«El teatro es una afición que tengo desde que era muy pequeño»
Incombustible, a sus 92 años, piensa ya en participar el próximo año en la nueva edición del Cronicón de Oña
Pocos serán los actores con una experiencia tan dilatada como la que tiene Felipe García, que con 92 años sigue teniendo presencia en los escenarios ... del teatro aficionado pues, no en vano, representa al obispo de Valpuesta en El Cronicón de Oña; una cita para él ineludible todos los agostos desde hace más de tres décadas. Se colocó los ropajes de autoridad eclesiástica en la tercera edición de esta recreación histórica de la villa oniense y, el pasado día 15 participó en la última representación de la trigesimoquinta temporada.
-Y, ahora ¿pensando ya en el año que viene?
-Pues ya veremos porque el próximo marzo ya van a caer los 93 años. Si puedo y me encuentro en condiciones está claro que si quieren contar conmigo yo estoy dispuesto a seguir siendo el obispo de Valpuesta.
-Está claro que para que alguien se suba a un escenario con su edad esto de hacer teatro le tiene que gustar mucho ¿es así?
-Así es, esto del teatro es una afición que yo tengo desde muy pequeño, comencé a hacer cosas cuando era un crío, y siempre que he podido he hecho obras, en Oña cuando era pequeño y ahora y, en Miranda mientras estuve trabajando allí .
«Hacer teatro, aunque sea sólo de vez en cuando, es algo que me mantiene activo»
-Teniendo en cuenta esto podríamos hablar de una carrera artística que bate todos los récords porque ¿cuando subió a un escenario por primera vez?
-Con siete u ocho años, en Oña. Cuando acabó la guerra se construyó un teatro y yo, que había sido el monaguillo que llevó la primera piedra que se bendijo para que empezaran las obras, participé en 'Tres pesetas, seis retratos', y yo hacía de fotógrafo.
-Está claro que el gusanillo de la actuación le entró pronto ¿no?
-Pues sí. A mí lo que me gustaba mucho era declamar , desde que era muy pequeño y como lo hacía bastante regular pues cuando había obras de teatro me llamaban y así es como empecé a tener relación con los diferentes grupos.
-Y lo de ser uno de los obispos que participan en El Cronicón, ¿cómo surge?
-Pues en principio por casualidad. Yo nací en Colindres pero desde muy pequeño viví en Oña hasta que con cuarenta años me decidí por irme a Miranda, y allí es donde estuve con las ambulancias hasta que me jubilé. Cuando lo hice iba, como lo hago ahora, todos los veranos a Oña y cuando el que hacía de obispo lo dejó, contactó conmigo Berta Tricio que sabía que yo en Miranda actuaba con el Cuadro Artístico, me lo propuso y ya son treinta y dos las ediciones que llevo haciendo el papel.
-Hablando del Cuadro Artístico, con ese grupo también tuvo alguna que otra experiencia con personajes de la Iglesia ¿no es así?
-Pues la verdad es que sí, en más de una obra he hecho el papel de cura. Del que más se puede acordar la gente es del que hice cuando en Miranda en los años ochenta se representó la Zarzuela de San Juan del Monte. Ahí era el párroco.
-Así que ha ido haciéndose un hueco en el clreo ¿eh?, ¿los directores le ven cara de cura?
- Lo de tener cara de cura pues no sé pero parece que no se me da mal y, siempre lo digo, empecé de cura y he acabado convirtiéndome en obispo; en mi pueblo me han ascendido y estoy muy contento, tengo que decirlo.
«Me gustaría que en Miranda se organizara un concurso de declamación»
-Pisar las tablas por primera vez con siete años y seguir haciéndolo con 92 es todo un récord, ¿que puede decir de esta larguísima carrera?
-Que lo que significa es lo que ya he dicho, que a mí me gusta mucho el teatro, disfruto haciéndolo y, aunque ahora ya sólo participo en El Cronicón, lo que está claro es que estar pendiente todos los años de la llegada de agosto para volver a ponerme en la piel del obispo de Valpuesta me mantiene activo.
-Es evidente que lo está y el teatro parece por lo tanto una buena medicina, ¿se lo recomendaría a la gente mayor?
-Por supuesto. A quien le guste el teatro tendría que hacerlo, pero no a todo el mundo tiene por qué gustarle. A la gente mayor lo que le digo es que tiene que hacer algo, buscarse una afición, sea la que sea. Aunque tengamos años no tenemos que quedarnos parados.
-Al comenzar la charla ha apuntado que ya piensa en ver si con 93 años podrá estar de nuevo el año que viene en El Cronicón, pero además de eso ¿que más le gustaría hacer en el futuro inmediato?
-Pues la verdad es que a mí me gustaría mucho que en Miranda se organizara un concurso de declamación; hay mucha gente que lo hace muy bien; habría que hablarlo con el Ayuntamiento y el concejal de Cultura para ver si se puede.
-Y si se hiciera ahí estaría Felipe ¿no?
-Seguro que me presentaría y así recordaría el concurso que se hizo en Oña. Yo tenía dieciocho años y lo gané. El premio fueron cien pesetas, toda una fortuna emtonces.
-¿Y eso es todo lo que ha ganado con el teatro?
-Pues en dinero diría que sí, pero lo que me ha dado ha sido mucho más, pues con el teatro lo que he logrado ha sido pasar unos ratos estupendos, y encontrar muy buenos amigos.
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