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Jon Aroca
Sábado, 31 de mayo 2025, 23:33
El posible ascenso del Mirandés se juega en gran parte en Cartagonova, pero también en Riazor y el Carlos Tartiere. Es lo que tiene que ... el club jabato ya no dependa de sí mismo para terminar la temporada entre los dos primeros. Otra jornada de transistores, aunque esta vez el club jabato ya no tiene la mejor mano de la mesa. Le toca cumplir contra el colista y esperar tropiezos del Elche y el Oviedo contra equipos que no se juegan nada. O casi nada. Porque aunque ya tienen asegurada la permanencia y no pueden alcanzar el 'play off', tanto el Deportivo de la Coruña como el Cádiz encuentran algunos alicientes en la última cita competitiva para darle vida a la jornada y hacerle un gran favor al Mirandés.
El primer aliciente no podía ser otro que el económico. En un fútbol guiado por los millones, cada gol y cada punto dan dinero. Una de las consecuencias de que parte de los ingresos por televisión dependan de la clasificación final de cada equipo. Si bien es cierto que el dinero destinado a Segunda es sensiblemente inferior al de Primera –solo el 10% de toda la bolsa va destinado a la categoría de plata– el mecanismo de reparto es idéntico. Es decir, un 15% de ese total depende de los méritos deportivos. Por eso no es lo mismo quedar noveno que decimoséptimo, aunque en ambos casos no haya ascenso o descenso. Si bien aún las cifras dependen del balance final de curso, el pasado curso 22,5 millones de euros se repartieron en base a la posición final. Y ahí depende mucho cada puesto. No en vano, el campeón se embolsó un 15,45% del total; el colista, solo un 0,23%.
En términos concretos, el décimo clasificado se llevará unos 711.000 euros en esa partida variable. Es la mejor posición que puede alcanzar el Cádiz, mientras que el Deportivo puede llegar al undécimo, con 611.520 euros de bolsa. A partir de ahí va bajando hasta los 356.000 del decimosexto o los 304.000 que se lleva el decimoséptimo. En el peor de los casos, ambos podrían ocupar también esas plazas. En esos cientos de miles de diferencia puede estar la ficha de uno o varios jugadores para el próximo curso.
A partir de ahí entra en juego algo menos tangible. Desde el orgullo al honor pasando por el deseo de finalizar con una sonrisa un curso complicado. Eso le sucede al rival rojillo, el Cartagena. Aunque es colista matemático, busca despedirse de Segunda con una victoria. Aunque su plaga de siete bajas por lesiones y compromisos internacionales complique la tarea y juegue a favor del Mirandés.
El Cádiz también aspira a agradar tras golear la semana pasada al Huesca en casa tras un año pésimo. «Nos hemos arrastrado en muchos campos», reconoció su propio presidente hace unos días. En A Coruña motiva la posibilidad de contar con una de sus estrellas, Yeremay, al que la sub-21 ha liberado para la última jornada. Pequeño alicientes que alimentan la ilusión del Mirandés.
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