Los ortodoxos colocan un vaso de agua en la ventana durante los 40 días posteriores al fallecimiento del ser querido para evitar malos augurios. avelino gómez

Distintos rituales para decir adiós

Varias comunidades de la ciudad explican la naturaleza de sus ritos funerarios para despedir a las personas fallecidas

toni caballero

Martes, 1 de noviembre 2022, 00:01

«Puedes llorar porque se ha ido, o puedes sonreír porque ha vivido. Puedes cerrar los ojos y rezar para que vuelva, o puedes abrirlos ... y ver todo lo que ha dejado», recoge el famoso poema de David Harkins. La obra sintetiza a la perfección el contraste existente entre las diferentes culturas mundiales a la hora de despedir a sus seres queridos.

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En todo el mundo existen ritos funerarios, es algo inherente al ser humano y permite dar el último adiós a la persona fallecida, pero cada comunidad opta por mantener sus propias tradiciones a la hora de rendir tributo al difunto. El objetivo es el mismo, mostrar un abanico de sentimientos hacia el fallecido, pero los rituales de las diferentes culturas afincadas en Miranda difieren de la tradición funeraria de nuestro país, marcada por la religión católica y que suele dividirse en tres partes bien diferenciadas: el velatorio, la misa y la inhumación o cremación.

Dragos Carica | Rumania

«Se deja un vaso de agua en la ventana durante 40 días»

Habitante de Miranda durante los últimos 8 años, llego a España, concretamente a Marbella, alrededor de tres lustros atrás. Dragos Carica es técnico de ambulancias y también hace las veces de voluntario en Cruz Roja Miranda. Se crió en su Rumania natal, donde impera la religión ortodoxa, y recuerda a la perfección los rituales funerarios que seguía su familia cuando era menor de edad.

«Hay distintas tradiciones dependiendo de la zona de Rumania. En el norte, por lo general, se vela al muerto durante tres días en la propia casa familiar. Es parecido al rito católico, pero no está muy aceptada la incineración del cuerpo, por lo que el entierro tiene lugar a los tres días. Se cree mucho en el más allá, sobre todo en los pueblos, y es curioso que se coloque un vaso de agua en la ventana de la casa del difunto durante los siguientes 40 días a la muerte; porque se cree que el espíritu se queda alrededor de su casa todo ese tiempo, y tiene que beber. Mis abuelas lo hacían», explica.

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En otro orden de tradiciones, en algunos pueblos del sur del país rumano todavía van más allá: «Hay muchas avistamientos de espíritus y creen que el alma vuelve para provocar algo malo a los vecinos. Con que un lugareño del pueblo afirme que ha visto al espíritu basta para desenterrar al difunto por la noche y clavarle una estaca en el corazón, como a los vampiros, para asegurarse. Parece de broma pero no lo es», añade.

Por último, también destaca que, tras el funeral de un ser querido, los asistentes disfrutan de la Coliva, un pastel de grano de trigo cocido, con nuez y una cruz de cacao, que se emplea en la liturgia ortodoxa para honrar a la persona fallecida.

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«Quemamos billetes de dinero falso para que el difunto tenga dinero en la siguiente vida»

Sandra Romero | Ecuador

«Algunos indígenas comen y beben en la propia tumba»

Vive en la ciudad desde hace 8 años, aunque ya residió otros 5 curso anteriormente, lidera la Asociación Ecuatoriana Reina del Cisne y colabora con la Asociación de Mujeres Migrantes Sin Fronteras. Romero argumenta que, en su Ecuador natal, el velorio se desarrolla de manera muy similar al que estamos habituados en España, todo ello para despedir al difunto. Sin embargo, sí que destaca ciertas particularidades propias del país ecuatoriano.

«Se da sepultura, no se incinera a la persona fallecida. Luego, donde se ha velado al difunto, que suele ser en el propio domicilio, se procede a las 9 noches de oración. El duelo se mantiene durante todo un año y los familiares se visten enteramente de negro», enumera Romero, de 40 años de edad.

