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Ángel Garraza
Domingo, 21 de abril 2024, 22:19
La mayor alegría de los últimos meses en Anduva. Y no es para menos porque el conjunto rojillo empezó el derbi en plaza de descenso. Era el que marcaba la zona roja, motivo por el que si ya era trascendental el envite, en esa situación ... se hacía mucho más necesario el triunfo, que llegó con sangre (Pablo Ramón y Jonathan Gómez se retiraron lesionados), sudor y tremendas dosis de derroche físico. Y en muchas ocasiones buen juego, por parte de todos los jabatos, que merecieron adjudicarse el botín que Anduva se llevó: los tres puntos que necesitaba como el comer en función de otros resultados que se habían producido en la jornada. Anduva le da la vida a un Mirandés que se estaba ahogando. Ninguno escatimó un ápice de esfuerzo. Ni Martón, que hizo lo suyo desde el banquillo. Carlos Martín y La Gumina, al transformar un penalti, rubricaron la victoria.
Mirandés: Ramón Juan; Juan María, Pablo Ramón (Tomeo, m. 33), Barcia, Jonathan Gómez; Tachi, Álvaro Sanz (Lachuer, m. 71), Reina, Gabri, Carlos Martín (David Vicente, m. 87) y La Gumina (Lautaro, m. 71).
Burgos: Caro; Arroyo, Córdoba, Grego Sierra (Edu Espiau, m. 69), Matos (Borja, m. 81); Elgezabal (Ricoy, m. 88), Atienza (Mumo, m. 81); Álex Sancris, Curro, Ander Martín (Bermejo, m. 69) y Fer Niño.
Goles: 0-1, m. 54: Arroyo; 1-1, m. 59: La Gumina (penalti); 2-1, m. 66: Carlos Martín.
Árbitro: El cántabro López Toca amonestó con tarjeta amarilla a los rojillos Martón (en el banquill) y Reina (m. 93) y a los burgalesistas Fer Niño (m. 15), Elgezabal (m. 70), Edu Espiau (m. 77) y Álex (m. 97).
Incidencias: 4.418 espectadores se dieron cita en el Municipal. El presidente de la Federación de Castilla y León, Marcelino Maté, el portero mirandés Sergio Herrera y exrojillos como Meseguer y Raúl García de Haro presenciaron en Anduva el encuentro.
Lisci volvió a la defensa de cuatro hombres, con Barcia y Pablo Ramón como centrales y Jonathan Gómez y Juan María, en los costados. Eso sí, Tachi (estuvo impecable en labores defensivas) ejercía de tercer central cuando el Burgos atacaba. Y se ubicaba por delante cuando los rojillos tenían el cuero. Carlos Martín se ubicó por la banda derecha y Gabri, por la izquierda en un equipo que arrancó mucho mejor, con más decisión, en cuanto a claridad de ideas para dirigirse hacia la portería contraria que en anteriores encuentros.
De hecho, todas las llegadas, algunas con mucha intención, corrían a cargo del cuadro mirandesista. Un tiro de Tachi que se fue muy desviado tras despejar Caro; otro de Carlos Martín y en la acción más clara tras una asistencia de Álvaro Sanz a Gabri, éste regateó al exmirandesista Arroyo y su tiro se topó con el guardameta burgalesista.
Todo lo hacía el Mirandés, que había iniciado, ciertamente, muy enchufado el choque. Necesitaba ganar y eso se comprobó sobre el césped en un derroche de desgaste físico. Lo cierto es que si todos los partidos de esta segunda vuelta hubiesen sido similares en cuanto a entrega, es más que probable que ahora tendría más puntos en la tabla.
El primer acercamiento con serio peligro del cuadro visitante llegó tras un remate de cabeza sin más consecuencias, en el minuto 26. Presionaba la salida de balón de los dos centrales rojillos con Fer Niño, Curro y Sancris hasta que Pablo Ramón se rompió y tuvo que abandonar el rectángulo de juego en camilla mientras se llevaba las manos a la cara.
Otro contratiempo, uno más, que lamentar esta campaña. Habrá que esperar a las pruebas, pero el percance no tiene muy buena pinta. Tomeo, un en teoría pivote, que ya jugó en el eje de la zaga en Oviedo, fue quien entró en su lugar. Su papel fue destacado.
Esta circunstancia dejó algo tocados durante unos minutos a los de Lisci, lo que propició que los foráneos tuviesen más tiempo el balón en su poder, aunque sin aproximarse con peligro para hacer daño. La fortaleza que exhibe en su casa el Burgos se diluye a domicilio. Había que aprovecharlo.
A pesar de este problema que habían sufrido los jabatos, las llegadas más claras seguían correspondiendo al Mirandés. Álvaro Sanz protagonizó una contra, pero La Gumina estuvo lento cuando recibió el pase de su compañero, que dejaba al italiano solo ante Caro.
Los rojillos hicieron mucho más que el adversario para marcar, pero todos se fueron a vestuarios con las tablas en el electrónico y con la lesión de Pablo Ramón, uno de los mejores futbolistas de la plantilla esta temporada y que ya estaba jugando tocado desde hace unas semanas.
El segundo tiempo comenzó con dos acciones polémicas, una en cada área. Los rojillos pidieron penalti a Carlos Martín y en la jugada siguiente, el cántabro López Toca lo pitó a favor del Burgos, que invalidó el asistente de General por fuera de juego.
No pasó nada más, pero sí un par de minutos después porque la maldición del 'ex' se volvió a cumplir en Anduva. Y ya van unas cuantas veces. Anderson Arroyo marcó un golazo al empalmar a ras de suelo un balón centrado.
El Mirandés iba ya a contracorriente en un duelo decisivo. Urgía reaccionar y tras un saque de esquina, La Gumina fue cazado dentro del área. El colegiado esta vez no lo dudó. El delantero italiano fue el encargado de restablecer la igualada y marcar su primer tanto como rojillo.
Lo más positivo es que reaccionó muy pronto. Apenas cinco minutos después de encajar el tanto y, además, quedaba media hora aún por delante para completar la remontada.
Que casi se certificó cuando centró Gabri y Carlos Martín no acertó por muy poco. El balón se fue mansamente por línea de fondo, junto al poste tras ser desviado. Pero sí llegó en ese córner al rematar en plancha Carlos Martín al fondo de la red, lo que llevó el delirió a Anduva. En apenas diez minutos había remontado y en un derbi.
Llegó el carrusel de cambios. Se incorporaron Lautaro y Lachuer por Álvaro Sanz y La Gumina. El primero lo probó desde lejos. Atrapó Caro. El partido se encaminaba a su final. Carlos Martín tuvo la puntilla pero el cuero se fue al lateral de la red. David Vicente entró en su lugar y Anduva fue un clamor cuando se añadieron ¡¡¡8 minutos!!!
Los jabatos se comportaron como tales, no daban por perdido un balón y defendían con orden. Jonathan Gómez dio el susto en el 97. Tuvo que salir en camilla al recibir un golpe en el cuello. Ramón Juan fue a por el balón y un jugador del Burgos propinó un empujón con tan mala fortuna que la rodilla del cancerbero impactó en el cuello, lo que le dejó conmocionado.
Los percances constituyeron lo peor de una tarde positiva por la victoria que da tres puntos vitales para seguir remando.
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