

Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
María Ángeles Crespi
Jueves, 1 de mayo 2025, 20:52
La climatología marca la diferencia, eso es lo que decían los que venían con burros, caballos, mulas, potros o ponis, entre las ferias mirandesas de marzo y la del 1 de mayo. «En esta época ya hace mejor tiempo y es más fácil que haya gente que se anime a venir. Las ferias aquí ya no son lo que eran, pero en ésta parece que hoy se ha animado más gente», apuntaba Óscar Calvo que venía desde Burgos con la intención de poder vender alguna de las tres potras con las que llegó desde Burgos. Acertaba en su apreciación y también al apuntar que se veía mejor aspecto que el año pasado ya que si en la última cita del 1 de mayo quienes se acercaron al ferial vieron 28 animales ayer los ganaderos trajeron a Miranda medio centenar.
Es lo que se constató por parte de los veterinarios de la Junta que estaban pendientes de que se cumplieran todas las medidas sanitarias y que los ganaderos cumplimentaran las guías.
Tras muchos años realizando estos trámites Pedro no dudó a la hora de afirmar que habrá que «adoptar medidas de algún tipo para que las ferias no desaparezcan. La mayoría de los tratos se hacen en las explotaciones y las ferias son algo secundario a las que algunos acuden para reunirse con otros ganaderos».
Óscar Calvo, que no veía muchas posibilidades de hacer negocio también lo piensa. «Al final venimos enseñamos lo que tenemos y nos vemos con otros compañeros con los que nos encontramos en ferias de otros lugares». Tampoco tiene claro que este particular oficio tenga mucho futuro, pero aun así vino acompañado por su dos hijos Laia y Luis, de 8 y 6 años, que estaban empezando a aprender los entresijos de esta particular vida. «Nos gustan los animales, vamos con nuestro padre y de mayores queremos hacer esto también».
El futuro lo dirá, pero estos dos pequeños disfrutaban, al igual que lo hacían los niños y niñas que se acercaron con sus padres para «ver los caballos y a pasármelo bien», era el objetivo de Eder, de 4 años, que tras la primera ojeada a todo lo que había y antes de que dieran comienzo los concursos y espectáculos se quedaba con «los coches, es lo que más me ha gustado»; se refería a las calesas que estuvieron expuestas y llamaban la atención de los que a medida que avanzaba la mañana iban llenando el ferial. Fue una novedad propiciada por Caballerizas Octavio Zangróniz, de la riojana Baños de Río Tobía. «Hemos traído calesas de varios tipos, unas para entrenamiento de animales y otras que empleamos en eventos como por ejemplo bodas. Es el primer año que las traemos, y la verdad es que está gustando», apuntaba Verónica Anguiano.
Y se notaba entre el público que se paseaba por el recinto, como Francisco Bastida, que comentaba también que «la de mayo siempre es mejor feria que la de marzo, hay más ganado y aunque esto ya no es lo que era, me parece que como traen algunos espectáculos y exhibiciones de oficios y así, enganchan a la gente y yo creo que este año está un poquito mejor que el pasado».
Que ha ido menguando es algo que también tenía muy claro Begoña Ruiz que ahora, ya jubilada «es cuando puedo venir a ver la feria que nada tiene que ver con la de hace años que venían los ganaderos de todos los pueblos a pasar días y que hacían de Miranda algo muy especial».
Sabe perfectamente que hoy la ganadería no es lo que era, pero pide «a quien corresponda, que no dejen morir esto. Yo creo que como ya no hay tantos caballos y burros, a lo mejor se podían plantear hacer una feria con otro tipo de animales, yo que sé, gallinas, o cerdos, por ejemplo. A mí me parece que sería bueno para que los críos los conozcan». Incidía en que va a ser imposible que «sea como antiguamente, pero igual se puede hacer un esfuerzo y recuperar un poquito esto que es tan bonito, no podemos consentir que se pierda».
Con la misma idea paseaba por el recinto del Casco Viejo Miguel Ortiz, que apuntaba que es «algo muy bonito para la ciudad, hay que ir añadiendo cosas todos los años para que no se pierda».
Tampoco debería ocurrir con algunos oficios, pero lo cierto es que en profesiones como la de herrador cada día son menos los que quedan. Uno de ellos es Guillermo Negruela que llegado desde Bilbao decía que «no hay mucho relevo generacional, así que por un lado la cosa va regular, pero por otro como quedamos tan pocos tenemos mucho trabajo».
Al 'calzar' a algunos de los ejemplares que estaban en el recinto muchos vieron por primera vez esa labor. Realizó por lo tanto, una exhibición.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.