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En este marco, el 2 de noviembre se erige en «un día muy importante» puesto que en Ecuador se celebra el Día de los Difuntos. «El sentido sagrado de este día es milenario, pero la entrada de la gastronomía en la celebración llega con la colonización. La práctica de comer en la tumba del difunto y beber la chicha es propia de muchas comunidades indígenas de la sierra ecuatoriana», describe.

Asimismo, también resulta muy popular la denominada 'Mesa de los Difuntos', un rito con el que los seres queridos rinden homenaje a la persona fallecida. «Se trata de poner sobre la mesa los alimentos que le gustaban al fallecido, sus comidas favoritas y compartir. También visitamos a los seres queridos y les ponemos flores en el cementerio, como en España. Les llevamos flores serenatas y, posteriormente, las familias se reúnen en sus hogares para compartirla tradicional colada morada, harina de maíz morada mezclada con distintas frutas; y las guaguas de pan, que suelen moldearse con forma de muñecos».

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El ataúd se transporta a hombro hasta el propio cementerio. e. c.

Tian-Shing Kuo Shih | Taiwan

«Se pone un templo en casa para honrarles y rezarles»

Se trata un pequeño estado insular situado a 180 kilómetros del extremo oriental de China. Sobre el papel sería un territorio más del gigante asiático, pero en muchos aspectos funciona como una nación independiente. Nuestro protagonista es de Miranda, donde se le conoce como Óscar, pero su familia proviene de Kaohsiung, la tercera ciudad más importante de Taiwan, donde la religión budista marca la práctica totalidad de los ritos funerarios.

«La tradición en Asia al fallecer un familiar tiene similitudes a las de aquí, se arregla a la persona fallecida y se lleva al velatorio, la cual puede durar varios días y es tradición encender incienso y quemar dinero (falso de papel) para que el fallecido tenga dinero en la otra vida. También se lleva comida y, normalmente, se incinera al cuerpo y se guarda el tarro en un templo», explica Kuo Shih.

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Otro de los rasgos identificativos de la cultura budista es que, una vez fenece el ser querido, «es típico tener en casa una foto de los fallecidos junto a un mini templo con velas falsas eléctricas que siempre están encendidas, como para honrarles y rezarles». Una suerte de homenaje continúo en el interior de los hogares, un altar en el que enfocar las oraciones pertinentes.

Por otra parte, Asia en general y Taiwan, en particular, también reservan un día en el calendario para acordarse de las personas que ya no están físicamente. El Día de los Santos se celebra a principios de abril, «ese día solemos subir al cementerio para rezar con incienso y solemos llevar comida, generalmente fruta, y flores. Es importante esperar a que se acabe el incienso antes de irse», concluye Kuo Shih.

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Altares budistas para orar a la persona que ha fallecido. e. c.

Saurabh Jha | India

«Tenemos que estar trece días sin poder salir del domicilio»

Titular de una empresa de importación y exportación de alimentos, CJ, como le gusta que le llamen, habita en Miranda y procede de la cultura hinduista. Con más de 1.100 millones de personas repartidas en todo el globo, resulta lógico que hayan surgido diferentes tendencias dentro de este sistema religioso, pero todas ellas comparten un severo número de rituales y tradiciones funerarias.

«Cuando alguien de nuestra familia en la India muerte, tenemos que pasar por muchos rituales. La esencia principal de estos ritos es ofrecer paz al alma del difunto», inicia CJ. Para ello, el primer paso del proceso consiste en llevar el cuerpo de la persona fallecida al śmaśāna, el campo de cremación, el segundo día. Posteriormente, tras una semana de oraciones por el alma del fallecido. Se quema el cuerpo.

