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Toni Caballero
Domingo, 19 de enero 2025, 00:08
Corría el mes de junio de 2023, poco después de las Fiestas de San Juan del Monte, cuando varias personas se colaron ilegalmente el edificio ... de propiedad municipal ubicado en calle El Olivo, dentro del barrio mirandés de Bayas. Tras más de un año de okupación, pero sin que los vecinos del barrio reportasen quejas derivadas de la convivencia, la gran mayoría de los residentes ilegales fueron desalojados por orden judicial, tras la pertinente denuncia presentada por el Consistorio.
Pero la problemática con el edificio de El Olivo sigue dando que hablar, ya que según ha podido saber ELCORREO, varios de estos okupas habrían vuelto a alojarse en el mismo bloque recientemente para sorpresa de los vecinos, que daban el tema por zanjado.
«En Navidades sólo había una familia con hijos viviendo en la planta baja. Esta familia debió llegar a un especie de acuerdo con el Ayuntamiento y se quedó en la casa, es una familia que no causa ningún problema y que no fue desalojada hace meses cuando vinieron a sacar a toda la gente del edificio», señalan algunos residentes de Bayas.
Cuando parecía que el Consistorio mirandés, tras un largo proceso legal, había encontrado la solución final al problema, la situación volvió a torcerse. «Ahora mismo, los tres pisos de la casa están abiertos ya. Hace semanas que volvió a verse mucho movimiento de coches. El barrio es pequeño y todos nos conocemos. Supimos rápidamente que habían vuelto a entrar en las plantas que habían sido desalojadas. Además, algunos de ellos son los que estuvieron la primera vez, los que fueron desalojados meses atrás», aseguran los vecinos.
Pese a que nunca ha surgido un problema de convivencia con los moradores del bloque, los vecinos de Bayas sí que reconocen que existe cierta «incertidumbre» con la situación. Temen al posible efecto llamada que esta residencia pueda ocasionar en el vecindario, como ya denunciaron a mediados del pasado curso, pero ahora también desconfían de una posible lucha por hacerse con el espacio.
Se trata de un escenario que el Ayuntamiento tiene que gestionar, «al final es una vivienda destinada a Servicios Sociales que se puede utilizar para muchas necesidades. La planta baja, por lo que sabemos, cuenta con una familia que necesita dónde vivir y que ha debido llegar a una especie de acuerdo con los agentes sociales, pero las otras dos plantas han vuelto a ser okupadas poco después de ser desalojadas», subraya otra vecina de la zona que no ha querido desvelar su nombre.
Por ende, añade, «existe cierta preocupación, primero, de que se esté volviendo en algo recurrente el okupar la casa, parece que entran y salen a su antojo, y no debería ser así. Y segundo, también preocupa que se pueda producir una lucha entre diferentes personas o grupos para hacerse con estos espacios okupados», zanjan.
La palabra okupa, otrora «inviable» para Bayas, se ha vuelto en una habitual más del vecindario.La asociación vecinal ya apuntaba en el pasado hacia la problemática social que ha podido originar la tesitura actual y, en relación al caso particular del edificio de calle El Olivo, tienen claro que se trata de «un detalle más de la falta de empatía de los dirigentes políticos para nuestro barrio».
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