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Raúl Canales
Jueves, 17 de abril 2025, 22:38
Las palomas hace mucho tiempo que han pasado de protagonizar estampas entrañables a ser un problema de difícil solución para las ciudades. De alimentarlas en ... las plazas con migas de pan a ser una plaga. El problema radica en que no hay un método eficaz para deshacerse de ellas ni de los innumerables perjuicios que ocasionan. Los pinchos para evitar que se posen en las cornisas solo son un parche y el uso de anticonceptivos en la comida, algo muy empleado en los últimos años, ahora está prohibido porque puede afectar a otras especies, igual que utilizar ultrasonidos para ahuyentarlas.
La concejalía de Medio Ambiente siempre ha sido contraria a las matanzas masivas de ejemplares para eliminar la sobrepoblación, por lo que María Cueva se propuso buscar alternativas más respetuosas con los ciclos de la naturaleza. La que más convencía era la de capturar a las palomas y enviarlas a un criadero de águila perdicera en Navarra. Allí se las trata de posibles enfermedades antes de servir de presa para los depredadores. El Ayuntamiento había cerrado un acuerdo con la empresa que se encarga de este programa, pero hay discrepancias respecto al traslado de las palomas, ya que los navarros pretenden que se les lleven hasta allí mientras que la ciudad se niega a asumir esa tarea y su coste.
Por eso, Cueva ha dado orden de buscar otras opciones y lo que se hará a partir de ahora es llevar los ejemplares capturados a criaderos de Vitoria para alimentar a las rapaces que luego se sueltan en el aeropuerto. El uso de halcones para ahuyentar a otros pájaros es frecuente para garantizar la seguridad de los vuelos.
En los últimos días se han capturado ya 600 palomas que han sido entregadas a las halconeras de Foronda. No serán las últimas porque la intención es que durante las próximas semanas se intensifique la captura de ejemplares ya que es la época del año más apropiada para hacerlo y es necesario reducir su número en la ciudad. Para atraparlas se colocan redes de gran superficie en las afueras del núcleo urbano en las que se coloca comida como cebo. Cuando hay un número muy elevado de palomas, la red se cierra evitando que puedan escapar. Desde Foronda agradecen la colaboración mirandesa «porque con ese suministro reforzamos la seguridad aérea».
A medio plazo, Medio Ambiente está barajando otras opciones, como colocar nidos para rapaces en diferentes puntos para facilitar que se reproduzcan en esta zona y se encarguen de ahuyentar a las palomas. Es un proyecto que irá de la mano de Fundación Oxígeno pero al que todavía hay que dar forma.
Con estas medidas, la concejalía se ahorrará una importante suma de dinero porque el control de la plaga supone cerca de 20.000 euros anuales para las arcas municipales. Esa tarea también se ha incluido entre las funciones de los nuevos gestores del CEMBA (Centro de Bienestar Animal) aunque ese contrato todavía no ha entrado en vigor por lo que el gasto lo tiene que asumir el Ayuntamiento.
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