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María Ángelkes Crespo
Domingo, 9 de junio 2024, 00:01
La temporada que acabamos de dejar atrás arrancó con el propósito de que el conjunto rojillo consiguiera mantener la categoría para alcanzar de esa manera ... la redonda cifra de diez, sí diez, porque esas eran las temporadas que completaría el Mirandés en Segunda y era un reto que ilusionaba sobremanera.
Asumiéndose por parte de todos que iba a tocar sufrir, a más de uno le habría gustado que la incertidumbre y los nervios hubieran desaparecido un poco antes. Lo de conseguir las cosas superando obstáculos da satisfacciones, pero los corazones agradecen cierta calma en el tramo final. Por fortuna y pese a lo que podría preverse, el último envite fue algo más placentero de lo esperado y al acabar la Liga hubo opción de dar rienda suelta a todas las emociones. Lo hicieron los jugadores y lo hizo la grada, la afición que, nadie puede negarlo, cuando más falta ha hecho ahí ha estado. Se han hecho oír los más jóvenes, los que ven los partidos desde la grada de animación y han preparado para citas importantes, corteos y encuentros con los jugadores para darles ánimos, pero también han aportado lo que les tocaba el resto de aficionados que se han dado cita en Anduva.
Desde el lejano agosto en el que echo a rodar el balón y lo hizo de la mejor de las maneras posibles, con una victoria por goleada ante el Alcorcón, con un 4-0 con goles de Barcia, Gabri y Carlos, estos dos últimos al fin y a la postre los dos máximos goleadores rojillos. Gabri que hizo el último tanto de la temporada acabó sumando 9 dianas frente a las 15 del pichichi. Los dos por lo tanto han sido jugadores que han dado a los rojillos días para el recuerdo.
Además de ese estreno es evidente que en la retina de los que acuden habitualmente a Anduva, y habría que decir que quizás también en la de los que pudieron ver el Mirandés-Andorra por televisión, ese enfrentamiento de la quinta jornada ha quedado marcado para siempre. Fue el partido que se disputó durante las fiestas de septiembre quizás el más loco de toda la Liga, y no sólo en Anduva.
El 4-3 final lo recuerdan todos los mirandeseistas ya que muy habitual no es que en el minuto 87 los de casa ganen por 3-1, en el 97 el electrónico refleje un empate a tres, y al final con una genialidad se logre el 4-3 en la ultima jugada un minuto después. Fue por lo tanto otro de los días que hay que guardar en el recuerdo de esta temporada después de que también los máximos anotadores tuvieron protagonista. Gabri hizo el gol que abrió la lata, Carlos Martín anotó dos dianas, la que cerró el partido, de tacón, y contribuyó en el triunfo Godoy, que ese día hizo su único tanto como rojillo.
En esos días que no se olvidarán por parte de los aficionados rojillos, y no lo harán porque fueron muy gratificantes también se pueden incluir la primera y la última victoria de los de Lisci fuera de Anduva. El estreno de triunfos a domicilio se produjo en un campo que año tras año se le da muy bien a los de Anduva, en La Romareda. Se acabó venciendo por 0-1 en la octava jornada y el triunfo se logró gracias a un gol en propia puerta de los maños. De hecho, ese ha sido el único tanto que ha sumado el Mirandés gracias a la inesperada 'generosidad' de su rival.
Y si esa cita dejó buenas sensaciones, el último triunfo a domicilio, el logrado ante el Racing de Ferrol, supuso un respiro en el tramo final de la Liga en la que los de Lisci no acababan de dejar atrás los puestos de descenso. También ese día marcó Carlos Martín, y la guinda del pastel la puso Lautaro que anotó el único tanto que ha aportado al Mirandés. Fue una de las seis incorporaciones invernales, que poco aportaron.
Esta alegría fue enorme, pero, algo menor, no cabe duda que la que se vivió en Anduva la semana anterior, en la jornada 36 cuando al final de los noventa minutos se pudo celebrar el triunfo por 2-1 ante el Burgos; con dianas una vez más del pichichi rojillo, y la única como jugador del Mirandés de La Gunina.
En el platillo contrario de la balanza, en el que se acumulan momentos que nadie querría haber vivido están sobre todo los que han significado las lesiones de larguísima duración.
Ya empezó la campaña con mal fario en ese sentido ya que antes de que arrancara la Liga quedaron fuera y sin opción de ser de la partida del míster, dos defensas, David Vicente y Diogo Verdasca, que se presentaron ante la afición, en casa en la vigesimoquinta jornada en el cómodo choque (3-0) ante el Villarreal B.
El equipo alicantino trae buenos recuerdos en cuanto a marcadores ya que se le ganaron los dos partidos por idéntico resultado, pero en su estadio de La Cerámica, en la jornada decimosegunda llegó la primera de las dos lesiones de larga duración que se han dado durante la Liga; el triunfo quedó empañado por el adiós a la temporada de Baeza. Tampoco acabaron especialmente bien las cosas en el partido que el Mirandés jugó contra otro de los equipos que viste de amarillo, el Alcorcón. Fue en Madrid donde Martón se lesionó de gravedad. Ha estado en el dique seco desde la jornada 22 y hasta la 39.
Otro día agridulce fue ese en el que el Mirandés ganó al Burgos. Un regusto amargo dejó la lesión de Pablo Ramón, que era un valor seguro en la defensa. En definitiva se acaba de cerrar una campaña con altibajos, como todas y en la que cada uno guardará para sí sus mejores momentos; cada uno tendrá los suyos.
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