La dupla rojilla sigue estando donde toca
Goles ·
Izeta abre el marcador a pase de Panichelli, autor de las otras dos asistencias en otro ejercicio de claridad ofensiva colectivaAunque en el fútbol los números no lo son todo, las estadísticas acostumbran a ofrecer patrones interesantes. Más aun llegados a un play off en el que ya están todas las cartas boca arriba sobre la mesa. Por eso estaba claro que en un choque que enfrentaba a Panichelli e Izeta con Andrés y Arana la precisión de las delanteras iba a ser capital, una de las claves que decidiera la contienda. Solo quedaba la duda de cuál de las duplas lograría imponerse. Aunque a los puntos pueda parecer un empate dados los goles de Izeta y Andrés, lo cierto es que la pareja rojilla brilló sobre la cántabra. En un día que exigía puntería, el ataque del Mirandés respondió como tocaba.
Otro ejercicio de madurez para una plantilla que afronta cada nuevo desafío con una actitud que, lejos de la prudencia y cautela que se podía augurar, es todo valentía y corazón. Sin miedo a jugar en un Sardinero a reventar porque ya ha estado allí con éxito. Sabedor también gracias a la minuciosidad de Lisci desde la banda que la fortaleza cántabra reside mucho más en su ataque que en una retaguardia vulnerable. Que atrás el equipo de José Alberto, entrenador atrevido con su fútbol, sufre. Una invitación que el Mirandés aceptó con gusto en las botas de sus dos delanteros, oportunos como pocos para cumplir como siempre.
Esa línea adelantada que propone el que fuera técnico rojillo fue la primera vía de agua que detectó el ataque rojillo. Esos pases entre líneas que parecen destinados a culminar con un fuera de juego que, sin embargo, no acaba siendo tal dada la inteligencia del pasador -Rincón-, el instinto del que desarticula a la defensa -Panichelli- y la fe del que llega al segundo palo para marcar, Izeta. El guipuzcoano, trece dianas ya, es ese delantero que cualquier equipo con el carácter del rojillo necesita arriba.
Cuchillo a campo abierto
El segundo gol llevó la firma de un lateral, Rincón, y el tercero el de un medio, Reina, pero en ambos estuvo Panichelli. Más determinante en el definitivo, para servir de cabeza el balón al anotador. El argentino domina los cielos con una superioridad aplastante. Su presencia, incluso cuando no marca, resulta determinante a la hora de condicionar a las defensas rivales. También a base de ese protagonismo logró rebañar el balón que el lateral acabó marcando tras una larga carrera. Un triplete de asistencias sin goles que para un delantero debería saber a poco; pero que el argentino, todo corazón para sus compañeros, disfruta casi tanto como ver portería.
Mientras la pareja del Mirandés se gustaba, para la dupla Arana-Andrés era todo sufrimiento. Incapaces de compensar con los detalles de un ataque de primer nivel para la categoría los continuos problemas defensivos. Las pinceladas de Iñigo Vicente y Andrés desde los costados apenas generaban impacto. Arana, solo en punta delante de un invisible Róber, vivió uno de esos partidos grises, apagados, de nula incidencia en el juego del equipo. Pero la calidad aparece, aunque sea para meter la pierna a un remate mordido. Ahí se dejó ver Andrés. También al final, para igualar en el marcador una pelea ofensiva que, al menos por nombres, tuvo color rojo.
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