Urgencias atiende de media casi 80 pacientes al día en el primer semestre del año

Los seis primeros meses del año se cerraron en 2019 con 13.965 visitas, fueron 127 menos que las que se han contabilizado en ese tiempo en 2022. Un crecimiento mínimo pero que apunta a que una vez superado los peor del Covid-19 ese área vuelve a recuperar su ritmo habitual, ése que tal y como recordaba el jefe de Urgencias, Joaquín Fernández Valderrama sitúa al centro sanitario mirandés como el que porcentualmente soporta una mayor presión asistencial de Castilla y León. «Hay un exceso no muy justificado», valoró.

2.709casos se atendieron en junio, el mes en el que más personas pasaron por el servicio durante el primer semestre del año. El día de la semana en el que mayor es la presión asistencial ha sido el lunes, con 2.208 entre enero y junio.

Realidad que convive, al mismo tiempo con el hecho de que mantiene uno de los volúmenes más bajos de ingresos en relación a las atenciones de enfermos que contabiliza. Durante el primer semestre de los que pasaron por los box acabaron ingresados en planta 1.450 personas. Es decir, casi una de cada diez. Además, es un patrón que se mueve a la baja, ya que entre enero y junio de 2019, con algún paciente menos atendido, remitieron a planta a 1.640 enfermos, casi dos centenares más que ahora.

Situaciones que conviven con el hecho de que es la instalación sanitaria que más lejos está de la ciudad. Pero eso es algo que no supone un freno a la hora de acudir a las urgencias hospitalarias. «Un gran número de los casos que vemos deberían resolverse en las consultas de Atención Primaria o en la urgencias de los ambulatorios», aseguró el responsable del servicio.

Aunque es un petición a la que no ayuda la falta de facultativos en los centros de salud de la ciudad, principalmente en el Miranda Este. «Es algo que se está notando. Pacientes que no tienen médico asignado, son vistos cada día por uno o a los que se da cita para 5 ó 6 días más tarde acaban viniendo al hospital», reconoció Fernández Valderrama; que dejaba claro que en Urgencias no se pone ningún reparo y se atiende a todo el mundo.

Aunque a veces sí tienen la sensación de que el tiempo destinado a algunos pacientes con problemas leves «distorsiona la atención de aquellos que realmente necesitan más tiempo, más gente atendiéndolos, mayor agilidad o una atención más cercana». Además, se da la circunstancia de que el servicio del Santiago Apóstol está entre los centros de la región en los que menos tiempo espera la gente. Y eso, pese a ser positivo, hace que sean más los que se animan a acudir aunque no sea por algo grave; elevando la presión asistencial. «Hay que hacer una buena utilización de los servicios y más ahora cuando son escasos». Tiene claro que no se puede recurrir a Urgencias para buscar que se adelanten pruebas o consultas con los especialistas del hospital.

Y es que además de tener en cuenta los que acuden también hay que valorar cuántos profesionales se encuentran vinculados a Urgencias y ahora mimo están «muy justos de médicos (les faltaría uno) y también de enfermeras». Situación que se agrava en el periodo estival y en otros momentos el año en los que el personal se coge vacaciones. Que se trate de un servicio con un personal muy fidelizado, que lleva muchos años, también tiene su parte negativa: disponen de más días libres. Y todas esas libranzas no se cubren dotando a Urgencias de más profesionales. Se tienen que organizar entre los que estén.