Giafys cumple veinte años de actividad en Miranda y atiende a más de 300 personas
Llega también el aniversario de su conversión en Fundación, que se produjo en 2015
María Ángeles Crespo
Martes, 1 de julio 2025, 00:44
El pasado fin de semana la Fundación Giafys volvió a salir a la calle para organizar su XI Paseo Nocturno; una actividad consolidada y que ... se enmarca dentro de las diferentes propuestas que viene planteando desde hace veinte años para conseguir que la calidad de vida de sus usuarios sea la mejor posible.
Decir Giafys en Miranda es sinónimo de hablar de cáncer, de la enfermedad y de lo que entidades como ésta que lleva presente en el día a día de los mirandeses dos décadas hace por esos enfermos y sus familias.
De ese trabajo y lo que supone se habló en una reciente reunión informativa con los socios y usuarios «a los que les hablamos de todas las actividades que desempeñamos. Les hicimos poner en valor la prestación que se da desde la fundación, que es un compromiso de todos los que hacemos uso de ella», explicó Koro Quevedo.
Giafys se constituyó como asociación «aunque ya veníamos trabajando previamente» en el año 2005 y una década después pasó a ser una fundación, en la que participan más de 300 personas entre usuarios familias y socios.
De esta fundación quizás lo más conocido sea su centro de rehabilitación oncológica, el gimnasio, al que en estos momentos acuden 154 usuarios. Si a estos se les añade el número de los que están haciendo uso de los servicios de psicología y nutrición la cifra se eleva hasta los 217. También trabajan con 96 familiares, y se presta atención domiciliara a 14 personas. «Además de esto atendemos a cualquier personas que se acerque solicitando ayuda o información. Así que entre escuela y fundación podemos decir que tenemos más de 300 usuarios, que a veces se solapan porque algunos participan tanto en la escuela como en el centro».
Si el gimnasio y el trabajo que en él se hace para mejorar el estado físico de los usuarios es algo que se conoce bien, desde Giafys quieren también ahondar en la Escuela de Cuidadores, que desarrolla su actividad con un calendario similar al escolar y que por lo tanto acaba de poner el punto y final al curso, el segundo.
«La creamos con la intención de ayudar a quienes se encargan de atender a los enfermos, que son los grandes olvidados, pero en los cursos al final están participando casi por igual cuidadores y los propios enfermos que han querido aprender a autocuidarse».
Conociendo la respuesta al primero de los cursos en el segundo se han hecho algunas variaciones para amoldar las enseñanzas a las necesidades de los alumnos. Con la experiencia acumulada ya se están preparando las actividades que se impartirán durante el tercer curso.
«Seguiremos en la misma línea e invitamos a los cuidadores, de enfermos de cáncer o de otras patologías, a que vengan. Se van a mover en un entorno muy familiar», en el que se trabaja con dos grandes bloques diferenciados, uno de cuidados y otro de autocuidados. El primero de ellos se divide a su vez en dos. «En el primero abordamos cuidados básicos de enfermería, como pueden ser la higiene o la movilización, y en el segundo nos metemos en otros algo más avanzados, como poner alguna medicación subcutánea, o manipular una sonda».
Siendo estas enseñanzas muy importantes, en lo que se pone el acento en la escuela de cuidadores es en el bloque destinado a mejorar la vida de quienes se encargan de atender las necesidades de los enfermos. «Intentamos que los cuidadores tengan un lugar de respiro, que se lo pasen bien y que aprendan cosas para el día a día. Les proporcionamos herramientas para que su esfuerzo físico y emocional les resulte un poco más llevadero». Y lo hacen con cuestiones tan diversas como psicomotricidad, zumba, escritura terapéutica o estimulación cognitiva. El tercer curso arrancará después de las fiestas de septiembre y quienes quieran inscribirse ya pueden hacerlo.
Más socios
Tres graduados en Ciencias de la Actividad Física y una nutricionista son los profesionales que se encargar de atender las necesidades de los usuarios, que también pueden participar en otro tipo de actividades gracias al trabajo desinteresado de socios y voluntarios.
En referencia a ellos apunta Quevedo que «nos hacen falta socios y gente que nos eche una mano. Hay muchas formas de ser voluntario y ayudar a la fundación. La ayuda económica que nos llega gracias a los socios, pequeña o grande, es fundamental para nosotros porque nos permite seguir trabajando».
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