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Cristina Ortiz
Viernes, 2 de mayo 2025, 00:03
La reducción a la mitad de las hectáreas destinadas al cultivo de la remolacha por parte de los agricultores que la entregan en Miranda, limitará ... a un mes la duración de la campaña de recepción o la puede dejar a cero. Un recelo creciente entre la plantilla de la fábrica situada junto a la N-1, que teme que a la empresa no le compense arrancar para procesar una cantidad muy baja de ese tubérculo y opte por derivarlo a alguna de las otras dos factorías que tiene en la región, en Toro y en La Bañeza; que, además, cuentan con una capacidad de molturación mucho mayor que la de la ciudad, por lo que no tendrían dificultad para atender ese aumento de volumen; teniendo en cuenta, además, que en esas zonas también ha caído mucho el cultivo.
«Viendo las hectáreas de remolacha que hay sembrada pensamos que no se va a hacer campaña», apuntaban desde el comité de empresa; pendiente de que la dirección de la compañía arroje algo de luz sobre la situación en la reunión que tienen prevista para el lunes. Y es que, de momento, en los encuentros ya mantenidos no han conseguido arrancar el compromiso de que la planta echará a andar en el mes de septiembre para la molturación de raíz.
Más optimistas se muestran respecto al arranque del proceso de refino de azúcar de caña. Una tarea en la que se van a estrenar este año –aunque de momento tampoco les han definido la cantidad total que les van a suministrar para su procesado– gracias a la ampliación comprometida el pasado ejercicio. «Es lo que nos va a librar», señalaban.
O, al menos, confían en ese hecho diferencial (es la única factoría de las tres de la región que está preparada para esa tarea) para quedarse fuera del plan de reestructuración de Azucarera en el que trabaja su propietaria, Associated British Food (ABF). Aunque no tienen ninguna certeza porque no saben en qué va a consistir la revisión operativa. «Lo único que nos han dicho es que es un plan que viene de Inglaterra y que están estudiando la documentación», reconocían.
La compañía cuenta con cuatro factorías, tres en Castilla y León y una en Andalucía, en Jerez de la Frontera, que es junto con la de Miranda, las dos que hacen tareas de refino. En la ciudad la ampliación de las instalaciones, para realizar el refino se está completando en estos momentos y esperan que esté lista para que pueda arrancar a mediados de junio esa campaña que, se extenderá unos tres meses, en función de la cantidad total que les llegue para limpiar y mejorar la calidad de un producto de caña producido en países africanos y transportado en barco hasta el país.
Pero aunque sea una opción para diversificar la actividad y aumentar la carga de trabajo en verano, no es la solución. Para empezar porque deja pocos beneficios. Lo realmente interesante, de cara a garantizar la viabilidad de la planta es la remolacha. Por eso confían en que el bache sea puntual y, de cara a la próxima campaña remonte el precio que se paga a los agricultores (ha descendido un 40%) para que estos vuelvan a sembrar y se retorna a la senda de recuperación que se había logrado el pasado año, cuando se plantaron 4.700 hectáreas. Ahora, estiman que hay un millar, aproximadamente.
La garantía de futuro de la Azucarera, que en unos meses cumplirá sus cien años de actividad, pasa porque se recupere la apuesta por la remolacha para poder combinar una campaña de molturación de octubre a enero con otra de refino de abril a junio. Si pierden una, la de otoño-invierno que es, además, la esencial para garantizar la viabilidad de la planta, habrá que ver en qué situación queda la parte de la plantilla que es fija-discontinua.
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