«Llevar el nombre de la Cruz Roja te abre puertas pero a la vez te obliga mucho»
Después de 14 años al frente de la entidad cree que ha llegado el momento de pasar el testigo y «ser un voluntario más»
Han pasado catorce años desde el momento en el que Manuel Ruiz tomó la decisión de dar un paso al frente y pasar de ser, ... por así decirlo, el segundo de a bordo de la entidad, a convertirse en presidente de la Asamblea Local de la Cruz Roja para estar, no al mando, sino al frente de la entidad. Y casi década y media después entiende que ha llegado el momento de dar el relevo. Va a dejar su cargo como máximo responsable pero seguirá como voluntario y es ahora a pocos días vista del relevo, que se prevé para mediados de este mes, cuando pueden hacerse los balances.
- Ya se ve el cierre de una etapa y puede por lo tanto hablarse de sensaciones. ¿Cuáles son las que ahora tiene?
-Como aún no he cedido el testigo, y acaban de terminar las fiestas de San Juan y los partidos del Mirandés, que son para nosotros momentos muy intensos, no estoy pensando todavía en el futuro inmediato. Está claro que en breve habrá un cambio, pero como mi idea es seguir de voluntario pues supongo que el cambio será mucho menos brusco que si dejara la entidad de forma total.
- Lo que parece evidente es que en su vida habrá algo más de tranquilidad ¿no?
-Eso sí, seguro. Coordinar el día a día de Cruz Roja conlleva trabajo, preocupaciones. Se mueve a mucha gente, se trabaja en muchos programas, hay que buscar dinero en muchos sitios para poder cumplir con todos los objetivos que nos proponemos, así que no tener que preocuparme de todo eso sí me permitirá estar más tranquilo.
«Cuando se habla de salud o comida para las personas, a veces hay que ser más rápido en la gestión»
- Yéndonos al principio, aunque ya conocía la entidad por ser vicepresidente, ¿se encontró con muchas cosas nuevas al asumir la presidencia?
-No, yo conocía como eran las cosas, pero sí que es cierto que en estos años nos han sobrevenido cosas nuevas con las que no contábamos, por ejemplo podemos hablar de las riadas, nos encontramos con el tema de los refugiados y, por supuesto, el tema del covid. Así que aunque en el día a día sabes más o menos como moverte, cuando surgen estas cosas hay que buscar soluciones para situaciones completamente desconocidas.
- Soluciones que se hallaron ¿satisfactoriamente?
-Yo creo que fuimos encontrándolas a medida que llegaban los problemas, y que se solventaron bien. Cruz Roja es una institución que no puede parar, tiene que amoldarse a las necesidades que la sociedad tenga y, aunque nos surgieron cosas nuevas, importantes y complicadas, hemos salido bastante airosos de todas ellas.
- En catorce años son muchas las cosas que pueden pasar, y pasan, ¿con qué se quedaría y con qué no?
-Me quedo con la labor que se ha hecho, con la cantidad de gente voluntaria que ha metido muchísimas horas en beneficio de la sociedad de Miranda, me quedo también con las ayudas de la gente y de empresas pequeñas que han colaborado con nosotros; hay mucho con lo que quedarse y no me quedaría con la excesiva burocracia con la que te topas a veces para gestionar las cosas, porque cuando estamos hablando de salud o comida para las personas, a veces hay que ser más rápidos en la gestión.
- Hablando de gestión, ¿cómo valora la suya al frente e Cruz Roja en estos años?
-Se han hecho cosas muy buenas, y yo no dejo de ser uno más. La valoración tendrán que hacerla otros, pero yo estoy contento.
Entre todos
- Uno solo no puede hacerlo ¿no?
-Ni uno sólo, ni veinte. Esta es una labor de mucha gente, de muchas instituciones, de muchas empresas, de la ciudadanía de Miranda. Es un conglomerado de muchas cosas lo que nos permite llegar a las metas que hemos conseguido
- Habla de labor conjunta, pero ¿es más fácil trabajar cuando se preside una entidad tan conocida como lo es Cruz Roja?
-No cabe duda que llevar el nombre de Cruz Roja te abre puertas, pero a la vez que te las abre te obliga a una serie de comportamientos y de resultados que también tienen que ir acordes con la entidad, así que puede decirse que lo que es muy bueno por un lado te obliga a estar a la altura de esa institución que tanto se conoce.
- Para estar a la altura se cuenta con voluntarios, personal contratado, ¿qué decimos de todas esas personas?
-Pues que Cruz Roja son los voluntarios; evidentemente tenemos personal laboral, pero Cruz Roja son los voluntarios. El día que los voluntarios digan que hasta aquí hemos llegado, Cruz Roja no va a poder subsistir porque es imposible que toda la labor que hacen los voluntarios, si hubiera que pagarla, pudiera hacerse, no habría dinero suficiente. A ellos es a quienes hay que agradecerles la labor. Los que estamos al mando, que también somos voluntarios, lo único que hacemos es cuadrar un poco las cosas para que vayan saliendo, pero sin los voluntarios, imposible.
- En estos años ¿qué es lo que más le ha sorprendido?
-Lo primero la gran necesidad que hay de distintas ayudas, todos hemos oído hablar de la soledad, o de los problemas de alimentos, pero visto desde fuera nos parece lago lejano. Cuando entras te das cuenta de la magnitud de los problemas de soledad o escasez que, en una sociedad, cada vez más individualista y en la que de lo único que nos preocupamos es de lo nuestro, se están acrecentando.
