los minutos en El Sardinero. «Hemos hecho un partidazo. Igual nos ha faltado un poco de picardía para cerrar el marcador, pero bueno somos un gran equipo y estoy seguro de que en Anduva vamos a ganarles y vamos a pasar, y que luego venga el que quiera».

A quienes se quedaron en Miranda no les quedó otra que ver el partido por televisión y en un día como ayer fueron los bares los espacios futboleros donde se fueron concentrando los blusas que, en muchos caso bajo ella, llevaban la elástica rojilla.

Con el 0-1 y que decir tiene con el 0-2, se frotaban los ojos viendo a su equipo barrer a Racing. El ánimo subió a límites insospechados y así estuvo hasta que llegó el definitivo 3-3 que lo bajó sí, porque todos contaban ya con el triunfo, pero no llegó el desánimo.

Quedó la sensación de que las cosas podían haber ido mejor, pero esto es el Mirandés y lo de hacer las cosas fáciles no entra en el guión. Se citaron todos para el jueves en Anduva donde se empujará con el alma.