Patrimonio ferroviario por descubrir en Miranda
Túneles y galerías recorren el subsuelo de la estación de tren, un espacio deteriorado que poner en valor
Cristina Ortiz
Sábado, 5 de julio 2025, 23:40
Los 'caminos de hierro' también son subterráneos y se ocultan bajo nuestros pies. Los de miles de mirandeses que, junto a millones de viajeros, foráneos, ... han recorrido de un lado a otro una estación que oculta bajo el suelo un entramado de galerías y túneles que recorren toda la superficie del edificio principal de la estación. Oquedades que abarcan todos los bajos de la estación, incluyendo los andenes cubiertos por la marquesina y los jardines laterales.
Un espacio inaccesible, utilizado como almacén en los últimos tiempos en los que la cafetería del complejo permaneció abierta –de hecho había una pequeña cocina y un elevador que daba al bar–, y sobre el que se desconoce documentalmente su función original y el uso que se le ha dado a través de los tiempos.
Lo que colectivos como la Asociación Amigos del Castillo tienen claro es que forma parte del patrimonio de la ciudad y, como tal debería ser protegido. Si la estación lo está, ¿por qué no su subsuelo? Defienden que es un lugar a poner en valor y conservar como parte de la historia ferroviaria pasada de Miranda;pero también futura, porque bien acondicionado podría dar lugar a un pequeño museo sobre el sector.
«Es un espacio muy compartimentado en habitaciones y se va pasando a través de arcos a los diferente cubículos que están llenos de trastos y basura», lamentó José González Grijalba, integrante del colectivo; que ha tratado, sin éxito, de certificar el momento en el que fueron construidos y su propósito. Y es que es una parte de la edificación que «no aparece reflejada en los planos originales de la cimentación la estación».
Lo que tienen claro es que ese sótano está conformado a base de «muros muy sencillos, donde vanos y puertas son rotos que han hecho para poder atravesarlos. Son absolutamente irregulares», apuntó Marcos Nieto, miembro también del colectivo, que duda sobre el destino que se pudiera dar en algún momento a esos huecos, si siempre estuvieron vacíos o tuvieron destinos concretos, porque todo apunta a que esas galerías están ahí desde el estreno de la estación en 1862 construida por Compañía de los Caminos de Hierro del Norte de España.
De ahí que algunas teorías apunten a que se diseñaran pensando en que pudieran servir de almacén de víveres o munición o incluso de refugio durante el periodo de las Guerras Carlistas, que finalizaron hacia 1876.
«En el momento en el que se crea la estación Miranda se convierte en cuartel general de las tropas isabelinas y todos los soldados y pertrechos de guerra venían aquí a través del ferrocarril, por lo que esos bajos podían haber servido para albergar material que no querían que el enemigo supiera que estaban ahí o incluso acoger a los propios soldados», apuntó González.
Reforzaría esta teoría el hecho de que la instalación ferroviaria tenía unas fortificaciones denominadas 'blokhaus' en las que había soldados. De hecho, «hay un plano en el que se ve una trinchera hecha en la propia estación para proteger ese espacio».
Pero eso no quiere decir que las galería se construyeron desde el origen con ese propósito, puede que simplemente se aprovecharan para ese uso porque ya estaban ahí, evitando tener que hacer un almacén seguro para armamento, por ejemplo.
El problema es que no hay información oficial que permita corroborar o descartar ninguna teoría ya que los documentos que lo harían posible fueron trasladados a la estación de Bilbao en 1969, al moverse de Miranda a la capital vizcaína la Capitalidad Ferroviaria de la Sexta Zona. Allí estuvieron almacenados hasta que las inundaciones los destruyeron en 1986.
De lo que no tienen duda es de que, al menos los tramos iniciales de las galerías, se han estado utilizando hasta que cerró la cantina de la estación porque dentro han encontrado maquinaria de hostelería bastante reciente; y que se debería actuar para ponerlas en valor y mostrarlas al público como una parte más del patrimonio mirandés. «Es una curiosidad de la ciudad, muy poca gente sabe que existe ese subsuelo».
Limpieza y mantenimiento
Pero antes de nada, habría que empezar por limpiarlas, extraer toda la basura y materiales que se acumulan y luego realizar trabajos de mantenimiento que garanticen la seguridad. A partir de ahí entienden que se abre un amplio abanico de posibilidades, incluso el de crear un pequeño museo dedicado al ferrocarril, una vieja reivindicación de la ciudad y que estaría más que justificado que se emplazara en ese espacio, aunque habría que solventar problemas de accesibilidad.
Además, podría ser un punto de inicio para empezar a trabajar en la preservación de la memoria ferroviaria de la ciudad. De hecho, en otros puntos de la estación, todavía queda ingente documentación para analizar lo que ha sido todo el siglo XX y buena parte de los expedientes del siglo XIX, con datos de todos los empleados. «Es algo impresionante, de verdad; aunque se conserva en un estado comatoso, tirado por el suelo, con los fardos de papel sueltos... Hay un abandono total, pero la documentación existente da una excusa perfecta para hacer una recuperación cultural y patrimonial, es muy valiosa», detalló Marcos.
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