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Ángel Garraza
Martes, 27 de febrero 2024, 18:30
Sensaciones... y datos. La dinámica del Mirandés en la segunda vuelta, en lo que va de año, es preocupante, precisamente en el tramo definitivo de la temporada porque a partir de marzo es cuando se decide y clarifica todo. Los números, en este periodo, son ... de descenso a Primera RFEF. ¿Lo positivo? La notable primera vuelta que firmó el equipo y que todavía hay suficiente tiempo para enderezar el rumbo respecto a la racha que acompaña a los rojillos desde que arrancó 2024.
Claro que también hay tiempo para que suceda lo contrario, pero en eso no se piensa en el vestuario, máxime cuando hasta la fecha el cuadro de Lisci se había ubicado en zonas más o menos tranquilas (toda la 'calma' que permite esta Segunda División).
Sea como fuere, con 14 jornadas todavía por delante hay encuentos de sobra para cortar la trayectoria negativa que ha puesto al Mirandés como el segundo peor equipo en lo que va de segunda vuelta y de este año. Siete choques ha jugado y solo ha podido sacar los tres puntos en uno: en Anduva ante el Villarreal B (3-0), el adversario que marca actualmente el descenso.
5 Puntos
de los 21 que se han puesto en juego en lo que va de segunda vuelta, en este 2024, es lo que ha sumado el conjunto rojillo. Solo una victoria, ante el Villarreal B (3-0), cuatro derrotas y dos empates es su bagaje.
Solo contabiliza cinco puntos de los 21 que se han puesto en juego desde que empezó este año, tras la vuelta de las vacaciones para afrontar la segunda y definitiva ronda. Solo empeora este registro el Andorra, con dos unidades en este mismo número de choques. El filial groguet suma seis puntos, al igual que Racing de Ferrol, Amorebieta, Tenerife y Albacete. El mejor en esta segunda vuelta es el Cartagena, con 16 y situado ya a solo dos de los mirandesistas.
Quienes han encajado cuatro derrotas: frente al Huesca (0-3), la más dolorosa por la forma, por haber sido en la condición de local y ante un rival directo al que ahora aventaja en solo una unidad. El rival supo jugar mejor sus bazas y adaptarse a lo que requería el duelo en un campo muy mojado ante un Mirandés que podrá tener virtudes pero el potencial físico no es precisamente una de ellas. El oponente tiene más poderío en este apartado y así se comprobó en los duelos individuales y en las disputas, tanto a ras de suelo como por alto.
Casi todas caían del lado de los oscenses. Si ya no es algo intrínseco a sus características, emplearse en estas circunstancias con menos intensidad que el rival es sinónimo de derrota. Dio, asimismo, la sensación de que había jugadores desfondados hacia el ecuador del segundo tiempo. El equipo demandaba cambios y el técnico Alessio Lisci los hizo, pero en el minuto 69, cuando el contrario se adelantó por 0-2, lo que motivó que desde la grada se exteriorizara el malestar del público por esta decisión. El entrenador admitió que «íbamos a hacerlos antes del gol y hemos tardado mucho, desde que llamamos a Álvaro hasta que entró pasó mucho tiempo y los cambios hay que hacerlos antes».
Además, añade otro motivo. «Aguanté más porque desde fuera, obviamente, no se sabe, pero a nivel de balón parado éramos infinitamente más pequeños que ellos y meter a Álvaro nos creaba un problema más grande en esas acciones. A la hora de hacer cambios, en un partido como este, muy feo, he querido aguantar porque esas jugadas pueden ser fundamentales para el resultado, pero tardamos, es una evidencia».
También sucumbió en la jornada anterior contra el Espanyol (3-0), un rival ante el que perder siempre entra en el terreno de la lógica, pero el conjunto jabato no compitió nunca en Cornellà, que ese es otro asunto; frente al Cartagena, por 1-0, en un duelo, ese sí, que mereció mucho más, no solo puntuar sino ganar y contra el Eibar (1-0), al que aguantó durante 77 minutos sin encajar.
Se da la circunstancia de que de los cuatro encuentros perdidos, tres han sido los últimos que ha disputado, motivo por el cual no corren buenos tiempos para los de Anduva. Las dos igualadas acumuladas desde el día 14 de enero constan en Alcorcón (supo a poco) sin tantos y frente al Levante, a un gol.
Que los rojillos lleven siete desplazamientos seguidos (seis de Liga) sin marcar un solo gol y que en los tres últimos encuentros no haya podido batir al portero rival, con una escasa producción atacante en los dos últimos, encajando siete dianas en esos 270 minutos, no es algo casual. Algo sucede. Va de más a menos.
Es un equipo muy joven. ¿Le puede pasar factura a nivel mental el hecho de encajar tres derrotas consecutivas, dos ante rivales directos?
«No es comparable la derrota en Cartagena con ésta (la del lunes). Allí juegas veinte veces ese partido y ganas dieciocho. ¿Le puede pasar factura? Espero que no. Trabajaremos para que no le pase. Hemos estado alguna semana en descenso y hemos salido de ahí a base de trabajo porque estábamos haciendo las cosas bien, aunque no salían los resultados. Se lo he dicho a los jugadores, el trabajo nunca miente. Hay que evolucionar. Hemos encontrado soluciones para estar por encima del descenso y tenemos que seguir», sostiene Lisci.
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