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«Los primeros trece días después de la cremación son los días más importantes para los allegados. Las personas cercanas al difunto no pueden salir de la casa ya que se considera un mal augurio. Estos trece días permitimos que las personas que conocieron al difunto vengan a dar el pésame a la familia. Como ésta no puede salir de casa, los relativos y vecinos hacen mandados para ese hogar. Siempre hay personas para ayudarte en estos trece días ya que entienden la circunstancia por la que está pasando la familia», describe.

Varias culturas comparten la tradición de llevar comida al cementerio en el día de los difuntos

En otro orden de prácticas hindúes, en esta ocasión totalmente opuesta a la que promueven las religiones occidentales, cuando alguien muere «es importante usar ropa blanca». Asimismo, CJ nació en una zona de la India en la que, cuando fallece un ser querido, «los hombres se afeitan la cabeza para ofrecer sus condolencias al alma del difunto y se les pide a los hombres y mujeres que no usen joyas durante estos trece días».

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Por último, también cabe subrayar que, en el ámbito alimentario, «sólo se nos permite comer comida vegetariana, consumir alcohol o fumar en la casa se considera de mala educación; y el día número 13 se hace una última oración para despedir al alma del difunto». Como tal, India no tiene un día reservado para honrar a las personas fallecidas, «pero vamos al templo y ofrecemos comida a las personas desfavorecidas, para obtener sus bendiciones, en el aniversario de la muerte».

La comida está presente en las despedidas de muchas culturas. e. c.

Fatma Touati | Argelia

«Se lava el cuerpo y está prohibida la cremación»

Cada religión lleva asociada una forma de ver la vida y la muerte diferente al resto. En este contexto, el rito funerario musulmán puede ser el más estricto de todos los analizados hasta el momento. Para Fatma, una argelina que acaba de mudarse de Miranda a Vitoria, los ritos de su familia más allá de simples tradiciones culturales.

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En la religión islámica, la muerte es el comienzo de otro nuevo mundo y de la vida eterna, donde se premiarán los buenos actos y se castigarán los malos. «Se basan en las enseñanzas del Corán y de la Sunna, tradición del profeta Mahoma. Entienden la muerte como un acontecimiento natural y la vida como una preparación para la verdadera existencia que les espera cuando llega la muerte, un momento que decidirá Allah», explica la joven.

Así pues, tras el fallecimiento del ser querido, durante las primeras horas, se procede a bañar el cuerpo por parte de los miembros de la familia del mismo sexo. Si el cuerpo está en malas condiciones, puede llamarse a una casa fúnebre para que realice en su caso el trabajo de composición. Después del baño, se envuelve el cuerpo en una simple tela de algodón blanco llamada Kafan. «Sólo los considerados héroes pueden ser enterrados con la ropa con la que murieron», añade.

El siguiente proceso es la oración al aire libre, amigos y entorno cercano pueden dar las condolencias a la familia del fallecido. El entierro, llamado Al-dafin, se hace tradicionalmente sin ataúd y sólo pueden asistir los hombres. «El luto se expresa con el color blanco, el 'hidaad' es un periodo de tres días durante el cual queda prohibido utilizar vestimenta ostentosa y joyas. La cremación y los actos de lamento excesivos están prohibidos. El cuerpo debe mirar hacia la Mecca y no se suelen poner lápidas ni flores en la tumba».

Un permiso especial para poder tirar las cenizas al mar

Cada vez son más las familias, tanto españolas como de otras nacionalidades, que optan por incinerar a sus fallecidos en vez de optar por el tradicional entierro. Dentro de este campo, actualmente, para esparcir las cenizas del difunto en el mar se debe solicitar la autorización a la Dirección General de la Marina Mercante del Ministerio de Fomento y cumplir con unos requisitos determinados. Las cenizas no se pueden tirar al mar directamente, sino que deben ir en el interior de una urna especial, homologada y sea biodegradable. No obstante, no se suele otorgar permisos a los particulares, por lo que es recomendable contratar una empresa especializada, hacerlo sin garantías legales puede conllevar una multa de 900 euros.

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