«Cruz Roja son los voluntarios, sin ellos no podría subsistir»
- Hablando de individualismo, se dijo por activa y por pasiva que la pandemia nos iba a hacer mejores. En Cruz Roja se vivió, ¿qué puede decir?
-Yo personalmente no he notado cambios en la sociedad. Sí que vi que hubo voluntarios que echaron el resto. Nosotros tuvimos programas específicos como el de Cruz Roja Responde, que sirvió para que muchas personas que estaban solas tuvieran con quien charlar y creo que, como entidad hicimos las cosas bien en aquel complicado momento. Con respecto a la sociedad no haya ido ni a mejor ni a peor por el covid; creo que en ese aspecto la pandemia no ha tenido gran relevancia.
- Y en estos años que ahora van a quedar atrás ¿qué destaca?
-Sobre todo la gran, gran cantidad de gente a la que se ha ayudado, han sido casi 25.000, que se dice pronto, pero es una cifra importantísima.
- ¿Podría decirse que es recomendable que todo el mundo pase algún tiempo en una entidad como Cruz Roja para que conozca de verdad la sociedad en la que vive?
-Por supuesto porque todos vemos cosas pero lo hacemos de modo superficial. Cuando ves las cosas sobre el terreno y conoces a la gente que lo está pasando mal ves las cosas de otro modo, te afecta más y comprendes más. Te viene bien, muy bien para valorar lo que uno tiene. Tendemos a pensar que es poco, pero si vemos la realidad social no nos queda otra que decir que somos unos privilegiados. Para mí estar en Cruz Roja ha sido y es un aprendizaje constante.
- Y ahora, sin la responsabilidad de ser la cabeza visible de la asamblea local de la Cruz Roja ¿qué?
-Aparte de que voy a seguir como voluntario, estoy metido en muchos berenjenales, no voy a tener tiempo para aburrirme.
- Hemos hablado de la entidad pero ¿qué puede decir Manuel Ruiz, presidente de Cruz Roja de Miranda?
-Pues que es una ciudad que a nosotros nos trata con mucho cariño y mucho respeto, y repetir lo que a menudo se dice, que es muy solidaria. Basta con ver la cantidad de asociaciones que hay.
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«Me gustaría cerrar algún programa porque ya no fuera necesario»
Hecho el balance vivencial de Manuel Ruiz como presidente, también ha llegado el momento de poner sobre la mesa las cifras con las que se ha movido al entidad durante todos estos años.
Se ha sentido a gusto trabajando con todos y cada uno de los programas, dice no saber decantarse por ninguno en concreto, pero lo que si tiene claro es que «aunque todos los programas son necesarios y con todos se hace una labor enorme, yo lo que he dicho mil veces y seguiré diciendo, es que me gustaría cerrar algún programa porque ya no fuera necesario, pero mientras eso sea una utopía, ahí estará siempre la Cruz Roja».
Gracias al trabajo que se ha hecho a través de esos programas en los catorce años que han pasado desde que asumió la presidencia el total de las personas atendidas ha sido de 24.800; una cifra «que habla por sí sola de la magnitud de lo que se hace y de las necesidades que hay en la ciudad».
Ha servido para atender las necesidades de 4.000 familias, y ha llegado a una 20.000 personas
En el programa de mayores han tenido cabida 500 personas, en el de aulas se ha atendido a más de 300 menores para darles apoyo escolar y a 200 mayores que han recibido clases de español o de informática.
El programa de refugiados, el más reciente de los que funcionan en Cruz Roja, ha sido útil para unas cien personas a las que se les ha proporcionado, vivienda, ropa y alimentos. Además, en colaboración con la Policía nacional se les ha ayudado con los trámites administrativos.
Conocido es el de teleasistencia y con él se ha trabajado con unas setecientas personas, y también el de préstamo de material sanitario. En estos años se han facilitado entre sillas, muletas y andadores, entre otras cosas, unos quinientos utensilios.
Programa de alimentos
Si hubiera que establecer un ranking no cabe duda que en cabeza hay que colocar el de alimentos que ha tenido en esta década y media a 4.000 familias como beneficiarias, lo que ha supuesto que el programa ha llegado a unas 20.000 personas; ha sido por lo tanto el que podría denominarse, muy a pesar de quienes lo propician, el programa estrella de Cruz Roja.
Si se habla de conocimiento de alguna actividad de esta entidad por parte de la ciudadanía, no cabe duda de que el ir y venir de las ambulancias, es decir, el programa de socorros y emergencias es el que todos pondrían sobre la mesa. Se han hecho más de 700 preventivos y se ha atendido a unas 2.500 personas.
Se siente orgulloso Manuel Ruiz del balance, y también del hecho de haber terminado todos y cada uno de los años de su gestión con superávit económico. «Eso nos ha permitido comprar dos ambulancias con las últimas tecnologías en cuestión sanitaria, un vehículo de intervención rápida, una lancha de poco calado, y actualizar el material de oficina».
En pocos día va a dejar de ser el presidente y ha querido en su despedida reconocer que «muchos de los logros, como los de la adquisición de material han sido posibles gracias a los voluntarios, los comités comarcales, instituciones como el Ayuntamiento o la Junta y, sobre todo los socios y las empresas pequeñas que han estado ahí».
Así daba las gracias, días antes de su despedida, y cabría también dárselas a él por haber estado al frente de la Asamblea Local de la Cruz Roja mirandesa en los último catorce años.
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