Los hosteleros de Miranda dicen que una terraza «es como tener otro bar fuera de tu propio local»
Aseguran que la actividad de la terraza puede traducirse en hasta el 75% de la cuenta mensual del establecimiento
Toni Caballero
Domingo, 18 de febrero 2024, 00:17
Las terrazas tienen cada vez más peso en el funcionamiento de los establecimientos mirandeses, ya que los usuarios valoran cada vez más los espacios al ... aire libre, especialmente tras la pandemia de Covid-19. Hasta hace poco, disfrutar de las terrazas al aire libre era una tendencia ligada a la temporada de verano, pero esta opción ya se demanda en cualquier época del año.
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Techadas, al estilo terraza «pórtico», totalmente cerradas para combatir el frío, o con las habituales mesas y sillas al aire libre; los hosteleros tienen claro que son un reclamo importante para su clientela, «que quiere disfrutar del aire, de no sentirse encerrados, y también muchos de ellos vienen acompañados por sus perros».
Todas estas ventajas sin tener en cuenta el incremento económico que pueden suponer al cierre de la cuenta mensual. «La terraza, a día de hoy, supone el 75% de lo que genera el bar. Nosotros tenemos 20 mesas, lo que nos permite el Ayuntamiento, y se puede decir que, gracias a ellas, tengo otro bar fuera de mi propio bar», apunta Rafael Orbañanos, regente de la Churrería Gorrión.
La suya es la única terraza de la ciudad que puede cerrarse totalmente. «En Miranda hace más frío que calor, optamos por esta terraza porque es una buena opción para celebrar cumpleaños y otros eventos. Además, en verano, podemos retirar el techo e incluso sacar las mesas fuera porque disponemos de espacio. Tenemos todas las ventajas», añade el regente de la churrería.
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Por otro lado, las zonas peatonales de la ciudad se erigen como el centro neurálgico del terraceo mirandés. En este contexto, La Marimorena podría ser el buque insignia del alterne al aire libre en los últimos meses y su terraza llega a aunar a grandes multitudes cuando llega el fin de semana.
«Tener una terraza de estas dimensiones que, a más grande, más impuestos y precio por ponerla; la verdad que supone una gran parte de la facturación, aunque en los meses de invierno no tenga una gran afluencia. Desde la pandemia, hemos sacado en claro que ya no nos importa tanto tener que quedarnos en una terraza, ya sea por gusto o como segundo plato», señala Alfredo Selas, el titular.
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La Mari cuenta con 20 veladores y 80 sillas en su espacio, «tenemos un cerramiento móvil con mamparas que acabamos de poner en enero, gracias a eso pues tienes una imagen diferente de una terraza al uso dado que en realidad aunque estés en el exterior estás cubierto en tres cuartas partes y en invierno eso es de agradecer».
Por último, también existe un gran porcentaje de locales que no dispone de espacio exterior, como La Madre, cuyos regentes sostienen que «es un privilegio para aquellos que sí tienen, pero todos somos conscientes de nuestra ubicación. La gente busca exteriores. La intención de la gente está ahí aunque sea invierno. Hoy nos vendría de cine poder tenerla en los aparcamientos, como en pandemia, pero para llegar a ese final, si es que llega, tendríamos que hacer una inversión importante».
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