Un aperitivo de lo que espera

Un aperitivo de lo que se puede encontrar en la vuelta. No en vano, los encuentros decisivos acostumbran más a transitar por el camino de la cautela y el objetivo de minimizar los errores que por la vía del riesgo y el asedio ofensivo. Aunque ya avisó Lisci de que el Mirandés saldría en el Tartiere a ganar, también es un hecho que el plantel rojillo debe defender un tesoro como visitante. Eso le obligará a dar continuidad al partido que cuajó ante su gente en Anduva.

Todo pasa por la robustez defensiva del plantel jabato. Porque la cuenta más sencilla es no encajar gol. Si mantiene la portería a cero por segundo encuentro consecutivo ascenderá a Primera. El camino más directo. En eso el Mirandés tuvo un nivel más que notable en el duelo de ida. Su estructura defensiva apenas hizo concesiones a un Oviedo que sufrió sobremanera para asomarse a la portería de Raúl Fernández. Solo hizo un disparo entre los tres palos en la primera parte y apenas conectó otro tras el descanso. Y cuando más claro lo tenía para marcar apareció el portero para negarle el gol de penalti.

Paraschiv, Chaira y Hassan apenas aparecieron. Aunque es cierto que Paunovic no pudo contar con un perfil de campanillas. Santi Cazorla se perdió el encuentro por molestias, aunque el club es optimista con la posibilidad de poder alinearlo el sábado. También el máximo artillero del equipo, Alemao –autor de 14 tantos este curso– gozó de un rol muy secundario en Anduva: saltó al campo en el 89. Ahora aspira a ser titular en la vuelta. Ya en el encuentro liguero del Tartiere, saldado con triunfo local, el brasileño marcó uno de los goles.

Ese choque, saldado con un contundente 4-1 en contra, es el espejo de lo que debe evitar el Mirandés. Si bien sus números en casa han sido formidables, el plantel de Lisci ha flaqueado lejos de Anduva. Aunque llegará a la cita tras lograr un empate en El Sardinero en el que mereció la victoria y dos victorias en las últimas jornadas del campeonato ante el Cartagena, el Córdoba y el Eibar. El Oviedo, también solvente en su campo –el quinto mejor local de Segunda–, cerró el curso con cinco victorias consecutivas en el Tartiere, aunque no pudo pasar del empate en la vuelta de las semifinales. Entonces, eso sí, le bastaba el empate ante el Almería para clasificarse

La presión ambiental

El otro frente estará en el ataque rojillo. En la ida tuvo el don de la oportunidad. Le bastón una primera llegada prometedora para, con una buena asociación, ponerse por delante. Pero el choque también dio señales de que el ataque rojillo se encontraba ante una de las mejores defensas del campeonato. La fórmula de tres centrales planteada por Paunovic logró complicar a la dupla Panichelli-Izeta, aunque también se las ingeniaron para ser peligrosos. Si están finos en el Tartiere un gol puede ser determinante.

Luego queda la incertidumbre del factor ambiental. Aunque el Oviedo lo tiene a su favor, pues es un hecho que el Tartiere cubrirá su más de 30.000 localidades, también es cierto que la ventaja rojilla puede jugar a favor de que aparezcan los nervios en la grada. Una de las muchas variables que entrarán en juego en un partido lleno de incógnitas y son una gran certeza: el Mirandés parte con ventaja para amarrar la última plaza de Primera.