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Ángel Garraza
Sábado, 4 de mayo 2024, 16:11
Un tanto en la segunda jugada del encuentro y veinte minutos posteriores de desconexión en los que pagó el gol encajado sobraron para que el Valladolid se llevara los tres puntos de Anduva.
Los rojillos mejoraron después, gozaron de alguna ocasión tanto al final del ... primer tiempo como al inicio del segundo, pero la expulsión de Lachuer cuando faltaban veinte para la conclusión echó al traste cualquier atisbo de reacción. Los cambios tampoco aportaron cuando ya el equipo se encontraba en inferioridad numérica sobre el césped.
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Mirandés: Ramón Juan; David Vicente (Álvaro Sanz, m. 74), Barcia, Tachi (Luna, . 81), Tomeo (Barbu, m. 81), Juan María; Lachuer, Reina; Gabri, Carlos Martín (Gabri, m. 81) y La Gumina (Lautaro, m. 67).
Valladolid: Masip, Luis Pérez, Boyomo, Tárrega, Escudero (Torres, m. 70); Monchu (Koke, m. 89), Oliveira, De la Hoz (Juric, m. 70) Moro (Iván Sánchez, m. 61), Anuar y Negredo (Marcos André, m. 61).
Goles: 0-1, m. 2: Moro.
Árbitro: El andaluz Guzmán Mansilla expulsó por doble tarjeta amarilla al rojillo Lachuer (m. 31 y 72) y amonestó a los visitantes Anuar (m. 40), Tárrega (m. 63), Iván Sánchez (m. 92) .
Incidencias: 4.042 espectadores se dieron cita en Anduva; 1.200 de ellos eran seguidores del Valladolid.
El partido de Ferrol estaba muy presente al objeto de mantener la misma actitud, que es el factor que había permitido sumar 7 puntos de 9. Sin embargo, ocurrió al revés de lo que sucedió en A Malata. Un balón a la espalda de Juan María, que ayer jugó en su posición natural, de lateral izquierdo, fue controlado por Moro, quien avanzó y batió de tiro raso a Ramón Juan. Si el lunes fueron los rojillos los que se adelantaron nada más empezar, en esta ocasión fue un Valladolid que en su alineación había reforzado la medular y la zona central con De la Hoz. Recibir una diana tan pronto ante un rival de esta enjundia infundía preocupación.
Los blanquivioletas, en esta ocasión, entraron al campo con una marcha más. Nada más lograr el tanto, botaron varios saques de esquina consecutivos. Al final jugaron casi todos los rojillos que lo hicieron hacía cinco días, salvo Gómez, por sanción disciplinaria, y Gabri. Éste parecía el más afectado por el virus como se pudo comprobar durante el calentamiento. Lautaro, que había marcado en el anterior duelo, se quedó en el banquillo en detrimento de La Gumina, lo que en cierta manera sorprendió. Al igual que la entrada en el once inicial de David Vicente. Por primera vez en lo que va de temporada jugó desde el pitido inicial.
Los de Pezzolano manejaban el partido. No solo tenían el balón sino que controlaban los tiempos del encuentro. El gol había hecho daño a los de Lisci porque el equipo estuvo unos cuantos minutos sin pasar a campo rival. Un centro de Ilyas por la banda derecha, que despejó con apuros Masip, y otro envío, muy defectuoso, desde el otro costado obra de Juan María fueron los únicos acercamientos de un conjunto que se parecía poco al de las últimas semanas.
El cabezazo de Ilyas que dio en el poste, en el 23, despertó a los de casa. Fueron aumentando la intensidad y ya no perdían todos los duelos como al principio, lo que conllevó que los visitantes no se aproximaran a los dominios de Ramón Juan con tanta profusión. De hecho, apenas lo hicieron.
Se pidió con insistencia un penalti sobre David Vicente, aunque el colegiado Guzmán Mansilla, muy protestado desde la grada mirandesista, hizo gestos claros para decir que el defensa había tocado balón. A continuación, Carlos Martín lanzó con mucha intención desde fuera del área, obligando a Masip a lucirse. Ahora sí que era el Mirandés del último mes. No así el de los veinte primeros minutos.
Reina y Lachuer, además de Ilyas, empezaron a entrar mucho más en juego y eso lo notó el equipo. El Mirandés pagó el mal inicio y el gol tempranero de los visitantes. Después, se rehizo para merecer algo más antes de irse a los vestuarios.
En el descanso calentó Zubiaurre y Ramón Juan se probó al tener alguna molestia. Continuó jugando un partido en el que los de casa tenían que reanudar como acabaron los primeros 45 minutos. Con idéntica intensidad. Así podrían poner en aprietos a los pucelanos.
Lo hicieron, aunque sin generar ocasiones claras. Un pase filtrado a Carlos Martín no lo pudo controlar el pichichi o, mejor dicho, lo dirigió mal cuando se quedaba solo ante Masip. Había que reforzar el ataque. La Gumina luchaba en punta, principalmente con Boyomo, pero lo cierto es que apenas se llevó un balón en todo el encuentro. Lautaro, a falta de 25 minutos, entró de refresco por el italiano.
Sin embargo, cuando mejor estaba el conjunto local, llegó el mazazo definitivo en forma de expulsión de Lachuer tras ver dos cartulinas amarillas. En el tramo final y ante un oponente de la veteranía y de las aspiraciones del vallisoletano era darle ya mucha ventaja.
Álvaro Sanz se incorporó en lugar del debutante en el once, David Vicente, para intentar tener algo más de criterio con la pelota y filtrar pases, mientras que Ilyas retrasó su posición. Pero el equipo estaba ya partido. El Valladolid, en este sentido, tampoco demostró demasiado interés en aumentar su ventaja, sino más bien en guardar el botín que ya tenía.
Con solo diez minutos por delante, Gabri, Barbu y Luna intentaron aportar. Ya era tarde. El cuero lo tenían los foráneos y las sustituciones, con uno menos en el verde, apenas se notaron.
Toca seguir remando porque restan cuatro partidos y aunque la derrota ante un rival en ascenso directo se podía prever, el panorama no se despeja. Todo lo contrario.
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