El Mirandés lleva 17 de las 26 jornadas disputadas en plaza de 'play off' o de ascenso a Primera

La humildad y el sentido común impregnan los vestuarios, tanto del cuerpo técnico como de los propios futbolistas, al hacer hincapié en que lo primero es certificar una permanencia que tiene en el bolsillo. Es probable que esta campaña no hagan falta ni los cincuenta puntos 'de rigor' y que siempre se ponen como barrera para obtener la salvación. Aun así, el mensaje sigue siendo el mismo, aunque como es lógico todo el mirandesismo mira de reojo a los primeros puestos y a los resultados que cosechan los equipos que los ocupan.

Hay argumentos y motivos de sobra para hacerlo. Que un conjunto como el rojillo lleve el 65% de la temporada entre los mejores, discutiendo el poderío de los más fuertes en el ámbito deportivo, social y económico del segundo escalafón profesional no se puede ocultar.

La victoria en la jornada inaugural fue la primera piedra. También por sorprendente, tal y como se encontraba la plantilla en cuanto a configuración de efectivos por aquel entonces. Ya ocupó un lugar, la sexta plaza que era, lógicamente, testimonial. Seis meses y 25 jornadas después, se sitúa en la cuarta, a un punto del ascenso directo y con unas sensaciones que lejos de marchitarse son cada vez mejores a pesar de que se daba al equipo de Miranda fuera de toda esta pelea.

Tras la quinta cita, cuando se deshizo en Anduva del Albacete por 2-0, regresó a esa sexta posición. Igualmente, se consideraba muy positiva pero se preveía que estaba fuera del alcance de los jabatos en el futuro. Volvió a ella en la séptima al ganar 1-0 al Huesca, la otra revelación, aunque menos porque los azulgranas ya han soboreado en fechas recientes las mieles de la élite. Se empezó a acostumbrar a situarse en ese lugar porque una vez derrotado el Burgos en El Plantío, en la novena semana de competición, se ubicó otra vez en puesto que da derecho a jugar por el ascenso a Primera.

Ya era la cuarta vez y comenzaba a no ser un hecho puntual. A partir de la décima, incluso, lejos de bajar, lo mejoró y se colocó segundo, en ascenso directo, al vencer al Eibar por la mínima.

Se ha convertido esta temporada, y contra todo pronóstico, en un asiduo en un sitio que no estaba contemplado para un Mirandés que está demostrando que para hacer las cosas bien (muy bien) tampoco hay que gastarse demasiado dinero, aunque es evidente que eso ayuda.

Después de la duodécima, era tercero; acabada la decimosexta volvió a las posiciones de privilegio para ubicarse en la cuarta y ya no caerse de esos seis primeros puestos. Siguió ahí en la siguiente y en la decimoctava volvió a ascender a la segunda al vencer al Levante por 2 a 1.

Ha sido tercero en las 19ª y 20ª; segundo tras la número 21; tercero y ahora cuarto, que es como va a recibir al Racing de Ferrol este viernes. Es donde se sitúa un plantel que transmite la sensación de que va a costar mucho desbancarle de esos puestos. Puede ocurrir, pero que no haya caído dos veces seguidas y que lleve once jornadas consecutivas entre los mejores son factores que invitan al optimismo.