Al Mirandés le quedan cuatro finales para disfrutar y aspirar a todo

«Hay que disfrutar, que nos quiten lo 'bailao'», decían este martes aficionados mientras hacían cola por la mañana en la sede de la entidad para adquirir una entrada. Y es que todo el mirandesismo, tanto los siempre fieles como los que se están enganchando, porque aquí caben todos, es perfectamente consciente de que el club no se ha visto en otra situación parecida: a falta de sólo cuatro jornadas para que expire el campeonato mantiene todas las opciones, al igual que el resto de rivales que se encuentran en la zona más alta de la tabla, de jugar por primera vez en toda su historia en la máxima categoría.

Presión tiene. Cualquiera en su lugar la 'sufre'. Hay que saber convivir y jugar con ella. Pero no se puede obviar que no es la misma por salvar la vida, que en términos futbolísticos sería evitar la agonía y el descenso, que por este premio inimaginable hasta hace meses al que opta el equipo de Miranda.

Como tampoco se puede pasar por alto que de todos los pretendientes, los ocho conjuntos que figuran en los primeros lugares de la tabla y que aspiran a alcanzar la gloria en junio, es el que menos obligaciones tiene de conseguirlo, aunque a estas alturas el sueño está muy presente en toda la ciudad. Lógico.

Restan cuatro encuentros, cuatro finales, un 'play off' previo a las eliminatorias que se disputarán el próximo mes, para «disfrutar» tanto el equipo como la marea rojilla y «aspirar a todo». Es lo que se desprende a orillas del Ebro, argumentos que han quedado reforzados con los resultados obtenidos las últimas semanas. El Mirandés se ha relanzado después de estas citas. Ha salido reforzado precisamente cuando ahora se afronta el tramo decisivo.

Acumula, de entrada, dos victorias consecutivas ante Burgos y Eibar, con el valor anímico que supone esto, tal y como el propio Alessio Lisci se ha encargado de señalar. Todo ello tras disputar cuatro encuentros en los que no logró la victoria. Pero, como se resaltaba desde las peñas antes del derbi, era una racha menos positiva por la que todos los rivales habían pasado y el Mirandés no. Le sucedió transcurridas ya 32 jornadas, lo que tiene un enorme mérito. «Es pasajera», apuntaban entonces desde las agrupaciones mirandesistas. El tiempo les ha dado la razón a los fieles.

Además, a estos marcadores se han sumado los cosechados por otros rivales estos fines de semana. Sin ir más lejos, en el anterior. El colista y conjunto ya descendido Cartagena superó al Racing por 1-0 (lo que a su vez sirve de aviso porque el Mirandés despedirá la Liga en Cartagonova) y el Levante empató en el minuto 95 en Valencia ante el Tenerife, otro que tiene pie y medio en Primera RFEF pese a su arreón final.

«No veo grandes diferencias ni a nadie yendo al trote», decía el inquilino del banquillo jabato antes de viajar a Eibar sobre los rivales que ya no tienen nada en juego. A los rojillos les queda por medirse con tres de estos. A excepción del Almería, el único rival directo que queda por jugar en Anduva en la penúltima fecha.

El fútbol es pasión e ilusión, que se disparan todavía más cuando se comprueba que este próximo fin de semana se presenta una jornada apasionante. Al margen del Mirandés-Castellón, que concita toda la atención de la hinchada jabata, están programados otros dos duelos en los que se enfrentarán el primero contra el segundo y el tercero contra el cuarto clasificados: el Elche-Levante, el sábado a las 18.30 horas, y el Racing-Oviedo, a las 14 del domingo. Ahí es nada.