Los guardianes del latido de San Juan
La figura del 'bombista' surgió en la festividad mirandesa de 1978 y, actualmente, son 55 las cuadrillas que todavía cuentan con el suyo
toni caballero
Sábado, 4 de junio 2022, 00:07
Reza su significado que el bombo es un instrumento musical de percusión membranófono y de timbre muy grave, aunque de tono indeterminado. Debido a su ... sonido grave, este instrumento se usa habitualmente para marcar y mantener el ritmo en diversos estilos de música, pero, en el caso de Miranda, su importancia trasciende a lo meramente musical; no sólo se encarga de marcar el pulso de las fiestas de San Juan del Monte, sino que se erige en uno de los mayores símbolos de la festividad mirandesa más popular.
Sin embargo, el bombo no vibra por si sólo, hace falta una persona que lo haga sonar y que, en la festividad blusilla, es conoce como bombista. El grueso de las cuadrillas sanjuaneras actuales, 55 de 70 para ser exactos, cuenta con un miembro que se encarga de portar el instrumento, está diferenciado por un brazalete acreditativo y su papel se basa, fundamentalmente, en escoltar al Bombo en su resurrección y en su posterior entierro en el Ebro.
La creación de la Orden del Bombo fue encomendada a 'Cherry' en el año 1978
«El Bombazo comienza en 1977 con Jesús Ruiz Valderrama de presidente de la Cofradía. Los primeros que se encargaron de la resurrección fueron la cuadrilla Los Cocerolos. Entonces se realizó desde el centro del puente Carlos III, no desde la Casa del Cura, como ahora», explica Juán Antonio Álvarez, miembro de la actual directiva cofrade.
Un año más tarde, en 1978, el entonces presidente encargó a Esteban García 'Cherry' la creación de la Orden del Bombo, un colectivo que, desde entonces, se encarga de la resurrección y entierro del Bombo. «Durante los primeros años, los bombistas mayores de las cuadrillas esperaban en la Plaza de España, perfectamente alineados, a que llegarán tanto el Bombo como las imágenes de San Juan del Monte y de la virgen de Altamira. En dicho espacio tenía lugar una misa de campaña previa al Bombazo», añade el directivo.
Entonces, también se celebraban galas o «juegos florales», actos en los que se les entregaban los documentos acreditativos de su condición a los bombistas mayores. «La figura del bombista mayor fue muy codiciada durante muchos años, después perdió algo de peso, pero su figura todavía está presente en la mayoría de las cuadrillas», asegura.
Para Verónica Ayuso, de la Cuadrilla Sebas No Bebas, «ser la bombista mayor y llevar el bombo hasta el Bombazo es una pasada», por lo que no pretende guardar ningún tipo de fuerza durante el sábado festivo. «En mi cuadrilla, vamos rotando el papel de bombista. Me encanta San Juan del Monte, desde pequeña, es la mejor fiesta del mundo. No tengo pensado prepararme para llevar el bombo durante las fiestas, supongo que me saldrán ampollas y agujetas al día siguiente, pero merecerá la pena».
En esta línea, son varios los bombistas que repiten su papel año tras año, de hecho, muchos de ellos heredan el puesto de sus padres o abuelos, convirtiéndose en una tradición familiar. Este es el caso de Diego Pascual, de Los 40 Principales.
«Es mi primer año de bombista en Los 40 Principales. Mi pasión por el bombo viene desde pequeño, ya que mi padre lleva siendo bombista mayor muchísimos años y siempre me compraba un bombo pequeño. Yo le acompañaba en el Bombazo y en el desfile. Es un honor ser bombista en tu cuadrillla y representarla con el bombo. Como sanjuanero que soy, tengo muchas ganas, ilusión y nervios; la escolta del Bombo es muy especial, se te ponen los pelos de punta cuando llegas a la Plaza de España», describe.
«El bombista representa a su cuadrilla, sientes que formas parte de un momento muy especial»
En la misma línea se posiciona su padre, Patricio Pascual, quién asegura que su pasión por el bombo nació con pronta edad. «Ahora llevo siete años siendo el bombista mayor de El Despiste. Hay que tomar parte y disfrutar de las fiestas desde el primer día hasta el último, además el bombista representa a su cuadrilla. Se siente una emoción muy grande, es la sensación de estar participando en algo muy especial. Me gusta todo de San Juan del Monte, desde la resurrección del Bombo a su escolta hasta la Plaza, el Bombazo; todo», sentencia.
Tres años más tarde, los mirandeses volverán a disfrutar de su fiesta más popular ataviados con sus blusas. No hay ninguna festividad que se precie sin que la música desempeñe un papel protagónica, San Juan del Monte no es una excepción, por lo que todos los bombistas se preparan para mantener vivo el pulso de una celebración gigante.
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«Cogí el bombo de la cuadrilla y surgió la chispa, se siente algo muy especial»
El cargo de bombista mayor es oficial en cada cuadrilla sanjuanera y el sábado de San Juan, a partir de las 17.30 horas, la Cofradía concentra a todos los representantes en su sede para iniciar el paseíllo hasta el puente Carlos III. Allí tiene lugar la resurrección del Bombo, que irá sucedida de la escolta del mismo, el Bombazo y el paseíllo hasta la Iglesia de Santa María.
Este segundo es uno de los momentos favoritos de Jesús Huidobro, bombista de la cuadrilla Los Revoltosos desde hace alrededor de quince años. «No sé ni el año en el que empecé como bombista, me entró el gusanillo y nunca lo he dejado. Llevaré unos quince años. Sucedió porque el bombo de la cuadrilla estaba abandonado y un año decidí cogerlo. Entonces, surgió la chispa durante el Bombazo y siempre he querido repetir esa sensación, llevo cargándolo desde entonces», señala Huidobro.
Otra persona que conoce la tradición de primera mano es José Ignacio Pérez, que encadena 19 años en la Orden del Bombo (2 como ayudante y 17 como Bombista Mayor). «Comencé como ayudante cuando 'Cherry' dejó la Orden, entonces iba a desaparecer y entramos varios para ayudar a José Luis García 'El Pescador'. El primer año no teníamos ni parigüelas, llevábamos el Bombo al hombro y parecíamos marionetas», señala el veterano sanjuanero.
Desde entonces, Pérez hace las veces de Bombista Mayor en la Orden, de enlace con la Cofradía, y avanza que «seremos bombistas toda la vida y más allá porque se vive con muchísima ilusión».
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