Cada uno con su estilo desde las alturas

La amenaza de lluvia se disipó bien pronto y las diferentes parejas de Gigantes pudieron danzar para regocijo de pequeños y mayores en el Antonio machado por la mañana y, por la tarde, las casi treinta figuras que acabaron congregándose pudieron verse de nuevo en el pasacalles y en la parada que hicieron en la calle La Estación.

«Queríamos traer algo novedoso. Por primera vez han venido de Cataluña, que hacen los encuentros de un modo muy diferente al nuestro, y también hemos querido que la gente viera algo tan novedoso como lo que traen los de Irún, que bailan con música electrónica».

Y vaya si sorprendieron los guipuzcoanos que llegaron con figuras muy particulares. «Somos una comparsa peculiar porque no nos ceñimos a los cánones habituales. Nuestras figuras representan a los cuatro elementos de la naturaleza y otras a las estaciones, que son los diferentes. Y la música es también distinta, queríamos algo divertido y apostamos por la música electrónica, así nos distinguimos. Tenemos seguidores y gente a la que no les gusta nuestra elección, lo entendemos, pero creemos que tiene que haber para todos».

También era diferente lo que ofrecía el grupo Bisbalet de Igualada, que visitaba Miranda por primera vez trayendo una pareja de cabezudos y otra de gigantes. Devolvieron la visita y decía Albert Miquel que se encontraban «muy bien, nos han acogido estupendamente y nos encanta participar en encuentros como éste porque son muy diferentes a los que nosotros celebramos. Es una gran experiencia que nos sirve para aprender».

También apuntaba que a la agrupación le gustaba mucho salir de su zona porque «la gente lo vive mucho, canta y baila, es muy participativa y eso nos anima mucho a nosotros».

También eran nuevos en el encuentro los navarros de Larraga que llegaron con una pareja de gigantes. «Nos apetecía mucho venir y la verdad es que estamos disfrutando porque el día está fantástico», decía Javier Bidarte.

Los que llegaban de Logroño estaban como en casa pues no en vano son la comparsa habitual desde hace ya muchos años. La buena sintonía que existe entre esa agrupación y la mirandesa fue la que sirvió para que una vez que se realizó la exhibición de los bailes de todos los gigantes que participaron en el encuentro, se realizara el hermanamiento entre las dos comparsas. Los riojanos impusieron los pañuelos a los mirandeses. Fue para los anfitriones una agradable sorpresa.

La fiesta fue total y quienes más disfrutaron fueron, un año más, los más pequeños, asombrados por el tamaño y las habilidades de estas impresionantes figuras que consiguieron con su presencia agigantar la fiesta.